La Cosmología a la luz del Santo Grial

Hawkwood College, Stroud, 15-21 de julio de 1966

Por Willi Sucher

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La penetración de la Antigua Sabiduría Estelar por el Impulso de Cristo

Es esencial que la Humanidad logre una nueva conexión con el mundo de las estrellas. Estamos trabajando las conferencias de  Rudolf Steiner “Cristo y el mundo espiritual, la búsqueda del Santo Grial” (curso de seis conferencias impartidas en Leipzig, del 28 diciembre de 1913 al 2 de enero de 1914-GA 149) como base para este curso. En la cuarta conferencia, sugiere claramente un punto de vista definido que nos lleva a una nueva Astrología Cristianizada. Este concepto está lleno de  dificultades, pero trabajando con la contribución única de Rudolf Steiner, puede ser muy positivo y constructivo.

Rudolf Steiner habla de los grandes Hechos de Cristo en los tiempos antes de su venida a la Tierra, que ayudaron a la Humanidad a desarrollar sus facultades a través de la evolución. El tiempo transcurrido entre la Atlántida y el Gólgota se dedicó a la preparación de este Gran Evento. Rudolf Steiner habla de tres grandes etapas de la vida espiritual de la Humanidad en el tiempo antes de Cristo. Hoy vamos a trabajar con el concepto del candelabro de siete brazos, que utilizaremos para mostrar cómo la evolución anterior se refleja en la siguiente, pero vamos a visualizarlo desde un aspecto diferente (más adelante lo veremos).

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En el pasado lejano, la Civilización Persa no tenía una Astrología. Era más bien, un Ser Espiritual «Cronológico», que inauguró la civilización con Zaratustra. En aquel tiempo no se contemplaban los planetas individuales como punto de referencia, se estudiaban los ritmos y los movimientos planetarios  como un medio para indicar algo más profundo. Por ejemplo, el ritmo de Saturno tarda un poco más de 29 años en recorrer el zodiaco. Esto está relacionado con el Tiempo, con la Cronología. El ritmo de Saturno era, por lo tanto, de gran importancia para ellos.

La Civilización que siguió a los antiguos persas, la Egipcio-Caldea, se ocupó de la capacidad de la astrología para ver el elemento espiritual, la expresión de la divinidad detrás de los movimientos planetarios. Uno de sus reyes, dijo: «Fui al templo de Ishtar (Venus) y se me instruyó.» El Templo era entonces un zigurat, construido con muchas plataformas y el templo, como tal estaba situado en la cumbre, allí, el sacerdote, leía la Voluntad de la Divinidad estudiando las estrellas. El rey, por lo tanto, obtenía información de los planetas a través de los sacerdotes y recibía sus instrucciones. Sabían que el planeta Venus «describía», en sus conjunciones con el Sol, un pentágono de cinco puntas en el Universo Celeste. De acuerdo con el rítmico sonido de las cinco puntas del Pentágono, la Humanidad sabía qué tenía que hacer.

Con el despertar de la conciencia del Yo, en el camino hacia una Conciencia Universal del Yo (no egoísta), la Humanidad tendrá la posibilidad de leer la voluntad de la Divinidad. Por desgracia, la astrología moderna, se ha convertido en una cuestión de satisfacer la curiosidad y preocupación personal.

En la Civilización Griega, se desarrolló el interés por la meteorología. En el Santuario de Delfos, Apolo se manifestaba en los vapores de las profundidades de  la Tierra como una imaginación del Dragón. Las estrellas se concebían como algo más del entorno meteorológico de la Tierra. Fue el tiempo de la inauguración de las fiestas de las Estaciones. La introducción de estos Grandes Festivales está profundamente asociada con los eventos atmosféricos de la Tierra.

Con la Civilización Judía llegó la Geología y el tiempo del descenso del Logos. Este comenzó antes del Éxodo, en la época de Abraham en Ur, Caldea, donde los sacerdotes gobernaban la comunidad a través de la Sabiduría de las Estrellas. También es el caso de los pueblos celtas. De la misma manera que Abraham dejo Ur para dirigirse hacia Canaán y encontrar su equilibrio geográfico. Jacob se trasladó a Egipto, donde la suerte de los Hebreos se hizo tan insoportable, que Moisés inauguró el Éxodo de Egipto, preparándose para la encarnación de Cristo. Caminaron durante 40 años por el desierto, incluso los nombres de los lugares revelan secretos geográficos de la mitología. Finalmente se establecieron en Palestina. La revelación fundamental del pueblo hebreo fue el rechazo de todo lo anterior, incluyendo la astrología, para concentrarse en la tierra de Palestina donde iba a tener lugar la Encarnación. La manera en que  se asentaron geográficamente las Doce Tribus, expresan el Nombre hebreo de Jehová. De este modo, escribieron el poder de la aproximación de Cristo en el suelo.

