GA178bc1. Uso incorrecto y correcto del conocimiento esotérico

Rudolf Steiner — Dornach, 18 de noviembre de 1917

English version

Recordarán que hemos estado considerando desde varios puntos de vista, las afirmaciones asociadas actualmente por los psicoanalistas. El punto esencial era poner de manifiesto el hecho de que la idea del inconsciente que prevalece en el psicoanálisis carece de fundamento. Mientras persista esta idea, una idea puramente negativa, diremos que el psicoanálisis se aproxima con medios de conocimiento inadecuados, a un fenómeno de especial importancia para nuestro tiempo. Y debido a que los psicoanalistas están tratando de explorar la mente y el alma e investigar sus implicaciones en la vida social, debemos decir que su forma de abordar es mucho más significativa que cualquier otra cosa que los estudios académicos que ofrecen en este mismo campo. Por otro lado, debido a que el psicoanálisis está intentando, a través de la pedagogía y la terapéutica, y pronto, probablemente, a través de ideas sociales y políticas, influenciar profundamente a la vida humana, siempre deben valorarse muy seriamente los riesgos ligados a tal enfoque.

Ahora surge la pregunta: ¿qué es realmente lo que estos investigadores modernos no pueden alcanzar o no quieren alcanzar? Ellos reconocen que existe un elemento del alma al margen de la conciencia; lo buscan fuera de la conciencia; pero no pueden llegar al punto de reconocer el espíritu mismo.  El espíritu nunca puede ser atrapado por la idea del inconsciente, porque un espíritu inconsciente es como un hombre sin cabeza.  Ya he llamado la atención sobre el hecho de que hay personas, víctimas de ciertas condiciones histéricas, que cuando caminan por las calles ven a los demás solo como cuerpos, sin cabeza. Esa es una enfermedad definida. Así que entre los investigadores actuales hay algunos que creen que pueden discernir todo el espíritu, pero como suponen que es inconsciente, muestran que están bajo el engaño de que un espíritu inconsciente, un espíritu sin conciencia, sería encontrado por cualquiera que cruzara el umbral, ya sea en el sentido correcto, como se describe en el terreno de la investigación científico espiritual, o por el tipo de enfermedad anormal que atrae la atención de los psicoanalistas.

Cuando cruzamos el umbral de la conciencia, siempre entramos en un reino espiritual; si es un reino subconsciente o supraconsciente no hace ninguna diferencia. Siempre entramos en un ámbito donde el espíritu es en cierto sentido consciente, donde muestra una conciencia de algún tipo. Tenemos que descubrir las condiciones bajo las cuales prevalece una forma dada de consciencia; incluso debemos aprender a través de la Ciencia Espiritual la posibilidad de reconocer qué clase de conciencia tiene una espiritualidad particular.

Ya les he contado el caso de la señora que se va de una fiesta, corre delante de un carruaje de caballos y se ve obligada a tirarse al río y regresar a la casa que acaba de dejar, para volver a estar bajo el mismo techo del anfitrión, de quien ella está inconscientemente enamorada. En tal caso, no debería decirse que el espíritu que está fuera de la conciencia de la dama, el espíritu que la impulsa y dirige, es una parte inconsciente del alma: es altamente consciente. La conciencia de este espíritu demoníaco (que llevó a la dama de vuelta a su amante ilegal) es mucho más inteligente que la dama en su piso superior, debería decir, en su conciencia.

Y estos espíritus, que se encuentran siempre que el umbral de la conciencia se cruzan de una forma u otra, y allí son activos y potentes, no están inconscientes; ellos son muy efectivamente conscientes del propósito de sus propias actividades. La frase «espíritu inconsciente», tal como la usan los psicoanalistas, no tiene sentido: podría simplemente decir, si quisiera hablar meramente desde mi propio punto de vista, que toda la distinguida compañía sentada aquí es mi inconsciente, suponiendo que no supiera nada de ellos. Igual de poco se puede describir como «espíritus inconscientes» aquellos seres espirituales que están a nuestro alrededor, y que pueden echar mano de una personalidad, como en el caso del que les hablé hace una semana. Ellos no están inconscientes; están fuera del alcance de nuestra conciencia normal, pero son totalmente conscientes por su propia cuenta.

Es extraordinariamente importante —precisamente en conexión con la tarea de la Ciencia Espiritual en nuestro tiempo— estar al tanto de esto, porque el conocimiento del ámbito espiritual que se encuentra más allá del umbral, lo que significa un conocimiento de individualidades reales y conscientes, no es simplemente un descubrimiento de la Ciencia Espiritual actual; de hecho es un conocimiento primordial. En tiempos anteriores, llegó a través de la antigua y atávica clarividencia. Hoy debe alcanzarse gradualmente, por otros métodos. Pero el conocimiento de estos seres espirituales, que viven fuera de nuestra conciencia bajo condiciones diferentes a las nuestras, pero que tienen una relación duradera con los seres humanos y pueden apropiarse del pensamiento, sentimiento y voluntad de una persona, este conocimiento siempre ha existido.

Y dentro de ciertas hermandades, que siempre consideraron este conocimiento como una propiedad secreta, fue tratado como altamente esotérico. ¿Por qué fue esto así? Discutir esta pregunta completamente nos llevaría demasiado lejos en este momento, pero debe decirse que ciertas hermandades particulares estaban honestamente convencidas de que la gran mayoría de la gente no estaba preparada para este conocimiento. Y de hecho esto era verdad hasta cierto punto. Pero muchas otras hermandades, llamadas las de la izquierda, intentaron mantener este conocimiento para sí mismas, porque cuando es poseído por un pequeño grupo, les da poder sobre los otros que no lo tienen.  Y así se crean ciertos grupos que se esfuerzan siempre en asegurarse el poder sobre los demás. Por lo tanto, podría ocurrir que cierto tipo de conocimiento se considerara como una posesión esotérica, pero de hecho se utilizaba para obtener poder sobre una cosa u otra.

En este tiempo presente, es particularmente necesario tener mucha claridad acerca de estas cosas. Porque ustedes saben que desde 1879 la humanidad está viviendo en una situación espiritual muy especial. Los espíritus de las tinieblas, particularmente poderosos fueron arrojados del mundo espiritual al reino humano, y aquellas personas que de manera ilícita mantienen en secreto este evento como posesión de sus pequeños grupos son capaces de provocar todo lo posible por este medio. Ahora, ante todo, les mostraré cómo ciertos secretos que conciernen al desarrollo actual pueden aprovecharse indebidamente. Entonces deberán tener cuidado de llevar lo que voy a decir hoy, más bien en líneas históricas, a una estrecha conexión con lo que agregaré mañana.

Como todos ustedes saben, a menudo he llamado la atención dentro de nuestro movimiento al hecho de que este siglo debe llevar la evolución humana a una relación especial con Cristo, en el sentido de que durante este siglo —e incluso durante la primera mitad— se producirá el evento indicado en mi primer Drama Misterio: el Cristo aparecerá ante un número cada vez mayor de personas como un Ser verdadero e inmediatamente presente en el reino etérico. Ahora sabemos que estamos viviendo en la era del materialismo, y que desde mediados del siglo XIX este materialismo ha alcanzado su punto máximo. Pero en realidad los opuestos siempre caminan juntos. Precisamente, el punto álgido del materialismo está necesariamente acompañado de ese desarrollo interior que hace posible que el Cristo sea realmente visto en el ámbito etérico. Ustedes pueden entender que la revelación de este secreto, concerniente a la manifestación etérica de Cristo y a la nueva relación resultante de Cristo con la evolución humana, da lugar a resentimiento y mala voluntad entre los miembros de ciertas hermandades que deseaban hacer uso de este evento, de la aparición del Cristo etérico, para sus propios fines y no querían que se convirtiera en una propiedad común de la Humanidad.

Hay hermandades —y estas agrupaciones siempre influyen en la opinión pública diseminando esto o aquello de tal manera que moleste a la gente lo menos posible— que expresaron la idea de que el tiempo del materialismo pronto terminaría, o de que ya había llegado a su fin. Las pobres y lamentables «personas inteligentes» que hoy se promueven a través de tantas reuniones, libros y sociedades, la idea de que el materialismo ha terminado y que algo del espíritu está ahora al alcance, pero sin poder ofrecer a la gente más que la palabra «espíritu» y pequeñas frases de un tipo similar —estas personas están más o menos al servicio de aquellos que tienen interés en declarar lo que no es cierto: que el materialismo está en ruinas. Eso está lejos de ser cierto: por el contrario, la perspectiva materialista progresa y prosperara mejor cuando a las personas se les enseña que ya no son materialistas.  La perspectiva materialista está avanzando rápidamente y continuará avanzando durante unos cuatrocientos o quinientos años.

Lo esencial, como a menudo se ha enfatizado aquí, es ser claramente consciente de los hechos. La humanidad comenzará a recuperarse cuando, a través del trabajo en la vida del espíritu, las personas lleguen a conocer y ver en su verdadera luz el hecho de que la quinta época post-Atlante está destinada a crear un estado materialista del ser en la corriente general de la evolución humana. Pero tanto más, entonces, debe establecerse un estado espiritual del ser en oposición a este materialismo. Lo que la gente de nuestra época debe aprender es la necesidad de librar una lucha totalmente consciente contra el mal que se está abriendo paso en la evolución. Al igual que en la cuarta época, la lucha fue llegar a un acuerdo con el nacimiento y la muerte, ahora tenemos que aceptar el mal. Por lo tanto, el punto es captar la enseñanza espiritual con plena consciencia, no arrojar arena a los ojos de nuestros contemporáneos, como si el demonio del materialismo no estuviera allí. Aquellos que manejan estos asuntos de una manera honesta saben tan bien como yo sobre el evento de la aparición de Cristo, pero lo tratan de manera diferente. Y para entender esto, debemos prestar atención a lo siguiente.

