Jonathan Hilton – 28 de marzo de 2016

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A continuación, un extracto editado de «Cristianismo Cósmico» de Willi Sucher:

La época de Cristo, y en particular la mañana del Domingo de Pascua, el 5 de abril del año 33 d. C., presenta una situación única en los cielos. En aquellos días, existía una armonía en todo el firmamento, hasta la Tierra, que no existía antes y que no volverá al universo hasta dentro de unos 26.000 años. Existía armonía entre los tres Zodíacos.

[¿Qué son los tres Zodíacos?] Primero, está el Zodíaco de las constelaciones visibles, que se indican por las posiciones de las estrellas fijas en el espacio cósmico. Además, reconocemos un segundo Zodíaco, el más utilizado en la astrología tradicional. Es el Zodíaco de los «signos» de la eclíptica. El 21 de marzo de cada año, al comienzo de la primavera, el Sol llega a un punto determinado. A partir de este punto, dividimos el círculo en 12 partes iguales. Así pues, tenemos aquí otro círculo más cercano a la Tierra que las constelaciones de estrellas fijas y basado en la trayectoria del Sol. Estos son los signos eclípticos. Este círculo interior de la eclíptica cambia en relación con las constelaciones. En la época de Cristo, cuando el Sol entró en el signo eclíptico de Aries el 21 de marzo, también se habrían visto detrás del Sol, en el espacio lejano, las primeras estrellas de la constelación de Aries ya emergiendo. En ese momento, los signos y las constelaciones coincidieron. Esto ha cambiado. También debemos tener en cuenta un tercer zodíaco: el zodíaco terrestre, que se establece por la rotación de la Tierra. Dondequiera que estemos en la Tierra, nos damos cuenta de que el Sol tiene cierta relación con nuestro horizonte. A partir de esta línea del horizonte se forman las llamadas casas astrológicas. Estas casas son el tercer zodíaco terrestre, doce receptáculos que relacionan los hechos cósmicos con la realidad terrestre.

El Domingo de Pascua, antes del amanecer, estos sectores espaciales se orientaron en perfecta armonía. En la mañana de Pascua, el primero de los tres zodíacos se alzaba por el este: la primera casa de Aries, el signo eclíptico de Aries y la constelación de Aries. Con ligeras diferencias que se pueden calcular, los tres zodíacos estaban en perfecta armonía. En este sentido, se produjo una situación única en este universo en el momento de la Resurrección. Esta maravillosa armonía de los tres zodíacos, entre el cielo y la tierra, es un vívido símbolo, o imaginación, del Cuerpo de Resurrección que se restableció entonces. La desarmonía anterior estaba relacionada con la Caída de la humanidad y con la corrupción del cuerpo espiritual. Sin embargo, ese domingo por la mañana, justo antes del amanecer, se restableció la armonía original.

A continuación, el diagrama de Willi Sucher.

Traducido por Gracia Muñoz en diciembre de 2025