Horóscopos natales y de muerte

Artículo de Willi Sucher, Junio de 1938

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Al recordar cómo la gente del Medioevo contemplaba los cielos estelares, se genera la impresión de que los astros en aquella época aún hablaban en un lenguaje comprensible para los humanos. Sin embargo, el lenguaje de los astros se redujo lentamente hasta el silencio; mismo durante la Edad Media sucedía parcialmente así. La sublime sabiduría de los astros fue muriendo cada vez más en la mera tradición, la trasmisión de lo antiguo y hasta cierto punto, la añadidura de reglas nuevas. Hoy hemos alcanzado el punto de mayor silencio.

Por el otro lado, hemos podido ver cómo a través de las constelaciones del fallecimiento se ha podido explorar una nueva relación con  las estrellas. El ser humano porta consigo substancia espiritual fresca hacia el cosmos; en cierto sentido, el mundo estelar se rejuvenece. Multifacéticos, ricamente coloreados, completamente impregnados de la realidad terrestre, los destinos humanos se ven ahora inscritos en los cielos. Comenzamos entonces a hablarle a las estrellas –al menos eso intentamos– así como una vez lo hiciesen con nosotros. Este es el gran punto de inversión mundial a través del cual está pasando la humanidad, afectando a todos los aspectos de la vida humana. Debemos aprender a confrontarlo con claridad de consciencia.

El gran Hombre-Espíritu cósmico que se revela –en el espejo de las constelaciones del fallecimiento– cuando consideramos un período histórico completo, de la manera en que lo hicimos en el artículo previo, puesto que no queda allí en el cosmos exterior separado de nosotros aquí en la Tierra. Por el contrario, está íntimamente conectado. Además, gracias a los cambios de la humanidad en la Tierra, también se transforma el ser humano macrocósmico.

Esto sucede del siguiente modo: la substancia espiritual que fluye desde cada persona hacia el cosmos a través del horóscopo del fallecimiento, retorna una vez más a la humanidad en la Tierra a modo de cuestionamientos y problemáticas de la vida terrestre. Lo que períodos y generaciones previas portaron consigo hacia el cosmos exterior gracias a los horóscopos del fallecimiento, recobra vida ahora a través de los horóscopos natales en épocas posteriores. De por sí, una era sólo puede resolver las problemáticas de la vida terrena, consideradas como un todo, hasta un punto determinado. Las cosas no pueden finalizarse dentro de una sola vida terrestre. Cambios interminables y transmutaciones son el destino de la Tierra. Esto también se revela en la relación de uno mismo con los cielos. En los horóscopos natales de la humanidad que prosigue, vuelve a cobrar vida aquello que fue elaborado hasta cierto punto en épocas anteriores.

Un ejemplo histórico nos será de utilidad para ilustrar esto. Hallamos en la historia a la poderosa figura de Dante Aliguieri, quien causó gran impresión sobre la gente de la Edad Media con su poema La Divina Comedia. Consideraremos el horóscopo de su muerte (14 de Septiembre de 1321) para apreciar cómo se refleja el paso del destino.

La vida de Dante estuvo plena de drama; cortada al medio por cambios revolucionarios y sucesos. En el espacio oculto del tiempo, su vida puede compararse a una elipse con dos centros. Uno de ellos representa a su juventud, la cual describe en su poesía temprana Vita Nuova. De allí en adelante, así nos es narrado, su vida interior se vio centrada sobre aquel ser misterioso que él llama Beatrice. No fue posible establecer por medio de datos históricos quién fue esta doncella Beatrice, allí en Florencia donde vivía Dante. Algunos han llegado a creer que ella no existió en absoluto como ser terrenal, y si Beatrice sería más bien una figura alegórica que representa a algún tipo de experiencia interior.

Dante describe la abrumadora impresión que ella provocó en su vida interior. Cuando ella se le acercaba, él se veía movido por las más profundas emociones. Sobre todo, su temprana muerte se convirtió en un factor determinante en su desarrollo. Primeramente, le inspiró a narrar sus experiencias con ella en su Vita Nuova. Al final del poema él cuenta cómo el alma de la fallecida Beatrice apareció frente a él con maravillosa claridad y le prometió aparecérsele más seguido en el futuro. Aquí hemos sido llevados hasta el otro centro en la vida de Dante, el orígen y la creación de la Divina Comedia.

