Astrología III— El Significado de los eventos prenatales en las estrellas

Artículo: La revisión de la ciencia y la mística moderna. Septiembre de 1937

de Willi Sucher

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En el artículo anterior hemos descubierto, con la ayuda de la Regla Hermética, como es posible encontrar cierta constelación prenatal —es más, un sistema vivo de constelaciones en continua relación unos con otros.

Ahora será nuestra tarea traer estos hechos cósmicos para relacionarlos con la vida terrenal del ser humano. Comenzaremos con el caso de Richard Wagner. Entre el 15 de agosto 1812 (constelación de la Época prenatal) y 22 de mayo de 1813 (la fecha de nacimiento de Wagner) la Luna había dado diez vueltas completas alrededor del zodíaco y pasó por el estrecho espacio entre Sagitario y Acuario. También se tuvieron en cuenta las trayectorias de los planetas y del sol. Aquí encontramos la clave necesaria, que nos permite entrar de una manera real en estas relaciones.

La experiencia misma ha demostrado que los ciclos lunares en esta época prenatal son como imágenes reflejadas, por así decirlo, que predicen los ritmos posteriores de nuestra vida terrenal. Tomemos una vez más el ejemplo de Richard Wagner. En la constelación prenatal del 15 de agosto de 1812, la Luna tuvo su inicio en el signo de Sagitario, detrás del cual está la constelación de Escorpio. Siguiendo a la Luna en su curso posterior a través de 27,3 días, llegamos de nuevo a la Luna en Sagitario. El primero de los ciclos lunares prenatal está relacionado con el período de Wagner en la vida terrestre cuando él tenía de uno a siete años de edad. El ciclo lunar siguiente, llega una vez más después de 27,3 días al punto de partida en Sagitario, es un reflejo del periodo de la vida desde los siete hasta los catorce años. Cada uno de los ciclos lunares subsiguientes representa de esta manera un nuevo período de siete años. En los aproximadamente diez ciclos lunares prenatales, hay cerca de setenta años que están prefigurados (diez veces siete años). Los setenta años representan un cierto promedio ideal para la duración de la vida humana.

Esta relación de los ciclos lunares prenatales con los septenios de la vida terrenal posterior es algo [como concepto en la astrología] completamente nuevo. No tenemos, sin embargo, el intento de suplantar a otro tipo de relaciones que se pueden hablar en la astrología clásica. Por ejemplo, las denominadas direcciones astrológicas, representan otra forma de relacionar los acontecimientos en el cielo estelar a lo largo de la vida en el tiempo. Descripciones posteriores mostraran que este punto de vista también está justificado, ya que podremos reconocer su trasfondo espiritual con más profundidad.

Esta correspondencia del período prenatal con los ritmos posteriores da lugar a una imagen expresiva del drama de la vida humana. En el caso de Richard Wagner, al comienzo de cada nuevo ciclo, la Luna se sitúa una vez más en la constelación de Escorpio. De esto podemos deducir que esta personalidad, al comienzo de cada nuevo período de siete años de vida, por ejemplo, a los veintiún años, veintiocho y treinta y cinco años, tendrá que pasar por un difícil momento en su vida, Escorpio es difícil. Como veremos esto se confirma en cierta medida si tenemos en cuenta su biografía.

Sin embargo, por sí solos, los ritmos lunares nos darían indicios de algo que se repetiría monótonamente unas diez veces, de manera aburrida e invariable. Esto no es así debido a la acción de los otros planetas. Estos planetas, también, han tenido sus dramáticos encuentros y sus relaciones entre sí en el tiempo antes del nacimiento, por lo tanto, les da un carácter más individual a los repetidos ritmos regulares del ciclo lunar.

Tomemos, por ejemplo, el comienzo del sexto ciclo de la Luna en las constelaciones prenatales de Richard Wagner, el 30 de diciembre de 1812. Hasta este momento la Luna —a partir del 15 de agosto de 1812— ha completado cinco vueltas alrededor del zodíaco y está a punto de comenzar el sexto ciclo. Unos días más tarde, el 2 de enero de 1813, es Luna Nueva, es decir, la Luna pasa delante del Sol, que en este momento está en el signo de Capricornio. Al mismo tiempo, el Sol está en conjunción con Saturno, luego tenemos en el cosmos el cuadro siguiente: la Luna, el Sol y Saturno están en este momento uno detrás de otro, y todos ellos se encuentran en el signo de Capricornio, detrás del cual está la constelación de Sagitario.