Penosamente, los hebreos llevaron adelante la corriente hereditaria para producir el cuerpo selecto, o la envoltura, del Cristo. Pero a pesar de milenios de trabajo, sólo unos pocos del pueblo hebreo supieron de ello. Probablemente sólo unos 500 participaron conscientemente. Es fácil olvidar que estos grandes acontecimientos pasaron desapercibidos. En el Evento de Cristo, tenemos el Gran Arquetipo de la futura evolución de la Humanidad. Esta es una gran lección, ya que nos  aflige ver como la Antroposofía es rechazada. El progreso será lento. Pues no va a venir por un movimiento de masas, sino por el esfuerzo individual.

Encontramos un reflejo de las manifestaciones anteriores de la civilización en el lado opuesto del candelabro (a la derecha). El cultivo de las fiestas cristianas puede ser considerado como un contrapeso a la meteorología. Por ejemplo, las fiestas de Pascua y Navidad, se introdujeron en el primer milenio.

En el siglo noveno, hubo casi una repetición cósmica del Evento del Cristo. Se introdujo en la historia un acto de memoria cósmica que puede llevar a la astrología tradicional hacia adelante por un nuevo camino. Rudolf Steiner habló sobre el Grial en un ciclo de conferencias que es la base de este curso. Él describe cómo, a través de sus propias investigaciones  fue capaz de experimentar en la Piedad de Miguel Ángel, algo que le condujo a un reconocimiento de la imagen del Santo Grial. También se dio cuenta de que el nombre de Parsifal está escrito en el cáliz de la Luna. Así, podremos y debemos lograr un renacimiento de la Astrología sobre una base Cristiana.

El  futuro —o incluso ahora, ya que se está iniciando en nuestro tiempo presente— se enmarca en la cronología, sobre todo en el ámbito de los ritmos cósmicos. Nosotros sabemos vagamente de la sabiduría de los Reyes Magos siguiendo a la Estrella, una historia aparentemente ingenua, pero se puede demostrar científicamente que tenían un gran conocimiento de los ritmos cósmicos. Existen documentos que indican que esto era conocido en Persia. Los sabios sabían que debían observar ciertos eventos rectores del cielo. Los Reyes de Oriente fueron los últimos de una larga secuencia de Iniciados, cuyas raíces se fundamentaron en la sabiduría persa, que podían calcular de acuerdo con los ritmos cósmicos, —en particular las conjunciones de Saturno y Júpiter.

Júpiter alcanza periódicamente a Saturno, ya que su ritmo orbital es de aproximadamente 12 años y el ritmo de Saturno de 30 años aproximadamente. En esos momentos de conjunción entre Júpiter y Saturno, tiene lugar una especie de Asamblea Cósmica sobre las medidas ante los acontecimientos que devienen. No se pueden repetir épocas anteriores, pues ello solo nos podría llevar a la decadencia, y ahí encontraríamos claramente la mano de los adversarios que quieren encubrir y obstruir el avance de la Humanidad hacia una Cronología Cristianizada.

La transformación de la sabiduría es posible a través de los ritmos cósmicos. Por ejemplo, el Dr. Hauschka dio un primer paso importante en esta dirección. En breve, los ritmos de la Luna y los otros planetas seguirán al descubrimiento de los ritmos de sol, y nacerá una nueva ciencia de la ritmología o ritmosofía que superará a la cronología. Sabemos que el ritmo Lunar puede afectar al agua envasada bajo ciertas condiciones, llevándola a la subida y el desbordamiento (dinamización). El ritmo de la Luna está conectado con los ritmos fluidos de los humanos, animales y plantas, las mareas de la Tierra y la savia. Los campesinos medievales sembraban y cosechaban según las fases lunares. La Luna creciente promueve el crecimiento de la savia, mientras que la Luna menguante retira los niveles de agua.

La Humanidad tendrá que aprender a distinguir entre los ritmos este-oeste y los ritmos norte-sur; —entre el punto ascendente y su culminación a lo largo del Meridiano (el círculo que desde el sur, atraviesa el cenit, hacia el norte, etc.).  Ambos puntos de salida y puesta (amanecer y ocaso), tienen perspectivas de sanación. Las fuerzas conectadas con el ocaso son más mecánicas y se emplearán en relación con las fuerzas rítmicas, para la construcción de máquinas. El combustible se agotara algún día y la Humanidad necesitará este conocimiento cristiano para tender una mano a una nueva fuente de energía cósmica y para ello tendrá que entender primero el funcionamiento de los planetas y los ritmos planetarios.