Ahora que estamos viviendo en la quinta época post-Atlante, es un error decir, como a muchas personas les gusta decir cómodamente: «Durante esta vida entre el nacimiento y la muerte, lo mejor es entregarse a la vida; si después de la muerte entramos en un mundo espiritual se revelará lo suficientemente pronto  —o eso podemos esperar. Aquí y ahora disfrutaremos de nuestra vida, como si solo existiera un mundo material; si más allá de la muerte pasamos a un mundo espiritual, entonces sabremos si hay un mundo espiritual allí». Eso es tan inteligente como si alguien hiciera un juramento diciendo: «¡Tan cierto como que hay un Dios en el cielo, soy un ateo!». Sin embargo, hay muchas personas que lo toman literalmente: «Después de la muerte, sabremos cómo son las cosas allí. Hasta entonces, no hay necesidad de ocuparse de ningún tipo de conocimiento espiritual». Esta forma de pensar ha sido muy tentadora siempre, en todas las épocas, pero en nuestra época es particularmente desastrosa, porque la tentación de disfrutar de ella se acerca mucho a las personas debido al poder y la prevalencia del mal. Cuando en las condiciones actuales de la evolución un hombre atraviesa el portal de la muerte, lleva consigo la forma de conciencia que ha desarrollado entre el nacimiento y la muerte. Si se ha ocupado por completo de conceptos, ideas y experiencias del mundo material, del mundo de los sentidos, se condena a vivir después de la muerte en un entorno relacionado con esas ideas. Mientras que el hombre que ha absorbido conceptos espirituales entra al mundo espiritual de la manera correcta, el hombre que se ha negado a aceptarlos tendrá que permanecer atado a las relaciones terrenales en cierto sentido, hasta —y eso lleva mucho tiempo— que aprenda allí a absorber suficientes ideas espirituales para llevaras al mundo espiritual. En consecuencia, si hemos absorbido o no las ideas espirituales en esta vida se determina nuestro ambiente allí. Muchos de los —uno solo puede decirlo con simpatía— que se resistieron a las ideas espirituales durante esta vida, o se les impidió absorberlas, se encuentran vagando por la Tierra, todavía atados al reino terrenal. Y un alma en esta situación, ya no está separada de su entorno por el cuerpo, y el cuerpo ya no le impide trabajar de manera destructiva: tal alma, si continúa habitando en la esfera terrestre, se convierte en un foco destructivo.

Así vemos que en estos casos —podríamos llamarlos normales hoy en día— cuando las almas que no han querido tener nada que ver con las ideas y sentimientos espirituales, cruzan el umbral de la muerte, se convierten en focos destructivos, porque quedan retenidas en la esfera terrestre. Solo aquellas almas que en esta vida están impregnadas por una cierta conexión con el mundo espiritual pasan por la puerta de la muerte de tal manera que son aceptadas en el mundo espiritual, liberadas de la esfera de la Tierra, y son capaces de tejer los hilos que pueden enlazarse continuamente con los que han dejado atrás. Porque debemos ser claros al respecto: los hilos espirituales entre los muertos y aquellos que estaban cerca de ellos no se cortan con la muerte; permanecen y son mucho más íntimos de lo que fueron durante la vida.

Esto que he estado diciendo debe tomarse como una verdad muy seria e importante. Una vez más, no es algo que conozca yo solo; otros saben que así son las cosas en este momento. Pero hay muchos que hacen uso de esta verdad en un muy mal sentido. Porque si bien hay materialistas equivocados que creen que esta vida es la única vida, también hay iniciados que son materialistas y que diseminan enseñanzas materialistas a través de sus hermandades. No deben suponer que estos materialistas adoptan la débil opinión de que no existe el espíritu, o que los hombres no tienen almas que puedan vivir independientemente del cuerpo. Pueden estar seguros de que cualquiera que realmente haya sido iniciado en el mundo espiritual nunca sucumbirá a la necedad de creer solo en la materia. Pero hay muchos que tienen cierto interés en difundir el materialismo y tratan por todos los medios de asegurarse de que la mayoría de los hombres solo crean en el materialismo y vivan bajo su influencia. Y hay hermandades dirigidas por iniciados que tienen este interés. Se adaptan muy bien a estos materialistas cuando se dice constantemente que el materialismo ya se ha superado. Porque cualquier cosa puede promoverse hablando de ella en un sentido opuesto; a menudo son necesarias maniobras muy complicadas.

