4ª Conferencia- 12 de enero de 1956

Del libro: El Universo Viviente (Conferencia suplementaria).

por Willi Sucher

English version (pág.96)

Queridos amigos,

Esta tarde me gustaría hablar sobre el movimiento en nuestro universo solar. Este es un punto muy importante, ya que sólo a través del movimiento podemos entender un aspecto de la vida, —un aspecto del funcionamiento del cosmos solar en nuestra imagen.

El movimiento lleva a los planetas del universo solar a una relación siempre cambiante con las constelaciones del Zodíaco. En la fig. 1, tomamos las constelaciones de Leo, Virgo, Libra y Escorpión. Ahora vamos a tomar a Saturno, como una señal para indicar su movimiento, y vamos a imaginar que en el centro está la Tierra. Si estuviéramos en septiembre de 1947, veríamos a Saturno moviéndose por Leo (posición a). Unos tres años más tarde, en septiembre de 1950, lo vemos en la constelación de Virgo (posición b), y luego alrededor de dos años y medio más tarde vemos el movimiento de Saturno en Libra a finales de enero de 1953 (posición c), y finalmente en Escorpio desde diciembre de 1955 (posición d). En la actualidad le vemos ante Escorpio.

Podemos ver que a través del movimiento de los planetas recibimos una relación cambiante con las constelaciones. Ellos son, por así decirlo, un tipo de mensajeros, intermediarios entre el zodíaco y la Tierra. Y así pueden trabajar, como ya indiqué muy brevemente ayer por la noche, en las sustancias terrenales alterándolas constantemente por su impacto desde las diferentes direcciones del Zodíaco.

En el transcurso del tiempo, la humanidad ha desarrollado diferentes puntos de vista sobre cómo se mueven los planetas en el universo solar, y éstos han cambiado con el transcurso del tiempo. Si nos remontamos a tiempos muy antiguos, por ejemplo a la antigua Grecia, todavía encontramos el punto de vista de que un planeta está «fijado», por así decirlo, a su esfera. La Tierra estaría nadando, por lo tanto, en la esfera de un planeta, por ejemplo, la esfera de Saturno (Fig. 2), y Saturno se fijaría en esa esfera que giraba alrededor de la Tierra. Este fue el punto de vista de los alumnos de Pitágoras. Los planetas se fijan a las esferas, y si las esferas giran, los planetas se mueven también.

Estas esferas eran consideradas aún en aquellos tiempos como las moradas de las jerarquías divinas. Se mueven las esferas, y por lo tanto los planetas cambian. Esto se fue perdiendo en los últimos tiempos, y cuando llegamos a la época de Ptolomeo, es decir, al siglo II después de Cristo, todavía encontramos que los planetas se mueven alrededor de la Tierra, pero el concepto de la esfera está más o menos perdido en el sistema ptolemaico. La Tierra seguía siendo el centro del universo y los planetas, incluyendo el sol, se tomaron tal y como aparecían en el cielo, moviéndose aparentemente alrededor de la Tierra. El Sol también se concebía como una entidad celestial que se movía alrededor de la Tierra a través de una órbita. Ese punto de vista se desarrolló por completo en la base a la observación.

Hay una larga historia de observación y cambios necesarios en la concepción y la estructura del universo en el tiempo entre Pitágoras y Ptolomeo. Sin embargo, es un punto de vista que coloca al cosmos tal como aparece, y el punto donde nos encontramos —la Tierra— se toma como el punto en el universo en el que todos estos planetas trabajan desde todas partes, dondequiera que destaquen en el cosmos. Por lo tanto, es un punto de vista más adecuado para la idea de que las fuerzas cósmicas trabajan en las sustancias de la tierra y, en cierta medida, en la existencia humana. El sistema de Ptolomeo le da una mano a esta concepción del funcionamiento del planeta, y creo que Rudolf Steiner considera este aspecto de Ptolomeo, donde la Tierra es el centro, como el punto de vista del cosmos desde la Luna. Creo que tenía la intención de decir esto: desde el punto de vista de la Luna, las sustancias cósmicas trabajan creativamente en la Tierra. Se trata de un punto de vista de la creación y, sobre todo, la creación en el sentido del desarrollo embriológico.

Así, la Tierra está en el centro y recibe todo el impacto de estas fuerzas. