El cambio de siglo — Saulo / Pablo

Del libro Curso de Cosmología — Conferencia única dada a Holt Grange, Inglaterra, 22 de agosto 1969

Por Willi Sucher

English version

Al mirar el cambio de siglo, podemos demostrar cómo la nueva sabiduría estelar puede ser provechosa para la humanidad presente y tal vez podamos abrir perspectivas respecto a la humanidad del futuro. Ahora estamos en el último tercio del siglo XX, (año 1969) y nos preguntamos: «¿Qué ha significado este siglo para la humanidad del pasado y del futuro?» Sabemos que, en épocas anteriores, las grandes religiones de todo el mundo elevaban sus preguntas al cosmos. Se dirigían al Sol, y recibían las respuestas a través de la Luna. Buscaban las respuestas a sus preguntas en el espacio cósmico. Esos tiempos ya han pasado y ya no tiene sentido prolongarlo. Tenemos que conseguir una nueva manera de hablar con las estrellas. Y lo primero que tendríamos que hacer es aprender el lenguaje. Podemos empezar a hablar con las estrellas en el nivel del tiempo, no del espacio, y esto es lo que podemos conseguir de alguna manera si trabajamos juntos.

El final del siglo, el año 2000, está marcado por un acontecimiento notable en el cosmos. Se trata de una conjunción conocida en la historia como la Gran Conjunción. El hecho no es más que la reunión (o conjunción) de dos planetas: Saturno el que conoce y guarda el pasado, el que se encarga de que el pasado no se olvide y que todo lo que está en marcha en este universo como orden divino se mantenga vivo, y Júpiter, el gran preparador del futuro, el elemento del cosmos que ayuda o trata de ayudar a la humanidad a llevar sus ideas a la práctica. Para ello necesitamos a Júpiter, al igual que necesitamos un hígado en nuestro organismo, que es el químico en nuestro cuerpo. Estos dos planetas se encuentran, en cierto modo, en los cielos. En estos momentos Júpiter se encuentra en oposición a Saturno.

Los dos planetas Saturno y Júpiter se mueven muy lentamente. Saturno tarda unos 29 años y medio en dar la vuelta al Zodíaco, y Júpiter tarda cerca de 12 años en completar su órbita. Si estudiamos estas conjunciones, descubrimos que se producen en un ritmo de 20 años, sin embargo, estas conjunciones se llevan a cabo en diferentes partes del Zodíaco. Por ejemplo, si miramos a través de este siglo, descubriremos que en el año 1901 los dos planetas se encontraron en la constelación de Sagitario (es decir, la constelación que vemos en el firmamento de las estrellas fijas, y cuyo signo ahora es capricornio), 20 años después volvieron a encontrarse, pero esta vez en la constelación de Leo, justo pasando de Leo a Virgo, y 20 años después (1940-41) se reunieron en la constelación de Aries.

Si seguimos investigando y calculando, descubrimos que en 1961 se juntaron una vez más, pero esta vez en el mismo lugar donde lo hicieron en 1901. Por lo tanto, después de aproximadamente 60 años se volverán a encontrar en la constelación de Sagitario.

Así que podemos dibujar un gran triángulo en el cosmos. Estos dos planetas se reúnen, en diferentes lugares del zodiaco y se alternan de acuerdo con un ritmo de 60 años. En el año 2000, también se llevará a cabo una Gran Conjunción, y esto ocurrirá en el punto de cruce de la constelación de Aries a Tauro –como en 1940-41-. Así que ya ven, tenemos un evento en este fin de siglo en el que la totalidad de este siglo apunta hacia o nos conduce a un punto, por así decirlo. Por otra parte, también se proyecta al futuro, al próximo siglo. Podríamos decir en realidad que este evento del año 2000 es de gran importancia para los tiempos venideros.

Si somos muy precisos, descubrimos que la gran conjunción de Júpiter y Saturno, que tuvo lugar, durante la guerra en 1940-41, en la constelación de Aries, se unirán de nuevo en la transición de Aries a Tauro en el año 2000. Podemos ver que los tres puntos del triángulo se mueven gradualmente muy lentamente, a unos 10 grados del arco, en 60 años. Así, en el transcurso del tiempo se mueven a través de las constelaciones del Zodíaco, y también podemos volver al pasado y calcular, siempre en intervalos de unos 60 años, lo que nos revelara la historia detrás de cada una de estas tres grandes Conjunciones.

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Si seguimos la Gran Conjunción del 2000 a través del tiempo, descubrimos cosas que nos llenan de fuerza para continuar investigando. Ya ven, ahora nos fijamos en el tiempo, no en el espacio sino en el tiempo. Es en el tiempo donde encontramos las respuestas que necesitamos para llevar a cabo nuestra vida en este planeta, y si retrocedemos lo suficiente, descubrimos que esta Gran Conjunción tuvo lugar en el año 34 DC.

En el 33 DC, ocurrió el Misterio del Gólgota: la crucifixión tuvo lugar el 3 de abril, la resurrección ocurrió el domingo siguiente al 5 de abril, Domingo de Pascua, y ¿qué sucedió entonces? Si leemos los Hechos de los Apóstoles, nos encontraremos con la historia de la conversión de San Pablo. En realidad, su nombre era Saulo y estaba iniciado en el esoterismo hebreo. Él sabía de la venida del Mesías, pero abandono a Cristo después de la muerte en la cruz, porque no pudo aceptar que el Mesías verdadero fuese crucificado, ejecutado de manera miserable en la cruz. ¿Cómo podía ser el Mesías que, según algunas tradiciones, era el que liberaría a los judíos del yugo romano, etc.? ¿Cómo podía ser posible? Así que, para él, este no era el Mesías.

Los cristianos encontraban que esta afirmación estaba totalmente justificada pero que era errónea, por lo que comenzó a perseguirlos. Estuvo presente en la lapidación del primer mártir cristiano, San Esteban, y luego el consejo judío de Jerusalén lo autoriza a ir a Damasco para continuar con el trabajo de depuración, de la eliminación de esta secta cristiana. Entonces sabemos lo que sucedió: «… y de repente había a su alrededor una luz brillante, un brillo del cielo … y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues» Saúl llegó a la Puerta de Damasco (Hechos IX). Fue entonces cuando se dio cuenta de que Cristo estaba presente y había resucitado, el Mesías estaba presente y había resucitado. Este fue el gran punto de inflexión en su vida. Después se dirigió a la humanidad occidental, como el gran apóstol del cristianismo. Así como los olivos crecen en torno al mar Mediterráneo, así crece el mensaje de Cristo resucitado. Su énfasis estaba en la Resurrección. Él dijo: «… Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe; aún estáis en vuestros pecados» (I Corintios 15-17). Como podemos ver, este es el antepasado del evento que tendrá lugar en el año 2000.

Entretanto la conjunción volvió a intervalos de aproximadamente 60 años. Podemos seguir la historia de la humanidad a través del tiempo, de acuerdo a este ritmo, pero quiero destacar un evento, porque caracteriza muy bien esta Gran Conjunción, de Saturno y Júpiter.

En el año 869 DC, Saturno y Júpiter estaban en conjunción en los cielos, y este año realmente se destaca en la historia de la humanidad occidental. Fue el año en que la iglesia celebro el Concilio de Constantinopla, en el que sucedió algo de extrema importancia. En este concilio se sintieron obligados a declarar, en términos muy complicados, por cierto, que el ser humano ya no era un ser de cuerpo, alma y espíritu, como se enseñaba en todos los misterios de la antigüedad. El ser humano consistía solo en cuerpo y alma, con algunos atributos espirituales, y eso era todo. En otras palabras, como dijo Rudolf Steiner, se descartó el espíritu de los seres humanos. Lo que ocurrió en el año 869 DC es parte de la conjunción en los cielos, que exige a la humanidad que tome decisiones. Es un reto de los cielos, y responsabilidad de la humanidad que trabaja aquí en la Tierra.

Como podemos ver, se trata de la cuestión —y siempre será una cuestión— de si Saulo se convertirá en Pablo. Esta es una respuesta a los problemas del presente siglo. Podemos ver todo lo que ha sucedido a nuestro alrededor en el curso de este siglo, y podemos formular esta pregunta: ¿Saulo se convertirá en Pablo, o seguirá persiguiendo el cristianismo, el verdadero cristianismo? Porque alguien puede decir que es cristiano y, sin embargo, puede luchar contra Cristo. Esto se puede demostrar. Así que nos encontramos en este siglo, con esta gran pregunta, esta experiencia de Pablo en la Puerta de Damasco. Es la más importante, ¿por qué?