¿Cuáles son entonces los objetivos de estos iniciados, que en realidad saben muy bien que el alma humana es una entidad puramente espiritual, independiente del cuerpo, y sin embargo aprecian y cultivan la visión materialista en otras personas? Lo que quieren es que la mayor cantidad posible de almas absorba solo ideas materialistas entre el nacimiento y la muerte. Por lo tanto, estas almas están preparadas para permanecer en la esfera terrenal, y ser retenidas allí. Y ahora observen que hay hermandades que están equipadas para saber todo sobre esto. Estas hermandades preparan a ciertas almas humanas para permanecer después de la muerte en el reino material; luego organizan las cosas, y esto es posible por su infame poder, para que estas almas estén bajo la protección de su hermandad, y de ahí la hermandad adquiere una enorme fuerza. Así que estos materialistas no son materialistas, porque no creen en el espíritu; estos materialistas iniciados no son tan tontos como para hacer eso, y de hecho conocen lo suficiente la verdad sobre el espíritu, pero obligan a las almas humanas a permanecer atadas al reino material después de la muerte, para poder usar estas almas para sus propios fines. Así, estas hermandades construyen una especie de clientela de almas de entre los muertos que permanecen en la esfera de la Tierra. Estas almas tienen en ellas ciertas fuerzas que pueden ser guiadas de la manera más variada, y por este medio es posible alcanzar oportunidades bastante especiales para ejercer poder sobre aquellos que no están iniciados en estas cosas.

Como ven nada menos que ese es el plan de ciertas hermandades. Y nadie entenderá estos asuntos con claridad a menos que mantenga limpios los ojos y se nieguen a dejarse llevar por las sugerencias de que esas cofradías no existen o que sus actividades son inofensivas. De hecho, son extremadamente dañinas; la intención de estos iniciados es que los hombres sean llevados más y más al materialismo y deben llegar a creer que en realidad existen fuerzas espirituales, pero que éstas no son más que ciertas fuerzas de la naturaleza.

Ahora me gustaría describirles el ideal que estos iniciados persiguen. Es necesario un cierto esfuerzo para comprender estas cosas. Imagínense un mundo de personas inofensivas: están un poco engañadas por las ideas materialistas imperantes, un poco alejadas de las antiguas ideas religiosas bien fundadas. Imaginen esto: tal vez un diagrama sea útil.

f1c1

Aquí (círculo más grande) está el reino de seres humanos inofensivos. No tienen mucha claridad sobre el mundo espiritual; engañados por el materialismo, no están seguros de qué actitud adoptar hacia el mundo espiritual, y especialmente hacia aquellos que han pasado por la puerta de la muerte. Ahora consideren esto: aquí (círculo más pequeño) tenemos el reino de la hermandad que he descrito. Sus miembros se dedican a difundir la doctrina del materialismo; se están ocupando de que estas personas piensen en términos puramente materialistas. De esta forma, están entrenando a las almas para que permanezcan en la esfera terrestre después de la muerte. Estas almas se convertirán en una clientela de la logia; se pueden tomar las medidas apropiadas para mantenerlos dentro de la logia. Así, la hermandad ha creado una logia que abarca tanto a los vivos como a los muertos; pero son aquellos muertos que aun están relacionados con las fuerzas de la Tierra.

Luego se dispuso que debieran celebrarse las sesiones de espiritismo, tal como se celebraron durante la segunda mitad del siglo diecinueve. Entonces puede suceder —tengan en cuenta esto cuidadosamente— que lo que ocurre en las sesiones se dirige por la logia, con la ayuda de los muertos. Pero la verdadera intención de los maestros que pertenecen a las logias de ese tipo era que las personas no deberían saber que estaban tratando con los muertos, sino que deberían creer que estaban en contacto simplemente con las fuerzas superiores de la naturaleza. Debían quedar convencidos de que estas fuerzas superiores, las fuerzas psíquicas y similares, existen, pero que son fuerzas superiores de la naturaleza y nada más. Debían tener la idea de que, al igual que la electricidad y el magnetismo, también existen fuerzas superiores de un tipo similar. El hecho de que estas fuerzas provienen de las almas era precisamente lo que los líderes de la logia querían mantener oculto. De esta manera, las personas «inofensivas» gradualmente se volverían completamente dependientes en la vida anímica de la logia, sin saber que son dependientes o desde qué corriente son guiadas.

El único arma contra estos procedimientos es saber sobre ellos. Si sabemos sobre ellos, estamos protegidos; si los tomamos en serio y creemos en la verdad de nuestro conocimiento, estamos seguros. Pero no debemos tomar demasiado cómodamente la tarea de hacer que este conocimiento sea nuestro. Todavía no es demasiado tarde. A menudo he insistido en que estos asuntos se pueden aclarar solo por grados, y que solo por grados se pueden reunir los hechos esenciales para completar la imagen.

