Cambios en la tercera jerarquía en los siglos XX y XXI. Parte 1.

Richard Cooper

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Para establecer la base de esta exploración, debemos afirmar desde el principio que el estudiante de antroposofía debe hacerse consciente de que Ahriman actúa a través de eslóganes, coloquialismos, clichés y retórica hipnótica. No solo «allá afuera» en los medios de comunicación, en las declaraciones del materialismo y el capital que tan fácilmente podemos ridiculizar, sino desde ambos lados del espectro político, somos asediados diariamente por tales abusos del lenguaje. Pero también en todos nuestros actos de hablar y escribir, Ahriman aguarda a que durmamos a través de estos tiempos trascendentales en la evolución. Puede influenciar, agitar emociones en cualquier lugar gestionado por el lenguaje, la imagen o el espectáculo exterior, donde nuestra discreción se adormece, donde dejamos de estar conscientes y donde dejamos de cuestionar a las autoridades, al espíritu rector del contenido que se nos presenta en la vida.

Muchos aún no han superado la idolatría psicológica y el engaño del glamour de la figura influyente exterior, ya sea el demonio que ven en Trump o Putin, o el santo que ven o vieron en Obama. Y, sin embargo, debemos ver esto como una experiencia psico-social en los tiempos modernos, pues tenemos que considerar cómo todos, por así decirlo, hemos sido iniciados sin saberlo en los misterios de los poderes caídos a través de toda una vida en el siglo XX consumiendo cine, publicidad y educación materialista —incluso los antroposofos, que deberían saber más.

La vida de Rudolf Steiner y la obra de los primeros antroposofos mostraron con tanta claridad que los poderes caídos lucharían con gran intensidad contra la llegada de las nuevas enseñanzas espirituales para la humanidad. Incluso cuando podríamos decir que aquellos tan diligentemente preparados por Rudolf Steiner en todo lo que dio desde el trasfondo espiritual de los acontecimientos, para que la humanidad enfrentara los problemas venideros de hipnosis y control oculto, y la resistencia al Espíritu, incluso ellos, en aquellos tiempos, sucumbieron al respaldo de alguna de las más recientes figuras políticas-gurú del escenario mundial, o alguna de las figuras polémicas en la escisión antroposófica de 1935, así como la tentación ahora se repite en la década de 2020, de caminar dormidos por los acontecimientos.

Enfrentar los efectos geopolíticos a nivel global del control oculto hasta el nivel local es, ante todo, en la vida personal y el karma, una cuestión de iniciación en muchos secretos de Lucifer y Ahriman y en los cambios en las jerarquías angélicas a lo largo del siglo XX y en nuestro propio siglo. Uno de los desafíos para quienes desean hablar de antroposofía en estos tiempos, es que enfrentan un obstáculo insalvable para discusiones más profundas, que es el estado general de sueño en la audiencia. Hablar siquiera de los preliminares para una comprensión de los cambios en el mundo espiritual en el siglo XX es un asunto precario. Por tanto, esto debe ser un requisito previo para la antroposofía en estos tiempos: no caer en las dialécticas que las sociedades secretas utilizan para gestionar la historia y guiar la percepción pública, no quedar atrapado en el ciclo interminable de propaganda e ingeniería social que busca alejar nuestra conciencia de la comprensión de los misterios espirituales más profundos.

Reiterar el uso por parte de las logias del método de pensamiento dialéctico de Hegel —tesis, antítesis y síntesis— requiere que veamos plenamente cómo el esquema de Problema, Reacción, Solución se nos presenta a través de eventos que desearíamos no ver como conectados. El uso de la dialéctica hegeliana para gestionar el cambio social e histórico. En aras de la brevedad, imaginemos que nosotros, hablando aquí como lo harían estos grupos de interés especial, necesitamos ampliamente una plataforma para el control social y oculto, usar los medios de comunicación, gestionar movimientos políticos y ocultos en el mundo y gestionar el cambio industrial y económico a nivel mundial. Identificamos un problema, que es en términos generales la resistencia pública al cambio; esta es la plantilla base para nuestra tesis y antítesis. Ahora, supongamos que nosotros, como estos grupos de interés, creamos el problema. En ese caso, podemos gestionar la reacción, porque hemos planeado el evento y la reacción en los medios con anticipación (también con programación predictiva a través de películas), y entonces parece al mundo que ofrecemos la solución.