Volvamos a calcular en el tiempo. Estamos haciendo una pregunta y podemos esperar la respuesta en el ámbito del tiempo. Pero ¿Cómo podemos hacerlo?

 Bueno, ahora hacemos un cálculo simple:

  • la órbita de Saturno = 29,4577 años x 32,28 (Vida de Jesús Cristo) = 950.895 años
  • 895 años + 33.25 (Gólgota, 3 de abril del año 33 DC) = 984.145 AD
  • 145 AD + 950.895 = 1935.040 AD (6 de enero de 1935).

Me explico: imaginen la vida de Cristo Jesús al cabo de 33 años. El nacimiento tuvo lugar justo en el momento crucial de la nueva era. Astronómicamente hablando es el año cero. Después la crucifixión tuvo lugar en el año 33. Si contamos exactamente, llegamos a la cifra de 32,28 años que pasaron entre el nacimiento de Jesús y la muerte en la cruz.

Ahora vamos a tomar la cifra de 32,28 como una cantidad, un Ser, algo que está lleno de acontecimientos, como podemos recordar en los Evangelios y otras informaciones. Estos eventos ocurrieron en el organismo de Cristo Jesús. En términos de la ciencia espiritual, podríamos decir que se han incorporado o inscrito, en el cuerpo etérico de Cristo. Normalmente, el cuerpo etérico de un ser humano se dispersa, se devuelve al cosmos con la muerte, por así decirlo, desde donde fue tomado en el momento del nacimiento, de la encarnación. El cuerpo etérico retorna al cosmos, y con él se entrega la biografía del ser humano. Pero en este caso no fue así. El cuerpo etérico de Cristo Jesús no se disolvió en el cosmos, sino que se mantuvo intacto e integrado, continuamente vivo en el cosmos. En otras palabras, lo que sucedió durante esos 33 años fue comunicado al universo, todo el universo se impregno por este mensaje.

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Los dioses, contemplaron lo que había ocurrido en la Tierra y esperaron. Tal vez podamos imaginar lo que significa este evento. Se había creado una especie de aura etérica que contenía todos los hechos de los que hemos oído hablar. Ahora bien, esto se expandió hacia el universo, impregnándolo. El mensaje de los hechos de Cristo impregno el universo, pero no penetró al azar. El mensaje fue llevado al término cósmico del tiempo. Es decir, aquí en la Tierra tenemos un concepto de tiempo que se basa en el día de 24 horas y el año de 365 días —365 y un cuarto de un día. Este es el tiempo con el que nos entendemos en la Tierra. Pero en el cosmos no es así, ni tampoco en el mundo espiritual. El tiempo es totalmente diferente, el tiempo es 30 veces mayor. ¿Por qué?

Nos orientamos de acuerdo con el movimiento del Sol. En primer lugar, decimos que el Sol, de acuerdo con las concepciones de Copérnico, al parecer da una vuelta a la Tierra en el transcurso de 24 horas, y en el transcurso de un año se mueve a través de la eclíptica, o las doce constelaciones del zodíaco. Sin embargo, desde el punto de vista cósmico, tenemos el planeta más exterior, Saturno, que es el “señor del tiempo”, porque desde el punto de vista oculto, Saturno es el más exterior de las esferas planetarias (por el momento hacemos caso omiso de Urano, Neptuno o Plutón, pues tienen una posición especial en el cosmos).

Saturno tarda aproximadamente 30 años —para ser precisos 29,4577 años— en desplazarse por su órbita alrededor del Sol (30 veces mayor que la de la Tierra). En otras palabras, debemos incorporar a este ser etérico que porta la vida de Cristo Jesús, al tiempo cósmico espiritual.

Para hacerlo debemos multiplicar estos 32,28 años de la vida de Jesucristo por 29,4577, y llegamos a 950.895 años. Este es el tiempo que tardó el cuerpo etérico de Cristo Jesús en llegar a la periferia de la órbita de Saturno. Luego retorna como un eco, por así decirlo, y vuelve al aura de la Tierra, tomando otros 950,895 años. Empezamos desde el año 33 DC, y un trimestre. Fue a comienzos de abril, y por eso tenemos que añadir una cuarta parte del año. Si lo hacemos correctamente, nos encontramos exactamente con el comienzo del año 1935 aproximadamente el 6 de enero, —la Fiesta de la Epifanía. Esto es cuando el cuerpo etérico de Cristo regresó a la Tierra, y ahora estaba facultado con fuerzas cósmicas que se comunicaban así nuevamente a la Tierra. (Ver, El cristianismo cósmico y el rostro cambiante de la cosmología por Willi Sucher —Parte II, Capítulo 7— donde esto se describe en detalle)[i].