Como he dicho a menudo, en el transcurso del siglo XIX muchas hermandades introdujeron el espiritismo de forma experimental, para ver si habían llegado tan lejos con la humanidad como lo deseaban. Su expectativa era que en las sesiones espiritistas la gente considerara que estaban trabajando las fuerzas superiores de la naturaleza. Los hermanos de la izquierda quedaron muy decepcionados cuando la mayoría de la gente asumió, en cambio, que se estaban manifestando los espíritus de los muertos. Esta fue una amarga desilusión para estos iniciados; era justo lo que no querían. Querían privar a la humanidad de la creencia en la supervivencia después de la muerte. La eficacia de los muertos y de sus fuerzas debía permanecer, pero la idea correcta e importante de que las manifestaciones provenían de los muertos, eso debía suprimirse. Esta es una forma superior de materialismo; un materialismo que no solo desmiente al espíritu, sino que intenta arrastrarlo al reino material. El materialismo puede tener fuerzas que conducen a una negación de sí mismo. La gente puede decir: «El materialismo se ha terminado, ya estamos hablando del espíritu». Pero una persona puede seguir siendo un materialista completo si trata la naturaleza entera como un espíritu, de modo que de este proceso resulte el psiquismo. La única forma correcta es aprender a ver en el mundo espiritual real, el mundo de la espiritualidad real. Aquí tenemos el comienzo de una tendencia que cobrará fuerza a lo largo de los próximos cuatrocientos o quinientos años. Por el momento las hermandades malvadas han frenado, pero continuarán sus actividades a menos que se las detenga —y solo pueden detenerse si se supera la complacencia con respecto al mundo científico espiritual.

Por lo tanto, estos hermanos se excedieron en sus sesiones espiritistas: y en lugar de ocultarse, aparecieron. Esto les hizo darse cuenta de que su empresa no había ido bien. Por lo tanto, estas mismas hermandades se esforzaron, desde los años noventa en adelante, en desacreditar el espiritismo durante un tiempo. En este camino, como ven, por medios espirituales se logran resultados muy incisivos. Y el objetivo de todo esto era obtener un mayor poder y así aprovechar las condiciones que deben darse en el curso de la evolución humana.

Hay algo que funciona en contra de esta materialización de las almas humanas, este exilio de las almas en la esfera terrenal. Las logias existen en la Tierra, y si las almas deben manifestarse y ser usadas en las logias, deben mantenerse en este exilio terrenal.  El poder que actúa en contra de estos esfuerzos para operar a través de las almas en el ámbito terrenal es el impulso del Misterio del Gólgota. Y este también es el impulso sanador que actúa en contra de la materialización de las almas. Ahora el camino tomado por Cristo está completamente fuera de las voluntades e intenciones de los hombres. Por lo tanto, no hay ningún hombre en ninguna parte, ni ningún iniciado, cualquiera que sea su conocimiento, que pueda influir en las acciones de Cristo que en el transcurso del siglo XX llevará esa apariencia de la cual he hablado a menudo y que pueden encontrar indicado en mis Dramas Misterio, eso descansa completamente solo en Cristo. El Cristo estará presente como un Ser etérico dentro de la esfera de la Tierra. La pregunta para los hombres es cómo deben relacionarse con él. Nadie, ni el más poderoso iniciado, tiene ningún tipo de influencia sobre esta apariencia. ¡Vendrá! Les ruego que lo mantengan firme. Pero se pueden tomar medidas con el objetivo de velar para que este evento de Cristo sea recibido de una manera u otra y tenga tal o cual efecto.

De hecho, el objetivo de esas hermandades de las que he hablado, que desean confinar a las almas humanas en el ámbito material, es que el Cristo debe pasar desapercibido en el siglo XX; que su venida como una individualidad etérica no debe ser experimentada por los hombres. Y este esfuerzo toma forma bajo la influencia de una idea bastante definida y un propósito bastante definido. Estas hermandades quieren apoderarse de la esfera de influencia de Cristo, que debería extenderse cada vez más ampliamente durante el siglo XX, hacia otro ser —del que hablaremos luego con mayor precisión—. Hay hermandades occidentales que quieren cuestionar el impulso de Cristo y establecer en su lugar otra individualidad que nunca ha encarnado, una individualidad etérica, pero fuertemente ahrimánica.

Todos estos métodos que les he contado, esto de trabajar con los muertos, etc., tienen finalmente un solo propósito —alejar a las personas del Cristo que ha pasado por el Misterio del Gólgota, y asignarle a otro ser el dominio sobre la Tierra. Esta es una batalla muy real, no un asunto de conceptos abstractos; una verdadera batalla que tiene que ver con el establecimiento de otro ser en lugar del Ser de Cristo por el resto de la quinta época post-Atlante, la sexta época y la séptima. Una de las tareas de un desarrollo espiritual sano y honesto será destruir y eliminar tales esfuerzos, que son anticristianos en el más alto grado.  A este otro ser, a quien estas cofradías quieren establecer como gobernante, se le llamará «Cristo»; sí, realmente lo llamarán «¡Cristo!». Y será esencial que las personas aprendan a distinguir entre el verdadero Cristo, que esta vez no aparecerá en la carne, y este otro ser que está marcado por el hecho de que nunca ha encarnado en la Tierra. Es este ser etérico que estas cofradías quieren establecer en el lugar de Cristo, para que el Cristo pase desapercibido.