Observemos todas las situaciones geopolíticas actuales, desde Rusia hasta Israel, Ucrania y China, y podemos trazar el problema, la reacción gestionada y la solución proporcionada, que invariablemente es guerra, reconstrucción y control psicológico a través de los medios, para suavizar el proceso. Esto debería ser un conocimiento básico para cualquier antropósofo en nuestro tiempo, es decir, no permanecer ingenuo ante estos fundamentos de las relaciones geopolíticas, pues donde se oculta el espíritu cosmopolita de Micael, las masas son hipnotizadas en la focalización sobre un solo país, y como veremos más adelante, a través de Lucifer y Ahriman las personas son subliminalmente llevadas en estos tiempos hacia la énfasis en un solo ángel, un solo arcángel y un solo arcai, y como tan a menudo notamos, surge la tendencia, incluso antes de empezar a hablar de geopolítica y cambio socio histórico, de que las personas no puedan concebir la complejidad del tema, tan seguros están de que la inclinación emocional de su alma, en una sola dirección, exclusivamente, la cual ha sido gestionada a través de los medios de comunicación principales y alternativos, es la correcta, y esto impide mucho del verdadero trabajo antroposófico, que más profundamente es su razón de ser oculta: que las masas y los antropósofos sean inseparables bajo la influencia, bajo el dominio en la vida emocional, de Ahriman, y que expresen una sola visión, incluso cuando sea diametralmente opuesta:

«El argumento de que los dos partidos deben representar ideales y políticas opuestos, uno, tal vez, de derecha y el otro de izquierda, es una idea absurda aceptable solo para pensadores doctrinarios y académicos. En cambio, los dos partidos deben ser casi idénticos, para que el pueblo estadounidense pueda ‘echar a los bribones’ en cualquier elección sin provocar cambios profundos o extensos en la política. (…) ‘Saber no es demasiado exigente: solo requiere memoria y tiempo. Pero entender es algo muy distinto: requiere capacidad intelectual y formación, una conciencia de lo que uno está haciendo, experiencia en técnicas de análisis y síntesis, y, sobre todo, perspectiva«.
― Carroll Quigley, Tragedy and Hope: A History of the World in Our Time

Antes de 2001, muchos conceptos o investigaciones sobre fenómenos geopolíticos y espirituales se discutían en línea. En los años 90, Internet era en cierto modo bastante vanguardista, y mucho sobre el control oculto podía leerse, compartirse y discutirse en cierta profundidad en varios grupos ocultos. La diferencia es que era un tiempo anterior a la gestión y censura que surgieron durante las dos primeras décadas del siglo XXI, cuando se alcanzó el estado de control total de «confinamiento», implementado tras la pandemia de 2020. Estaba menos vigilado, controlado y censurado de lo que ha llegado a ser hoy, y por eso cosas como la dialéctica hegeliana y el conocimiento sobre varios métodos de hipnosis se intercambiaban más libre y abiertamente.

En aquellos primeros días, un grupo selecto de personas con inclinaciones espirituales comenzó a leer a personas como David Icke, Bill Cooper o Carroll Quigley.

Ciertos conceptos clave para comprender lo oculto en nuestros tiempos eran de uso común. Términos como «conintelpro» (profesional de contrainteligencia, como la mayoría de los anteriores), «liderar la oposición», «control mental», «hipnosis de masas» se discutían y detallaban en foros en línea. En estos grupos de lectores académicos aficionados y dedicados, no era difícil encontrar el conocimiento un poco por debajo de la superficie de la conciencia de las personas de que la verdadera arma secreta del siglo XX estaba algo más oculta a plena vista que las armas nucleares: era el control mental psicológico.

Bien comprendido por los regímenes capitalistas y comunistas tras la caída del Tercer Reich —que había sido el más abierto de los estados de control mental oculto—, se entendía que, por debajo del asunto de los ovnis y la tecnología secreta, agencias como la NASA eran fachadas exteriores para las masas, de lo que en realidad eran centros de investigación ocultista, todos basados en las complejas e intrincadas estructuras de los grupos de interés espiritual que estaban detrás de los gobiernos y los aparatos militares.

Se comprendía, por ejemplo, en estos círculos, que la Guerra Fría era solo un antagonismo aparente, que ocultaba —como lo había hecho la Segunda Guerra Mundial— una colaboración encubierta en desarrollos científicos y tecnológicos desconocidos para lo que podríamos llamar la población «superficial» de consumidores ciudadanos de los diversos estados-nación. Parte de este tema de un «establecimiento oculto subterráneo» como analogía para las sociedades secretas y su poder fue introducido en la mente pública más tradicionalmente en el siglo XIX, en la obra de H. G. Wells o Julio Verne, donde la Tierra interior, la fuerza Vril, son representaciones ficticias del conocimiento oculto a las masas, del mundo etérico y la utilización de los éteres caídos.

En el siglo XX, recibimos las agendas alienígenas vendidas a través del cine de los años 60 y 70 para preparar a las personas para eventualidades futuras y engaños del teatro geopolítico mundial. En los años 90, teníamos listas de agentes de inteligencia conocidos cuyo trabajo era actuar como frentes para dirigir la información, y esto se discutía, y era fácil —y aún lo es para algunos— detectar al profesional de contrainteligencia en acción. Ahora, después del COVID, la mayoría de esos sitios en Internet han sido eliminados y las personas naufragan en la comprensión del control oculto porque estamos perdiendo lentamente un foro público para la discusión de tales principios. Ahora las personas creen que los medios alternativos son el recurso a consultar, cuando en realidad se pasan por alto las contradicciones.

Traducido por Gracia Muñoz en abril de 2025