Jonathan Hilton – 19 de abril de 2016
El lunes 18 de abril, el Sol entró en la constelación fija de Aries, el Carnero, que comienza a 29 grados de la eclíptica. El martes siguiente, el Sol entró en el signo de Tauro, el Toro. La diferencia entre los signos y las estrellas apunta a una relación más profunda entre el mundo solar y el mundo estelar en su relación con la Tierra. A partir de esta relación cambiante, se puede descubrir la historia de la evolución de la conciencia humana a lo largo del tiempo.
Durante la semana de Pascua, señalamos la confluencia, en esa mañana original de Pascua, de una triple convergencia armónica de los tres zodíacos: casas, signos y estrellas. Esa convergencia en el punto de inflexión del tiempo ha avanzado desde entonces, y con ella, el viaje de la humanidad hacia el cumplimiento de sus objetivos. Este viaje puede trazarse desde una perspectiva en el fenómeno astronómico conocido como la precesión del equinoccio de primavera.
Debido al ligero bamboleo del eje de la Tierra al girar (piense en el movimiento de un trompo al tambalearse el punto de la parte superior), se crea un movimiento a lo largo del diámetro de la Tierra (el ecuador) y su relación con el plano de la eclíptica (la trayectoria del Sol a través del zodíaco). Este plano del ecuador extendido en el espacio intersecta el plano de la trayectoria del Sol en dos puntos, el punto de primavera y el punto de otoño. El punto de primavera marca el comienzo del signo de Aries. En un tiempo, en la época de Cristo, si uno mirara detrás del Sol a las estrellas reales en los cielos, habría visto las estrellas de Aries. Sin embargo, debido a este bamboleo de la Tierra, el punto de intersección que llamamos Equinoccio de Primavera se ha movido casi 30 grados hacia atrás a lo largo de las estrellas. De modo que ahora, si uno mirara detrás del Sol en primavera, no vería las estrellas de Aries… sino las estrellas de Piscis. Todo el círculo de los 12 signos del zodíaco se ha desplazado casi un signo completo hacia atrás, sólo las estrellas fijas del firmamento permanecen estacionarias.
El siguiente diagrama muestra la relación actual de los signos zodiacales con las estrellas visibles en el cielo. Por lo tanto, ¿han perdido los signos su significado como meras reliquias de un tiempo pasado? ¿O acaso no apuntan a las estrellas, al mundo astral de los seres espirituales, sino que aún conservan cierta realidad en relación con la vida estacional de la Tierra causada por el movimiento del Sol?
Según Willi Sucher y Elizabeth Vreede, ambos zodíacos tienen una realidad relevante para su fundación. La «brecha» entre ellos, creada por la precesión del punto vernal, puede revelarnos algo sobre nuestra consciencia actual y nuestro propio camino como humanidad. Durante eones, hemos estado desarrollando nuestra humanidad con la guía divina. En el punto de inflexión, el «YO SOY» entró en la Tierra. Nació un nuevo mundo y la humanidad se encaminó hacia una nueva etapa de evolución en la que este YO SOY transformará cada vez más la Tierra y el cosmos a través del ser humano. Ahora que el Sol, en el Punto Vernal, se encuentra en Piscis… ha avanzado… tenemos una nueva tarea. Durante casi 26.000 años, completará el círculo, girando gradualmente hasta una segunda convergencia. Pero ¿habrá señales y estrellas para calcular entonces?
Traducido por Gracia Muñoz en diciembre de 2026

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