Aquí tenemos un lado de la batalla, que se ocupa de falsificar la apariencia de Cristo durante el siglo XX. Cualquiera que mire la superficie de la vida y preste atención a todas las discusiones externas acerca de Cristo y la pregunta de Jesús, etc., no sabe nada de los hechos más profundos. Todas estas discusiones solo sirven para ocultar los problemas reales y alejar a las personas de ellos. Cuando los teólogos discuten acerca de «Cristo» de esta manera, siempre está funcionando una influencia espiritual de algún lugar, y estos hombres doctos de hecho están promoviendo objetivos y propósitos bastante diferentes de aquellos de los que están conscientes.

Este es el peligro de la idea del inconsciente: conduce a un pensamiento poco claro sobre todas esas conexiones. Mientras que las fraternidades malvadas persiguen sus objetivos muy conscientemente, estos objetivos nunca entran en la conciencia de las personas que se involucran en todo tipo de discusiones superficiales. Perdemos la verdad de estas cosas hablando del «inconsciente», ya que este llamado inconsciente está simplemente más allá del umbral de la conciencia ordinaria, y es la misma esfera en la que alguien que conoce estas cosas puede manipularlas. Aquí tenemos un lado de la situación: varias hermandades realmente desean sustituir el trabajo de Cristo por el trabajo de otro ser y están listas para utilizar cualquier medio para lograrlo.

Por otro lado, hay ciertas cofradías orientales, especialmente las hindúes, que quieren intervenir no menos significativamente en la evolución de la humanidad. Pero tienen un propósito diferente: nunca han desarrollado un método esotérico para lograr algo atrayendo las almas de los muertos al ámbito de sus logias: eso está muy lejos de sus objetivos. Pero a su manera tampoco quieren que los impulsos del Misterio del Gólgota trabajen en el curso de la evolución humana. Como los muertos no están a su disposición, como lo han hecho algunas de las hermandades occidentales que he mencionado, no desean suplantar al Cristo, que debe aparecer como una individualidad etérica durante el siglo XX, por alguna otra individualidad; para eso necesitarían a los muertos. Pero ellos quieren distraer la atención de Cristo; para evitar que el cristianismo se eleve a la supremacía; oscurecer la verdad sobre Cristo, que pasó por el Misterio del Gólgota después de su única encarnación de tres años en la Tierra, y que no puede encarnarse nuevamente en la Tierra. Estas hermandades no quieren controlar a los muertos en sus logias: en lugar de los muertos, emplean seres de otro tipo.

Cuando el hombre muere, abandona su cuerpo etérico, que como ustedes saben se separa del cuerpo físico, poco después de la muerte, y luego normalmente se entrega al cosmos. Este es un proceso algo complicado; lo he descrito de varias maneras. Pero antes del Misterio del Gólgota, algo más era posible, e incluso después aún fue posible, especialmente en Oriente. Cuando un hombre entrega su cuerpo etérico después de la muerte, ciertos seres pueden vestirse en él y convertirse en seres etéricos con la ayuda de estos cuerpos etéricos de los hombres muertos. Esto es lo que sucede en Oriente: los seres demoníacos son tentados a vestirse en los cuerpos etéricos que los hombres han desechado; y son estos espíritus quienes son atraídos a las logias orientales.  Las logias occidentales, por lo tanto, tienen a los muertos que son desterrados a la materia; las logias orientales de la izquierda tienen espíritus demoníacos, espíritus que no pertenecen a la evolución de la Tierra, pero que se insinúan a sí mismos incorporándose en los cuerpos etéricos descartados de los hombres muertos. , pero que se infiltran en ella revesti­dos de los cuerpos etéreos desechados por los hombres.

Exotéricamente, se llega a ello transformando ese hecho en veneración. Una de las artes  de ciertas hermandades, ustedes ya lo saben, es  la creación de fantasías, ya que cuando los hombres desconocen el  alcance de la ilusión que existe en la realidad, es fácil engañarles provocándosela artificialmente: lo que se quiere  lograr se disfraza, pues, de veneración.

Imaginen un grupo de personas, un grupo afín, a quienes digo que han de venerar a un antepasado suyo, después de que yo, por medio de mis poderes de hermano «maligno», ya he conseguido que una entidad demoníaca se revista con el cuerpo etéreo de ese antepasado.  El antepasado es simplemente su cuerpo etéreo del que se apoderó el demonio gracias a las maquinaciones de la logia.  Así, se implanta la veneración a los antepasados, puras entidades demoníacas en el cuerpo etéreo de uno de ellos.

Los pueblos orientales pueden desviarse del Misterio del Gólgota mediante métodos como estos. El resultado será que para los pueblos orientales —o tal vez para la gente en general, ya que ese es el objetivo final— la manifestación de Cristo en nuestro mundo terrenal pasará desapercibida. Estas logias orientales no quieren sustituir a Cristo; solo quieren que la aparición de Cristo Jesús no sea notada. Por lo tanto, hay un ataque a dos bandas contra el Impulso de Cristo que se manifestará en forma etérica durante el siglo XX; y esta es la situación en la que nos encontramos hoy. Las tendencias particulares son siempre el resultado de lo que están generando los grandes impulsos en la evolución humana. Por eso es tan triste escuchar continuamente decir que las influencias del inconsciente, del llamado inconsciente, son un efecto del amor reprimido o algo similar, cuando de hecho las influencias de una espiritualidad altamente consciente están operando en la humanidad de todos lados, mientras permanecen relativamente inconscientes si no se les presta atención consciente.