Esto es precisamente lo que el Dr. Steiner indicó, que, a partir de los años 1933, 35, 37 (en una ocasión dijo que definitivamente a partir de 1935 hacia el futuro), podemos esperar que los seres humanos en la Tierra volverán a ser capaces, por una especie de clarividencia natural, de ver a Cristo en una forma etérica. Así como una vez Cristo caminó entre seres humanos, curándoles y reconfortándoles, anunciando el Reino de Dios, realizando todos esos hechos, y mostrándonos cómo llegar a la iniciación a través de las «señales» que leemos en los Evangelios, por lo que ahora Cristo está más cerca de la Tierra, no en un cuerpo físico o un cuerpo humano, sino en el aura, el aura etérea de la Tierra, precisamente como fue profetizado a los Apóstoles en el momento de la Ascensión de Cristo.

En el primer capítulo de los Hechos de los Apóstoles se nos dice que Cristo estuvo con los discípulos durante cuarenta días después de la Resurrección. Después Cristo desapareció de su vista y luego dos hombres aparecieron de entre las nubes y les dijo: «¿Por qué os quedáis ahí mirando hacia arriba? Tal y como desapareció volverá de nuevo. ¡Sobre las nubes, vendrá! Nos parece que también se describe algo en el Evangelio de San Lucas. Así, podemos ver esto como una posible respuesta.

Si miramos el final del siglo encontramos que la Gran Conjunción que se formará, se relaciona directamente con el principio de esta era, con el evento que ocurrió poco después de Gólgota, hasta el momento de la conversión de San Pablo. En esta conjunción se inscribe, por así decirlo, la importancia de este siglo. De allí retrocedimos en el tiempo y nos preguntamos cómo este evento del 34 DC, el acontecimiento de Damasco, puede llegar a ser importante para este siglo. Y de nuevo, Saturno, el Tiempo (Padre Cronos, Padre Tiempo) nos revela el secreto en términos de tiempo. Pero habrá que encontrar la interpretación. El Padre Tiempo nos la dará. También podemos entender por qué se dice en los Hechos de los Apóstoles: nadie puede saber el tiempo sino el Padre. Saturno es un representante de las fuerzas del Padre, y lo que puede ser expresado con el tiempo, es una expresión de las fuerzas del Padre. Ahora podemos tal vez preguntar, ¿qué significa? ¿Qué significa este evento de la Segunda Venida —como tan a menudo se le llama— y que significa para la humanidad futura?

Bueno, ya hemos llegado lejos y podemos imaginar ahora que en el ambiente etéreo alrededor de la Tierra —en el éter de las nubes— está inscrita la vida del Ser de Cristo, con todo el poder de las fuerzas cósmicas. Cristo está de nuevo en la Tierra. Pero ¿Cómo va a llevarse a cabo esto en la Tierra? Sólo tenemos que ejercitar la atención con respecto a lo que está pasando, y entonces encontraremos estas Fuerzas Crísticas tejer en el tiempo. Tejiendo continuamente para introducir a la humanidad, para traer un nuevo auge a la naturaleza espiritual en la humanidad. Al mismo tiempo, veremos que el elemento de Saulo / Pablo también está en el tejido, constantemente allí, listo para saltar, por así decirlo, a la humanidad en cualquier momento. Saulo: perseguir a la nueva espiritualidad, incluso erradicarla de la humanidad, esta es la principal característica de este siglo. Ha sucedido, y está sucediendo.