Todo esto ha sido impreso en la Tierra a través del Impulso de Cristo. En San Marcos I, leemos: «Por la noche, después del atardecer, le trajeron muchos enfermos, y los sanó, y por la mañana, antes del amanecer, se fue a un lugar desierto y oró.» Cristo escribió en la Tierra algo que la nueva Humanidad tiene que descubrir. Esta fue la Escritura más práctica para toda la Tierra. Al amanecer Cristo reúne las fuerzas cósmicas en Su Ser y al anochecer vierte estas fuerzas en la sanación. Incluso seleccionaba a sus discípulos a mediodía, pues tales fuerzas también se pueden usar para fines distintos de la sanación. Debe venir una nueva ritmología, y estamos en un punto de avance que traerá a la Humanidad un renacimiento consciente de las antiguas capacidades a través del Impulso de Cristo.

En los siglos IX y X, hubo una repetición cósmica del Evento de Cristo en el Gólgota en el año 33 DC. Justo después del Gólgota, Urano estaba cercano del Sol —en su perihelio— y Júpiter se encontraba en su propio nodo ascendente. Estos puntos son muy importantes en el recorrido de un planeta. Pero con Urano cercano del Sol, en su perihelio, se cristalizó una revelación apocalíptica. A medida que la Humanidad se va elevando a la plena consciencia, Urano exige inspiración, mientras que Júpiter en fase creciente también alcanza su máximo nivel; Júpiter está asociado con la transición del gobierno del Mundo Espiritual del Padre al Hijo. Los cielos acompañan este evento, un evento muy raro, de modo que Júpiter y Urano están sincronizados. Esto es bastante inusual, pues suele ocurrir cada 1.000 años. Se repitió en el tiempo de Parsifal, en el siglo noveno. Aunque Júpiter gira alrededor del zodiaco cada 12 años, Urano se mueve mucho más lentamente.

En 1882 ocurrió esto otra vez, fue el momento en que el Dr. Steiner se reunió con Schröer. Wagner estaba también trabajando en Parsifal, a través de la lucha por su propia cristianización, que podemos ver claramente en sus óperas. Después en Pentecostés de 1966, se repitió el mismo evento y se abrió la puerta a una especie de recapitulación de la cronología sobre una base rítmica. Ahora podemos seguir adelante con confianza y de forma individual. Esta Cosmología Cristianizada será necesaria para la humanidad futura, que no será capaz de vivir sin ella.

Todo esto se puede resumir en el impulso del Grial, como se puede ver en las conferencias de Rudolf Steiner “Cristo y el Mundo Espiritual”. El Grial es una Imaginación tan vasta y esotérica que puede ser aceptada por toda la Humanidad. El Cristianismo ha sido, lamentablemente, maniobrado a la posición de una religión mas entre las religiones. Se deben comprender todas las religiones. La Ciencia del Santo Grial une a la Humanidad espiritualmente. Es consciente de los acontecimientos que tuvieron lugar en el Gólgota, —de Cristo Jesús y del misterio del Santo Grial. Jesús era el cuerpo, el Cáliz. Rudolf Steiner habla de los tremendos treinta años que llevaron a la preparación de la corporeidad presentada al Ser de Cristo como un Cáliz para la Encarnación. La corriente de la herencia de los evangelios representa el elemento Lunar. El elemento altamente cultivado de la Evolución de la Luna que es Jehová. En el Bautismo, el Espíritu del Sol entra en esta vasija de la Luna. (Ver La Piedad—la Virgen con el Hijo en el regazo).

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Esta es la Gran Imagen y el principal Arquetipo que debemos y podemos llevar a toda la Humanidad futura. La naturaleza es el recipiente, también, donde debemos encarnar el espíritu a través de nuestro propio trabajo interior. Sólo entonces podremos permear la Tierra y la humanidad con el Cristo y el Impulso de Cristo será conducido al futuro.

¿Cómo podemos relacionar esto con la astrología?. Los ritmos cósmicos son el recipiente, pero la humanidad no está lo suficiente abierta para recibirlos. Nosotros, a través del trabajo interior,  debemos introducir la ritmología en nuestras vidas a través del estudio y la evolución de las capacidades espirituales. De esta manera podemos llenar este recipiente y  embarcarnos en una Astrología Cristianizada, o Astrosofía. Recibimos los dones celestiales de la encarnación y la excarnación, y en ellos hay que verter todo lo que hemos evolucionado y manifestarlo a través de la Imaginación, Inspiración y la Intuición.

Traducido por Gracia Muñoz.

©Astrosophy Research Center 2012 – ISBN – 1888686-11-1
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