Ahora debemos traer algunas consideraciones adicionales. Los hombres con buenas intenciones para el desarrollo de la humanidad siempre han tenido en cuenta las actividades que acabo de describir y han hecho todo lo posible —y ningún hombre puede o debería esperar que se haga más— para arreglar las cosas.

Un hogar particularmente bueno para la vida espiritual, protegido contra todas las ilusiones posibles, fue Irlanda, la isla de Irlanda, en los primeros siglos cristianos. Más que cualquier otro lugar en la Tierra estaba protegida de ilusiones; y es por eso que tantos misioneros del cristianismo salieron de Irlanda en esos primeros tiempos. Pero estos misioneros debían tener en cuenta a la gente sencilla entre quienes trabajaban, porque los pueblos de Europa eran muy simples en aquellos días —y también para comprender los grandes impulsos detrás de la evolución humana. Durante los siglos IV y V, los iniciados irlandeses trabajaron en Europa central y la prepararon para las demandas del futuro. De alguna manera, estaban bajo la influencia del conocimiento iniciado que en el siglo XV —en 1413, como saben— iba a comenzar la quinta era post-Atlante.

Por lo tanto, sabían que tenían que prepararse para una época completamente nueva y, al mismo tiempo, proteger a las personas inocentes e ingenuas. ¿Qué hicieron para mantener a las personas simples de Europa protegidas y encerradas, de modo que ciertas influencias dañinas no pudieran alcanzarlas?. El curso de los acontecimientos fueron guiados, desde fuentes bien instruidas y honorables, de tal manera que, gradualmente, todos los viajes que antes se habían hecho desde tierras del norte hasta América, llegaron a su fin. Mientras que en tiempos anteriores los barcos habían navegado a América desde Noruega para ciertos propósitos —diré más de esto mañana—, gradualmente se arregló que América debería ser olvidada y perder la conexión. En el siglo XV, en efecto, los pueblos de Europa no sabían nada de América. Desde Roma fue de donde se orientó la evolución a fin de proteger la población europea de las influencias que  emanaban del continente americano.  Y los monjes procedentes de Irlan­da, los iniciados irlandeses dedicados a la cristianización del continente europeo, jugaron un papel decisivo en la salvaguarda de sus habitantes contra las influencias americanas.

Solo cuando comenzó la quinta época post-Atlante, América fue nuevamente «descubierta», como dice la historia. Pero, como ustedes saben muy bien, gran parte de la historia que se enseña en las escuelas es  «fábula convenida», y una de estas fábulas es que América fue descubierta por primera vez en 1492. De hecho, solo fue redescubierta. La conexión había sido borrada por un período, como el destino requería.   Pero debemos conocer la verdad de estas circunstancias históricas y cómo fue que Europa estuvo cubierta y cuidadosamente protegida de ciertas influencias que no debían entrar.

Estos son medios por los cuales la conciencia se va despertando gradualmente. Los hechos y eventos confirman lo que digo; solo ellos no deben ser pasados por alto. La gente se abre camino ciegamente a través de los acontecimientos, a través de catástrofes trágicas como la actual. Me gustaría primero impresionarles el aspecto histórico de estos asuntos y mañana hablaremos de ellos con mayor detalle.

Quiero agregar un punto más. Habrán visto por mis explicaciones cuán grande es la diferencia entre Occidente y Oriente en relación con la evolución de la humanidad. Algo más a destacar: los psicoanalistas hablan del subconscien­te, de la vida anímica subconsciente, que no es lo importante, porque no se trata de divagar sobre estos asuntos; ya que lo esencial es: ¿Qué pasa más allá del umbral de la conciencia? ¿Qué hay en ese umbral? Muchas cosas existen, desde luego, en ese umbral; mas para sí mismas, son plenamente conscientes.  Lo que hay que enfocar es qué clase de espiritualidad consciente existe más allá del umbral de la conciencia; espiritualidad consciente, no espiritualidad inconsciente,  ¡Hemos de darnos cuenta que el hombre sabe mucho más de lo que registra su con­ciencia ordinaria!  —de hecho, mal nos iría si tuviéramos que ser conscientes de todo. ¡Imagínense cómo debemos hacer frente a la comida y la bebida si tenemos que familiarizarnos con todos los procesos fisiológicos y biológicos que ocurren desde el momento en que tragamos un trozo de comida!. En todo lo que procede inconscientemente, las fuerzas espirituales están trabajando allí, incluso en el ámbito puramente fisiológico. Pero estarán de acuerdo en que no podemos esperar para comer y beber hasta que hayamos aprendido todos los detalles. Es lo mismo con muchas otras cosas: por mucho, la mayor parte de nuestro ser está inconsciente o, mejor dicho, subconsciente.