Entre ambos polos encontramos a la época en que trabajó para su ciudad natal y alcanzó un alto oficio. Pero las revoluciones políticas en Florencia alteraron el curso de su vida. Se vio obligado a partir, para nunca más volver. Pasó los últimos veinte años de su vida peregrinando sin cesar, de una ciudad o monasterio a la otra. Fue en esta época que la Divina Comedia alcanzó su dramática grandeza.

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Descubrimos la marca de estos dos polos en el horóscopo de la muerte de Dante (Fig.1), en la posición de Júpiter en Capricornio por un lado, y la de Marte en Leo por el otro, muy próximo a realizarse una oposición entre ambos. Los tránsitos previos de Saturno, descritos en el artículo anterior, sitúa a Júpiter en Capricornio como a la época en que se originó su Vita Nuova –el poema dedicado a Beatrice. Mientras que en cuadrante celeste opuesto –enfrentado a Júpiter– se halla inscrita la hora de nacimiento de la Divina Comedia, un Viernes Santo del año 1300. Ese día, Dante atravesó por una profunda experiencia interior. El nos narra sobre esto en el pasaje de apertura de la Divina Comedia, seguido inmediatamente por la asombrosa descripción de su viaje por el infierno, en donde presencia el dolor y la tortura de las almas condenadas al castigo eterno. Para empezar, Virgilio será su guía a través del reino de las sombras. Más tarde, tras haber hecho el largo peregrinaje a través de las esferas de la existencia post-mortem, le es permitido elevarse al cielo y es Beatriz quien aquí le sirve de guía. Vemos entonces cómo los núcleos de la vida de Dante citados anteriormente se pertenecen entre sí, y cómo ésto se refleja armoniosamente en las constelaciones al morir. Gracias a su amor por Beatriz, preservado en juvenil pureza, Dante es guiado desde las regiones del purgatorio y de la condena hacia la esfera de beatitud eterna.

Esta enorme y abarcante experiencia de Dante fue portada hacia el cosmos por Júpiter en Capricornio, pero no permaneció solamente allí. Fluyó nuevamente en la esfera terrestre con el fin de ser transmutada, y es maravilloso poder ver cómo emerge nuevamente en los horóscopos natales de aquellos nacidos más tarde, por ejemplo, en el de Michelangelo (6 de Marzo de 1475 – Fig. 2)

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En primer lugar, en el horóscopo natal de Michelangelo, Júpiter se ubica sobre el mismo lugar que al morir Dante, en la constelación de Capricornio. Este hecho pareciera ya sugerir una especie de reminiscencia cósmica, algo similar a un lazo oculto entre el poeta y el artista. Pero no solamente esto; se revelan conexiones más profundas cuando tomamos en consideración al horóscopo prenatal.

Marte, por ejemplo, se halla en Leo al comenzar la constelación prenatal y se ubica en el mismo sitio cósmico que al morir Dante. Luego transita hasta Capricornio, el lugar que ocupa Júpiter, en donde ambos planetas conjuncionan durante el noveno ciclo lunar prenatal. Además éste será más tarde el sitio del Ascendente natal. Ahora bien, como fuera indicado en artículos anteriores, los ciclos lunares prenatales han de ser referidos a los ritmos de las edades tempranas y al destino, y en este sentido hallamos a la conjunción prenatal entre Marte y Júpiter relacionada con el período de los años 1534-35 en la vida de Michelangelo. Esta es precisamente la época que arroja la mayor de las luces sobre la peculiar conexión entre Michelangelo y Dante. Ya que fue en estos años comenzó su labor sobre el gran fresco de la Capilla Sixtina, conocido como el Juicio Final. Si podemos recordar la imagen del drama arrobador de las almas ascendiendo al cielo, en contraste con aquellas que se precipitan a la condena, nos damos cuenta de que ha nacido completamente desde el mundo pensante de la Divina Comedia. Hermann Grimm, en su tan conocida Vida de Michelangelo, relata a pleno sobre esta conexión. Al contemplar el Juicio Final, le parece ver a Dante junto a Michelangelo mientras éste trabajaba, ‘insuflándole’ su espíritu. Para cualquiera que esté familiarizado con Dante, la obra de Michelangelo no puede presentarse de otro modo que no fuere como segunda inspiración de un mismo genio inspirador. La fluida corriente poética dentro de la cual vivía la fantasía del poeta, fue manifestada a modo de formas eternas por el pintor.