Por ejemplo, en 1917 el planeta Saturno estaba de nuevo en la misma posición en que se encontraba en el momento del Gólgota el 3 de abril del año 33 DC, y esos momentos en los que los planetas vuelven a sus posiciones originales son importantes. Cuando Saturno regresó en 1917, trajo un reto para la humanidad. Rudolf Steiner todavía estaba vivo y respondió a ese desafío. Los seres humanos se encontraban en una profunda desesperación, estaban preocupados con respecto a los acontecimientos que habían tenido lugar en relación con la guerra y después con respecto a las perspectivas de las condiciones sociales. Se le preguntó al Dr. Steiner, «¿No hay posibilidad de traer una nueva vida, nuevas ideas, en este mundo agotado de las condiciones sociales?».  Entonces él sugirió la idea de la «Triformación Social», algo que necesita un estudio profundo y que no puede ser explicado en pocas palabras. Si hubiera sido aceptado por la humanidad, se habrían sanado muchas de las heridas que la humanidad moderna está sufriendo en el campo de la vida comunitaria (véase, Hacia la Renovación Social, 1919 por Rudolf Steiner).

Esto fue lo que el Dr. Steiner dio, verdaderamente una Escritura Cristiana, una realización del Impulso de Cristo. Esta triplicidad era la misma que el Concilio de Constantinopla del año 869 había envilecido. La sugerencia de Rudolf Steiner para el organismo social era libertad en la economía, libertad en el ámbito de las relaciones humanas (lo que solemos llamar política), y la libertad en el ámbito de la vida cultural, incluida la educación. Al mismo tiempo, podemos recordar a Saulo, antes de aceptar el Evento de Damasco, que luchó contra esa libertad con todas sus fuerzas.

En el año 1917, ¿Quién entró en la escena? Fue Lenin. Lenin en ese momento fue enviado a Rusia con el fin de crear una revolución allí. ¡Lo hizo bastante bien, sobre la base del materialismo dialéctico, como sabemos, y sobre la base de la erradicación de la individualidad que, para él, tuvo que ser arrastrada fuera de la humanidad! El veredicto de Lenin y los que cooperaron fue: «La individualidad es el gran enemigo de cualquier condición social saludable».

Vemos que este veredicto se produjo en este siglo con determinada fuerza, surgiendo de nuevo en 1933 y 1935. Una vez más, esta escritura en los cielos era una repetición de ese hecho. En estos años la posición de Saturno estaba en oposición a la de los eventos del Gólgota y sabemos lo que ocurrió entonces en Alemania. En ese momento fue Hitler, quien dijo: «Yo os voy a dar pan y trabajo». Sin embargo, su gesto fue, “yo lo ordeno, ¡o de lo contrario entraran en los campos de concentración!» Pero, de nuevo, fue sólo en ese momento en que el Dr. Steiner habló sobre el hecho de que a partir de este momento y en el futuro —los próximos 3.000 años— la humanidad será capaz, en número creciente, de tomar conciencia del Cristo en la forma etérica. Durante aquellos años, creo que puedo hablar con conocimiento en torno a 1935, un número de seres humanos tuvieron la experiencia de Cristo resucitado en la forma etérica. Existe incluso la prueba, aunque la mayoría de ellos probablemente han permanecido callados.

Hubo una situación similar en 1945, cuando estas fuerzas contrarias se levantaron de nuevo lanzando un nuevo peso. ¿Cómo fue? Lo hicieron mediante el empleo de la bomba atómica, por primera vez en Hiroshima. Ese fue un acto contra los actos de Cristo que ahora deben entrar en la humanidad. Así podríamos seguir, estos son sólo algunos ejemplos muy obvios. Hay cientos y miles en una escala más pequeña, todavía no revelados, y se podría revelar en un sentido similar, la presencia de Cristo y también la presencia de las fuerzas de Saulo.

Así que podemos atravesar la historia, y nos encontramos lo que lleva hacia el futuro, la Presencia por un lado y los ataques de las fuerzas opositoras por el otro. Si nos fijamos en lo que sucedió en 1917, en relación con la guerra, etc., podemos preguntar, por ejemplo, ¿qué hizo Rudolf Steiner? No puedo decir lo mucho que estaba al tanto de lo que ocurría en los cielos, de los tránsitos de Saturno a través de la posición original en el momento del Gólgota y Damasco, pero hizo una cosa:  habló sobre la idea de la Triformación Social. Fue un maravilloso ejemplo, como muchas cosas en la vida del Dr. Steiner. Muchas cosas deben ser consideradas como los primeros ejemplos de una búsqueda de la humanidad. Rudolf Steiner hizo estas cosas, e hizo hablar a las estrellas. Hemos escuchado en la presentación de nuestros amigos artistas estas maravillosas palabras:

  • Un día hablaron las estrellas al hombre
  • Su silencio es el destino del cosmos.
  • La percepción del silencio
  • Puede ser dolor para el hombre en la Tierra.
  •  

En la antigüedad, las estrellas realmente hablaron a la humanidad, ellos podían mirar a las estrellas y podían esperar respuestas. Por supuesto, tuvieron que prepararse en los grandes misterios del pasado con el fin de aprender a comprender el lenguaje de las estrellas. Lo que ha sobrevivido hasta nuestra época como la astrología no es más que una sombra débil, muy débil y poco convincente de ese pasado tremendo cuando las estrellas todavía hablaban a la humanidad: Ya ven, es una propuesta totalmente nueva, la humanidad hablando a las estrellas. ¡Imagínese lo que eso significa! ¿Podemos visualizar esto? ¿Es esto posible? ¿Podemos hablar a las estrellas? ¿Cómo podemos hacerlo?

  • “Pero en la quietud del silencio madura
  • Lo que el hombre habla a las estrellas
  • La percepción de este hablar
  • Puede tornarse fuerza para el Espíritu Humano.

Como dije, el Dr. Steiner dio un ejemplo de cómo hacerlo. Hubo una situación en los cielos donde Saturno regresaba al momento de la memoria cósmica del Misterio del Gólgota desafiando, por así decirlo, a la humanidad presente en ese momento, y Rudolf Steiner responde. Él tiene una conversación, y la conversación es la idea, la declaración de la Triformación Social. ¡Debemos aprender de las estrellas! Este es un problema constante que nos acompañará en el futuro lejano.

Los planetas están distribuidos en los cielos de acuerdo a sus cursos y sus intervalos de revolución, por lo que aparecen en lugares diferentes en momentos diferentes. Ya no nos dicen nada. (Si uno realmente estudia astrología se haría muy pronto consciente de que no dice nada.) Sólo crean nuevos desafíos y estos retos pueden ser a veces muy difíciles de soportar, pero nosotros, los seres humanos debemos encontrar respuestas positivas. Les puedo asegurar que, si encontramos las respuestas positivas, incluso los peores aspectos, en el sentido astrológico, pueden ser redimidos, y puede activarse en una vida muy fructífera y positiva. Nos estamos moviendo hacia el futuro, y este problema de hablar a las estrellas cada vez ira en aumento. Se refiere el mundo. Al hablar con las estrellas, podemos elevarnos a alturas cósmicas, a las dimensiones cósmicas. Por supuesto, en primer lugar, tenemos que aprender el alfabeto, y eso significa aprender de los hechos astronómicos, con el fin de saber con qué estamos tratando. Esto se puede hacer, y entonces puede ocurrir que al tratar de comprender los retos que salen del cosmos, que nosotros mismos nos llenemos de la fuerza del poder cósmico. Uno se pregunta, «Pero cómo es esto posible? ¿Cómo podemos en nuestro cuerpo, como estamos ahora, crecer de poder cósmico? «

Mis queridos amigos, acaban de ver el ejemplo perfecto hoy. (Esta conferencia fue precedida por una presentación breve Euritmia.) La Euritmia, como hemos visto hoy, es el principio del hablar a las estrellas. Esta es la palabra visible, la euritmia, y es una respuesta. Debemos crecer en términos tales. Lo que usualmente llamamos lenguaje es absolutamente impotente. Gradualmente hemos llegado a una situación en la que ni siquiera podemos hacernos entender. Cada vez será más difícil entrar en contacto con otros seres humanos a través de la palabra, porque la palabra es impotente. Pero a través de algo como la Euritmia, podemos empezar a crecer de nuevo en una palabra viva, una palabra creativa. Me atrevo incluso a decir en una palabra mágica.

Hay un ejercicio de euritmia, Ich denke die Rede (creo -o contemplo- el discurso)[ii]. Es un ejercicio completo que se conecta con el pentagrama, la estrella de cinco puntas. Si hacemos este ejercicio, ya estamos respondiendo a algo que está esperando en el cosmos para ser reconocido, y que es el planeta que llamamos la estrella de la tarde, y en la astronomía lo llamamos Venus. Con los años, Venus describe constantemente un gran pentagrama alrededor de la Tierra. Esto también era conocido en la Edad Media. Agrippa de Nettesheim, un gran ocultista en la Edad Media, lo sabía. Y ahora vemos que se hace en euritmia, por ejemplo, con este ejercicio, «Contemplo la Voz». En este ejercicio hay una animación, una especie de hacer que la palabra sea creativa una vez más, es decir, que se escuche no solo entre los humanos sino en todo el cosmos.