Ahora lo peculiar es que este subconsciente dentro de nosotros es invariablemente tomado por otro ser. Por lo tanto, no somos solo una unión de cuerpo, alma y espíritu, llevando un alma independiente en nuestro cuerpo a través del mundo, sino que poco antes del nacimiento otro ser toma posesión de nuestras partes subconscientes. Este ser subconsciente nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. En cierta medida, podemos describir este ser diciendo que es muy inteligente y está dotado de una voluntad que está estrechamente relacionada con las fuerzas de la naturaleza. Debo enfatizar otra particularidad de este ser —incurriría en el peligro más grave si, bajo las condiciones actuales, acompañara al hombre hasta la muerte. En este momento no puede hacerlo; por lo tanto, desaparece poco antes de la muerte para salvarse; sin embargo, retiene el impulso de ordenar la vida humana de tal manera que es capaz de conquistar la muerte para sus propios fines. Sería terrible para la evolución humana si este ser que se ha apoderado del hombre fuera capaz de vencer a la muerte y, al morir con el hombre, pasar a los mundos en los que el hombre entra después de la muerte. Este ser siempre debe despedirse del hombre antes de morir, pero en muchos casos esto es muy difícil de hacer, y resultan todo tipo de complicaciones. Por el momento, lo importante es saber que este ser, que tiene su dominio enteramente dentro del subconsciente, está extremadamente dependiente de la Tierra como un organismo completo.

La Tierra es muy diferente de lo que dicen los geólogos, mineralogistas o paleontólogos al respecto; la tierra es un ser vivo de principio a fin. Estos científicos solo se ocupan de su parte mineral, su esqueleto; y su esqueleto es todo lo que percibimos normalmente. Esto es casi lo mismo que si entraran a este salón y, a través de un cambio especial en la visión, solo pudieran ver los huesos de las personas reunidas aquí. Imagínense que entran por la puerta y solo ven los esqueletos que están sentados en las sillas: no es que fueran nada más que huesos —eso iría demasiado lejos— pero que solo pudieran ver los huesos, como un aparato de rayos X. Eso es lo que la geología ve de la Tierra —solo su esqueleto. Pero la Tierra es más que un esqueleto: es un organismo vivo, y desde su centro envía fuerzas particulares a cada punto y región en su superficie.  Las energías que ascien­den procedentes de la Tierra son como irradiaciones de un orga­nismo vivo; y según que el hombre viva en este o aquel lugar. Su alma no está directamente influenciada por estas fuerzas, ya que su alma inmortal es en gran medida independiente de las condiciones de la Tierra, y solo puede depender de ellas mediante artes especiales como las que he descrito hoy. Pero a través del otro ser, que se apodera del hombre antes del nacimiento y tiene que dejarlo antes de la muerte, estas diversas fuerzas terrestres trabajan con especial fuerza en las variedades raciales y geográficas de la humanidad. Así es en este «doble» (Doppelgänger), que el hombre lleva dentro de sí mismo, donde las diversidades geográficas y de otro tipo ejercen una influencia especial.

178bc2

Esto es extraordinariamente importante. Mañana veremos cómo se influye en el «doble» desde varios puntos de la Tierra y cuáles son sus consecuencias. Ya he indicado que tendrán que poner en conexión lo que he dicho hoy con lo que voy a decir mañana, ya que una conferencia apenas puede entenderse sin la otra.

Tenemos que tratar de asimilar las ideas que están más seriamente relacionadas con la realidad total en la que vive el alma humana, de acuerdo con su propia naturaleza. Esta realidad atraviesa varias metamorfosis, pero la forma en que ocurren estos cambios depende en gran medida de los seres humanos. Y se produce un cambio significativo si la gente se da cuenta de cómo las almas humanas, según absorban conceptos materialistas o espirituales entre el nacimiento y la muerte, son exiliadas a la Tierra o pasan a sus esferas legítimas. Tenemos que conseguir cada vez más claridad con estos conceptos pues sólo así encontraremos la correcta relación con el mundo en su conjunto; y nos aproximaremos más y más a esa correcta relación.  Esta actitud no sólo es inherente a un movimiento espi­ritual abstracto, sino que, en nuestro caso, se integra en un movimiento espiritual muy concreto, que toma en cuenta la existencia espiritual de una suma de individualidades.

Es una gran satisfacción para mí que estos debates, que son especialmente importantes para aquellos de nuestros amigos que han cruzado ya el umbral de la muerte pero que todavía son miembros fieles de nuestro movimiento, puedan llevar a cabo como una realidad que nos une más y más profundamente con ellos. Digo esto hoy porque nos corresponde pensar con amoroso recuerdo a la Sra. Stinde. Ayer fue el aniversario de su muerte, y con un recuerdo especialmente amoroso, pensamos en alguien que esta tan íntimamente ligada a nuestro Edificio, [El primer Goetheanum, luego destruido por el fuego y reemplazado por el presente Goetheanum actual] y cuyos impulsos están tan íntimamente conectados con los suyos .

Traducido por Gracia Muñoz en Noviembre de 2017.