Vemos entonces cómo un cierto mundo de pensamientos, el empeño de toda una época por la esencia del ser espiritual de la humanidad, es portada a través de todo tipo de tempestades y obstáculos por un destino humano individual, fluye a través del horóscopo de su muerte hacia el cosmos. A continuación, nace nuevamente dentro de la vida terrena de una persona que pertenece a otra época y sufre una transmutación. Podemos sentir cómo una substancia espiritual tal, rebosante de vida espiritual de seres humanos individuales, crece aún más gracias a la transformación y, sin lugar a dudas, sobrepasando lejos a la limitación imaginativa de una época histórica particular, emergerá como la manifestación verdadera del mundo espiritual.

Sería muy valioso que veamos ahora cómo este impulso que habita en hombres tal como Dante y Michelangelo, el impulso de retomar la posta de la existencia post-mortem en toda su realidad, vive dentro de la humanidad.

En el caso de ambos, Júpiter en Capricornio fue la constelación importante y podemos rastrear su pista. En épocas más recientes vivió un hombre que en su vida y destino personal, experimentó la conexión entre vivos y muertos de un modo bastante nuevo. Nos referimos al poeta Novalis -seudónimo de Georg Friedrich von Hardenberg, nacido el 2 de Mayo de 1772. Una vez más, es el horóscopo prenatal quien más nos relata (Fig. 3). Durante el período prenatal, Júpiter atravesó Capricornio, mientras Marte inició su tránsito desde Leo. En líneas generales, se nos pide recordar nuevamente el horóscopo de la muerte de Dante. Ciertamente, existe una similitud impresionante entre los destinos de ambos hombres. Pareciera como si la tarea que Dante cargaba en su vida, con enorme grandeza pese a las limitaciones de la Edad Media, se convirtió en el motivo que subyacía a la vida terrena de Novalis, de un modo infinitamente más profundo y agraciado.

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Como mismo lo describe Dante, el amor celestial de Beatrice le instó a penetrar en las esferas de la existencia post-mortem. Fue Beatrice quien le guió hasta las más elevadas regiones. Un destino similar guió a Novalis.

Temprano en su vida, llegó a amar a una criatura. Ella fue un ser que causaba una impresión casi celestial a quienes la conocieron –Sophie von Kühn. Al joven poeta le pareció que ella fuese una aparición del mundo ideal de sus sueños poéticos. Siendo de naturaleza delicada y frágil, no pudo permanecer por mucho tiempo como para iluminarle el camino terrenal. Muere a los catorce años de edad, poco después de que Novalis la conociera, lo que le dejó en profunda desesperación. Tan grande fue su pena que deseó morir. Ciertamente, había decidido morir de inanición. Gradualmente, su pena abrumadora fue disolviéndose en un calmo matiz de resignación. Allí es donde se inicia para él un corto pero fertilísimo período de labor creativa, que culmina con su propia muerte temprana, el 25 de Marzo de 1801.

Lo primero que surge desde su desconsuelo fue el ciclo poético Himnos a la Noche. Comenzando con lamentos y el deseo de morir, el poema concluye a modo de apoteosis de la vida post-mortem, el único y verdadero reino de la existencia. Es como si el alma de Sophie, tras su muerte, le hubiese abierto un portal hacia el conocimiento, hacia la realidad del espíritu creativo. Una y otra vez, Novalis habló acerca del lazo absolutamente real que le unía a ella. Desde esta actitud, dio nacimiento a gran número de aforismos, pensamientos sobre todos los reinos de la existencia, la ciencia y la filosofía, probando que verdaderamente había alcanzado profundísima visión, incluso dentro de la esencia espiritual del mundo material que le rodeaba.

Su obra final fue la novela Enrique de Ofterdingen, sin poder concluírla antes de fallecer. De todos modos, en ella se encuentra un cuento de hadas y que es narrado por un personaje de nombre Klingsor, que equivale al mayor aporte por el cual se puede comprender al espíritu de Novalis. Las preciosas imágenes de este cuento proponen una perspectiva maravillosa sobre el futuro espiritual de la humanidad y de la Tierra. Así como Dante nos brinda una imagen asombrosa de la vida post-mortem, como Michelangelo retrató la pavorosa división de los caminos en su Juicio Final, también Novalis nos ofrece un cuadro abrumador a través de su cuento de hadas que, dentro de todo, es una imagen de la salvación.