En este momento, por lo tanto, está teniendo lugar algo de significación individual y única en el desarrollo prenatal, y como ocurre al principio del sexto ciclo lunar, se reflejará en los acontecimientos en la vida de Richard Wagner sobre el cambio del quinto al sexto período de siete años. Veremos que está confirmado, pero primero vamos a considerar un poco más los acontecimientos que de esta manera se llevaron a cabo en el mundo estelar durante el período prenatal.

Al comienzo del séptimo ciclo lunar, el 27 de enero de 1813, se produjo una conjunción de Saturno con Mercurio. Esto estaría relacionado con los cuarenta y dos años o cuarenta y tres de la vida de Wagner. Unos días más tarde, el 3 de febrero de 1813, Venus pasó ante Saturno. Por esta época la Luna ya se había ido más allá de su punto de partida en Sagitario, porque ahora estaba en Piscis, habiendo logrado dos septenios de un nuevo ciclo lunar. El tiempo de vida aquí indicado es, por lo tanto, de 42 + 2 años = 44 años. El dramático significado de este momento está indicado por la conjunción de Venus y Saturno. Por último, no mucho antes de su nacimiento —el 20 de abril de 1813— hubo una conjunción de Marte y Saturno. La luna ya había comenzado su décimo ciclo prenatal y paso por delante de Marte y Saturno en Capricornio. Esto nos recuerda el primer caso, cuando la Luna, Marte y Saturno estuvieron juntos, sólo que ahora está el Sol en lugar de Marte. Puesto que es al principio del décimo ciclo lunar, nosotros lo relacionamos con el año 64 de la vida de Wagner.

Otras múltiples relaciones de los planetas durante el período prenatal pueden ser observadas en la misma manera, porque hemos estado considerando sólo las conjunciones del Sol, Mercurio, Venus y Marte, respectivamente, con Saturno. Tomando en cuenta todos los demás aspectos, podemos tener una idea muy compleja. Hemos descubierto cuatro momentos esenciales:

Al lado de estos hechos cósmicos ahora debemos colocar la biografía real de Richard Wagner: En el año 1849, Wagner entró en una situación muy difícil. Él había tomado parte activa en la revolución que estalló en Dresde. Los revolucionarios fueron derrotados y Wagner se vio obligado a huir a Suiza, que fue el comienzo de un largo y arduo exilio para él. En su aspecto más externo, estos eventos estuvieron muy cerca de la destrucción de su existencia física, pero no es menos importante en su aspecto espiritual. En estos años, en la mitad de la vida de Wagner, es como si en este momento dos seres diferentes se unieran y lucharan uno contra otro en su interior. Wagner fue uno de esos hombres lo suficientemente fuerte y lo suficientemente valiente como para imprimir la realidad mítica superior de su verdadero yo en la común naturaleza humana inferior.

Estos dos —el hombre más inferior y el hombre superior que pertenece al futuro— estaban este año en una relación peculiar entre sí en la vida de Wagner. Su participación en el conflicto revolucionario es un síntoma de ello. Él llevaba en sí la firme voluntad de dar a luz una nueva forma de arte, que debería elevar al ser humano hacia arriba a un nivel nuevo de existencia. Sin embargo, en los muchos años de lucha y amarga decepción, hasta entonces, había experimentado todos los obstáculos para a los que una persona inferior está sujeta. En la convulsión radical del orden social existente, le pareció ver la preparación de las formas a lo largo de las cuales la humanidad debería elevarse a un nivel superior, en armonía con los ideales artísticos que sentía dentro de sí mismo. El curso de los acontecimientos demostró que esta suposición era incorrecta, y Richard Wagner tuvo que sufrir por ello. El año 1849 representa una incisión profunda en su vida. A partir de entonces, se puso a trabajar inexorablemente por la realización de su ideal artístico, dejando al hombre corriente, al ciudadano simplemente cívico, atrás. En efecto, en este momento la comunidad civil a la que había pertenecido le llevó al destierro y al exilio. Fue perseguido por la parte que había desempeñado en la revolución, y transcurrirían muchos años antes de que él pudiera volver a poner los pies en su suelo natal alemán.

Estos eventos, como he dicho, se reflejan en la conjunción del Saturno prenatal con el Sol en la constelación de Sagitario. ¿Cómo podemos relacionar esta situación en el destino del ser humano con los datos cósmicos? Las antiguas reglas astrológicas no nos van a servir aquí, porque se trata de una concepción astrológica totalmente nueva. Hay que buscar otras vías y métodos.