Si uno entra en detalles, incluso puede demostrar que, en efecto hablamos con el cosmos. Cuando entramos en el mundo espiritual devolvemos lo que teníamos prestado. El cuerpo físico-material se remonta a los elementos, pero los cuerpos etérico y astral vuelven al cosmos. Además, si realmente lo estudiamos, nos encontraríamos con que, en efecto impronta todo nuestro ser en el cosmos. Todo ser humano tiene esto en el momento de la muerte y por lo tanto se dirige a las estrellas. También estamos hablando con el cosmos, con cada una de nuestras acciones. Por lo tanto, lo que se habla (incluso a través de nuestra forma de pensar, sentir y querer) será cada vez más importante para la vida práctica, incluso para nuestra vida diaria. No es una cuestión de escribir libros o dar conferencias y discursos y todo eso. Puede ser algo muy pequeño lo que hagamos, ¡incluso lavando los platos puede llegar a ser significativo para el cosmos y no sólo para los platos! Para los seres humanos que se preocupan, nos estamos moviendo hacia un futuro en el que tenemos que aprender a vivir por arte de magia, y yo lo llamo magia cuando hemos aprendido a hablar a las estrellas, cuando hemos crecido en nuestro ser a tales dimensiones que nos referimos algo a las estrellas. El cosmos en que vivimos no se ha agotado con la creación, sino que ha dado todo lo que tiene en lo que nos rodea como el mundo de la naturaleza. Ahora bien, este cosmos nos está esperando para ser reanimado, para ser penetrado por lo que sólo podemos traer a las estrellas como los resultados de nuestro trabajo espiritual. Así, podemos crecer hasta dimensiones cósmicas.

Rudolf Steiner dice que, durante los próximos 3.000 años, tendremos la oportunidad de experimentar al Cristo Cósmico. Esto no significa otra cosa sino crecer a tales dimensiones cósmicas, porque a fin de experimentar a Cristo completamente debemos crecer, crecer y superar, en cierto sentido, la existencia puramente física. Lo que quiero decir es esto: poner todo el énfasis sólo en la existencia física debe ser superado, es decir cómo vamos a crecer durante los próximos 3.000 años. Esto nos llevará a quinto milenio, y grandes cosas van a suceder a continuación.

En Oriente se habla del Bodhisattva Maitreya, es decir, el Buda Gautama que alcanzó su Budeidad unos 500 años antes de Cristo, y desde ese momento ya no se encarna. Una vez que un Bodhisattva ha alcanzado la Budeidad —Buddha no es un nombre, es un grado o rango, por así decirlo— él ya no se encarna. Sin embargo, otro Bodhisattva, otro gran maestro se hace cargo de la humanidad y se convierte en el Bodhisattva Maitreya en esta era. El Maitreya alcanzará la Budeidad 5,000 años después de la Budeidad del Buda Gautama, y ​​eso nos llevaría al quinto milenio. Gautama Buda enseñó a la humanidad el Sendero Óctuple; trajo la enseñanza de la compasión y el amor. El Maitreya, como Buda, traerá la enseñanza de la Palabra Cristiana, la Palabra Creativa —lo que aún no tenemos, pero que debemos desarrollar, y que debemos preparar gradualmente para poder hablar al cosmos, ampliando así nuestro propio ser y desarrollando poderes que ni siquiera podemos imaginar, que nosotros todavía no podemos soñar. Durante los próximos 3.000 años, realmente significa moverse y prepararse, a través de los métodos de manifestación de Cristo en el éter, para ese momento de poder usar las fuerzas etéricas en el mundo para crear, para sanar.

Todos los Bodhisattvas y Buddhi trabajan y viven en el pentagrama de Venus, porque esa es la esfera donde viven y trabajan en el cosmos. El Buda Maitreya hará esto en un futuro lejano durante el quinto milenio, y debemos prepararnos para eso. ¿Cómo nos preparamos? Bueno, el primer paso que debemos dar es la cognición. Leemos en los últimos discursos del Evangelio de San Juan (VIII: 32) «… la verdad os hará libres». El conocimiento, la cognición, la verdad nos hará libres. Este es el primer paso: aprender a reconocer el cosmos, lo que realmente es. Por lo tanto, debemos dar los siguientes pasos a través del conocimiento astronómico; y desde allí trabajar para una comprensión más profunda, a una comprensión espiritual, del funcionamiento del cosmos y también de las limitaciones del cosmos con respecto a la humanidad actual y lo que el cosmos espera de nosotros. Todo esto primero debemos aprenderlo y saberlo, porque solo entonces podemos esperar manejarlo.