Si reflexionamos acerca de la variabilidad con la que estos tres configuraron y trasmutaron a la misma constelación espiritual de Júpiter en Capricornio, dentro de las más amplias esferas históricas en las que vivieron, podemos atisbar cómo el gran Hombre-Espíritu es trasmutado una y otra vez y obtiene una delineación más y más clara a medida en que la humanidad avanza hacia el futuro.

Se genera ahora la pregunta: ¿cómo logra un impulso tal, portado como un Leiv motiv espiritual que atraviesa una vida en la Tierra, reaparecer bajo la luz cósmica en el horóscopo del deceso?. Alguien que mostró esta relación de un modo penetrante fue León Tolstoi, nacido el 9 de Septiembre de 1828 y falleció el 20 de Noviembre de 1910. Siéndonos más importante la constelación de la época prenatal para nuestro propósito, compararemos ésta con el horóscopo del deceso, abajo en la Fig. 4. Inmediatamente reconocemos la estrecha relación entre ambos cuadros en los cielos. Sobre todo, lo vemos al contemplar en dirección de Escorpio y de Libra.

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Recordando ahora lo dicho anteriormente acerca de la esencia del Zodíaco y su conexión con los horóscopos del deceso, recordando también cómo esta substancia espiritual desciende nuevamente y es rejuvenecida por medio de los destinos de otros individuos, diremos que el horóscopo prenatal de Tolstoi concentra a los planetas en Escorpio y en Libra, indicando cuán profundamente conectado estaba al empeño por el balance verdadero sobre el pasaje que va desde el mundo interior al exterior y además, cómo se ubicaba en el medio de un quiebre de las formas de vida obsoletas, teniendo que luchar en pos de las fuerzas de sostén del futuro.

Mucho ha sido publicado recientemente sobre la dramática vida de Tolstoi. Esto lo vemos indicado en alto grado dentro de su horóscopo prenatal. Por otro lado, el horóscopo de su muerte revela cómo logra asirse a estas tareas predestinadas durante su vida en la Tierra. Debemos considerar una vez más a los tránsitos previos de Saturno. Precisaremos considerar solamente a dos de los tránsitos, por ejemplo, y reconoceremos cuán elocuente es esta constelación.

En el año 1881, Saturno pasó por sobre la misma ubicación en el horóscopo del deceso; en 1865 pasó por el lugar en Libra sobre el cual se agrupan los planetas en el horóscopo del deceso. Luego de atravesar una juventud algo excéntrica, vemos que en el año 1865 contrae matrimonio y su vida se asienta y se ordena complacientemente. Desde esta esfera es que escribe su novela Guerra y Paz, la cual porta los aires de las amplias perspectivas y visiones del lenguaje ruso y del alma popular de este país. La calma interior, la tranquilidad casi física de esta obra es la expresión de uno de los aspectos del ser de Tolstoi.

Otro aspecto bastante distinto se manifiesta a través de las experiencias por las que atravesó en el año 1881. Fue una crisis interior abrumadora. Todo su pasado, los estándares religiosos y sociales que él había aceptado quedaron en ruinas. Emergió la actitud de Escorpio –la destrucción de lo obsoleto- mientras que al mismo tiempo, una nueva actitud surgía. Su camino se convirtió en una lucha por los nuevos conceptos religiosos y sociales de la humanidad. Este es un aspecto de su ser que se refleja en la posición de Saturno en Aries –el Aries que tanto tiene que ver con el verter impulsos frescos dentro de la evolución.

Podemos apreciar entonces cómo la problemática de Libra y de Escorpio que se indica en el horóscopo prenatal de Tolstoi y que corresponde a la gran crisis interior y la toma de decisiones en su vida, se ve finalmente trasmutada en un nuevo inicio –Saturno en Aries al fallecer.

Visto superficialmente, este inicio de la gran individualidad de Tolstoi se presenta sin dudas primitiva e ingenuamente, pero pese a ello semeja igualmente haber llegado más lejos del simple hecho de haber creado una bella literatura; desde el horóscopo de su muerte obtenemos la impresión de que los nuevos impulsos sociales propuestos por él, prosperarán y alcanzarán una manifestación en algún momento futuro.

Traducido por Diego Milillo y editado por Gracia Muñoz.