En primer lugar, vamos observemos que la conjunción tuvo lugar en la constelación de Sagitario, para lo cual se utiliza el símbolo ♐. Vamos ahora a tratar de entrar un poco más profundamente en el lenguaje simbólico de los signos zodiacales. La flecha de Sagitario indica algo así como un movimiento, una dirección que conduce hacia un objetivo determinado. Para hacer que el lenguaje más claro y más que vivo en nosotros, tal vez podamos transformar el símbolo en, por así decirlo un camino cuesta arriba empinado y sinuoso.

Saturno estuvo en la esfera de Sagitario durante todo el desarrollo embrionario de Wagner. Ahora, Saturno tiene el carácter de pesadez, que de hecho está relacionado con el plomo metálico. Es, sobre todo, el representante de destino; del destino inexorable en el curso del tiempo. Saturno en Sagitario, por lo tanto, indica un camino de desarrollo hacia un determinado objetivo, sin embargo, empinado, difícil e incluso doloroso. Entonces el Sol precede a Saturno, que tiene el centro y la periferia en perfecto equilibrio como se muestra en su símbolo . El sol regenta la constelación de Leo, conectada, como bien podemos imaginar, con un elemento de fuerza y ​​acción. El Sol en conjunción con Marte en Leo (como estuvo en la constelación de la época prenatal, el 15 de agosto de 1812) es una imagen real de la notable energía de la naturaleza de Wagner. La conjunción del Sol con Marte significa, en ese sentido, una mejora de la potencia activa, aparte de la importancia fisiológica de esta conjunción.

Por tanto, cuando el Sol pasa ante Saturno en Sagitario, se hace posible que esta gran energía en acción, dirigida como es el caso de Wagner hacia el ideal artístico del futuro de la humanidad, para ser purificado y transformado a un nivel superior. Esto es lo que sucedió en los acontecimientos de 1849.

De la misma manera, tendríamos que entender el pasaje de los otros planetas Mercurio, Venus, y Marte ante Saturno. Todas estas son imágenes de las etapas sucesivas de una manera ardua y cuesta arriba de destino, de los cuales, el genio vivo de Richard Wagner sin embargo fue capaz de dar a luz su verdadero poder creativo.

El paso de Mercurio ante Saturno está relacionado hablando aproximadamente con el año 1855, (ver la tabla). Wagner estaba en Zúrich en este momento. La tragedia de las tres mujeres que desempeñaron un papel decisivo en su vida estaba llegando a un punto crítico. En primer lugar, fue creciendo cada vez su distanciamiento con Minna Wagner, que hasta entonces había sido su fiel compañera, a su manera, a través de todas las dificultades de la vida. Las diferentes tendencias entre ellos les fueron distanciando cada vez más al uno del otro. Además, fue en esta época cuando Mathilde Wesendonk entró en la vida de Wagner en una forma profundamente impresionante. Tristán e Isolda es a la vez la imagen y el fruto de las profundas y trascendentales emociones que experimento con ella. Finalmente, fue en esos mismos años cuando Cosima Buelow entró en relación con él. Fue Cosima quien le ayudo a llevar su obra a una conclusión.

Mirando la vida de Wagner, de esta manera, nos lleva a un aspecto muy notable, que tal vez se puede indicar en un diagrama:

Fue en 1834-5 cuando Richard Wagner se unió con Minna Planer, quien se convirtió en su esposa. transcurridos aproximadamente 3 x 7 = 21 años desde entonces hasta el año 1855 del que ya hemos hablado. En el medio, estaban los acontecimientos de 1842 y 1849. En 1842, después de haber sufrido momentos de gran privación, Wagner regresó de París a Dresde, y 1849 fue el momento de su salida dramática de Dresden —su huida a Suiza. Al comparar los tres ciclos de siete años —como se indica en el dibujo— vemos que aproximadamente en la mitad del quinto período septenal (28-35) se produjo un punto de inflexión en la vida de Wagner.

Cada evento posterior es como una especie de reflejo de un evento correspondiente antes de este punto de inflexión, pero en un nivel más alto. Así, el regreso de París, donde no había sido bienvenido, aparece de nuevo en una forma modificada en el tramo de 1849. La primera experiencia con Minna Planer, en 1834, llega a su culminación en el año 1855. Podemos hacernos una idea de los abrumadores y profundos cambios interiores que deben haber tenido lugar en esta alma humana sobre la edad de 42 años, (es decir en 1855) cambios de los que sólo se puede hablar con gran reserva, pero que fueron sin duda de profundo significado para su creación. La posibilidad de estos cambios profundos estaba arraigada en todos aquellos eventos que fueron prefigurados en la vida prenatal en la conjunción de Mercurio y Saturno

El paso de Venus ante Saturno está relacionado de manera similar al año 1857, cuando los hechos a los que hemos hecho referencia en relación con Mercurio llegaron a su culminación, mientras que al mismo tiempo otro nuevo elemento aconteció el Viernes Santo de 1857, después de un largo período de oscuridad exterior e interior, Richard Wagner tuvo una profunda experiencia de una vida nueva en el Sol naciente, la apertura del tiempo de la primavera. Recordó de pronto como una vez antes de que le viniera el pensamiento del Viernes Santo había leído el Parsifal de Wólfram von Eschenbach. A partir de esta impresión rápidamente concibió su propio drama de Parsifal, destinado de manera única a coronar la obra de su vida.