Por lo tanto, lo primero en crear una sabiduría espiritual realmente nueva es aprender a conocer estas cosas en detalle, por ejemplo, los pocos ejemplos que di hoy. Realmente fue un espectáculo pobre, les aseguro, si conocen los antecedentes de esta sabiduría estelar y las posibilidades de una nueva sabiduría estelar. Pero aun así debemos comenzar en alguna parte, porque este es nuestro futuro, sin el cual no podremos vivir en tiempos futuros. En la actualidad confiamos felizmente en la naturaleza. La vieja naturaleza nos proporciona un cuerpo cuando encarnamos, nos lleva a través de un desarrollo embrionario y todo se hace por nosotros —esto acaba de hacer. En cierto sentido, también estamos involucrados, eso es cierto, pero aun así recibimos, todavía estamos en un estado de recepción de la naturaleza. Esto cesará. Llegará el momento en que ya no podremos encarnar como lo hacemos ahora, de acuerdo con las leyes actuales de propagación para entrar en la existencia física. Llegará el momento en que las fuerzas que lo han hecho posible hasta ahora, las fuerzas de la Luna (oímos hablar de ellas nuevamente en Euritmia), cesarán porque la Luna se reunirá con la Tierra en un momento determinado, y luego estas fuerzas de propagación a lo que estamos acostumbrados (que solo damos por sentado) cesarán.

La forma cósmica, lo físico cósmico-espiritual del cuerpo, se apoderará de la materia que se ofrece en la Tierra y lo pasará a la forma humana. Esto es lo que debemos aprender a manejar, que lo haremos nosotros mismos en algún momento futuro. Para ello, será necesario que primero el Maitreya Buda venga a traernos la enseñanza de la palabra cristiana, la Palabra de Cristo, que ya se ha incorporado a esta Tierra por los actos que Cristo realizo durante los tres años, por ejemplo, los signos en el Evangelio de San Juan. Hay siete tales signos grabados allí. Aquí, en el Evangelio de San Juan (XIV, 11-12) leemos también las palabras: «Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí o de lo contrario, créeme por el amor de la misma obra de cierto en cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también, y aún mayores que éstas hare, porque voy al Padre».

Debemos darnos cuenta de que lo que se entiende aquí por creencia no es lo que llamamos creencia o fe en nuestras desgastadas religiones de hoy; es un poder de convicción, un poder de la experiencia de la presencia de lo divino, y si eso se despierta en nosotros, entonces podemos hacer las mismas cosas, podemos realizar los mismos «signos» que Cristo dice aquí, «incluso obras mayores que estas». Ahora tenemos una base sobre la cual contemplar el futuro de la humanidad, especialmente en lo que respecta a la próxima Gran Conjunción en el cambio de siglo.

Traducción revisada por Gracia Muñoz en octubre de 2019.

[i]https://lacocineradematrixvk.wordpress.com/2016/03/14/puntos-de-inflexion-en-la-historia-i/

[ii] https://www.youtube.com/watch

3 comentarios el “El cambio de siglo — Saulo / Pablo

  1. JOSE Mª dice:

    «La sugerencia de Rudolf Steiner para el organismo social era libertad en la economía, libertad en el ámbito de las relaciones humanas (lo que solemos llamar política), y la libertad en el ámbito de la vida cultural, incluida la educación».
    Me da la impresión de que esto está mal traducido, debería ser libertad en el pensamiento, igualdad ante la ley y fraternidad/ solidaridad en el área económica.
    Un saludo.

    • Estoy de acuerdo contigo, lo he mirado y remirado (puedes hacerlo tu tambien) y pone exactamente eso. Me hubiera gustado cambiarlo, pero entonces no seria traduccion. Lo que se me ocurre es hacer una llamada y aclararlo.

  2. […] 12 de agosto, El cambio de siglo – Saulo/Pablo […]

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