Este evento encontró su reflejo en las constelaciones prenatales de Venus. El 15 de agosto de 1812, Venus estaba en conjunción con Júpiter en los primeros grados de la constelación de Cáncer. Pasando posteriormente ante Saturno, la influencia de Venus fue realzada a lo grande por las experiencias profundas y difíciles que estaban por venir en el año 1857, transformando así el símbolo de Cáncer (♋) en una imagen del Espíritu cósmico que viene de un pasado primitivo, pasando por el tiempo presente de la vida humana y elevándolo otra vez en el futuro cósmico de la Tierra:

El símbolo de cáncer también se puede tomar como una imagen de dos espirales pasando una en la otra, —una con un movimiento envolvente y la otra con un movimiento más evolutivo, lo que significa el pasaje perpetuo y viviente del pasado hacia el futuro.

Basta con seleccionar en el Parsifal de Wagner, los tres personajes de Titurel, Amfortas, el mismo Parsifal, y la imagen se vuelve viva. Titurel representa el pasado cósmico, Amfortas el momento actual de la evolución humana en medio de la crisis y el sufrimiento, y Parsifal el espíritu curativo del futuro de la Tierra, sostenido por el profundo poder del Santo Grial.

Parsifal fue para Richard Wagner el objetivo de su vida, que fue alcanzado tras una larga y pesada peregrinación: en 1882, cuando fue presentado el drama final por primera vez, su vida se había cumplido, y al año siguiente, en 1883, abandonó la Tierra. Este paso final hacia la perfección se refleja en la conjunción prenatal de Saturno y Marte, relacionados en virtud de los ciclos lunares para el año 1876-7. En el año 1876, se estrenó en Bayreuth El anillo del Ring. En 1877, termino el texto del poema de Parsifal. La primera interpretación completa de El anillo de los Nibelungos puede ser considerada como el punto culminante de una larga época en la evolución interna de Richard Wagner. Una vez más, fue la época de alrededor de tres veces siete años (1857-1877), y sólo cuando se terminó este período estaba en posición de finalizar el texto de Parsifal y comenzar a componer la música. Por lo tanto, Marte, que estaba en conjunción con el Sol en la época prenatal el 15 de agosto de 1812 que representa, por decirlo así, una síntesis superior de energía creativa, tuvo que esperar más tiempo para toda la realización. Sin embargo, por fin, esta iba a ser la coronación del trabajo de Richard Wagner.

Así, en la constelación prenatal de un ser humano, visto en relación con los ciclos lunares, tenemos algo así como un plan pre-calculado y profético de la vida terrestre que está a punto de comenzar. De hecho, es un organismo muy complejo tejido de las esencias espirituales del cosmos, formado de manera totalmente individual para cada vida humana que se incorpora en la naturaleza terrenal del ser humano. Tampoco funciona esta entidad delicada y cósmica en el ser humano como un mero poder abstracto o decreto del destino. Es una realidad viva, que ayuda a formar y moldear incluso el cuerpo físico. En sus efectos, se puede detectar este organismo de las estrellas incluso en la construcción de los órganos del cuerpo, en las enfermedades, y las tendencias a la enfermedad. Ella misma es un cuerpo que responde al cuerpo físico a un nivel superior. Podemos relacionarlo con lo que se conoce en el ocultismo como el cuerpo etérico.

Sin embargo, el cuerpo, tejido desde las fuerzas estelares, no es más que un plan pre-figurado de la llegada a la vida terrestre. Es como el mapa de un país. Podemos trazar nuestro camino en una dirección determinada, vinculándonos a nosotros mismos en cierta medida por esa determinación, sin embargo, por nuestra experiencia interior del paisaje nunca estamos obligados. A partir de las impresiones que recibimos de nuestros sentidos a medida que avanzamos en nuestro camino, podemos despertar en nosotros todo lo que la vida interior y la imaginación del alma hacen posible. Cuanto más vivos estamos, tanto más recibiremos. Así, también, no puede haber ninguna determinación absoluta del curso de la vida humana por el mundo de las estrellas.

Traducido por Gracia Muñoz en octubre de 2023

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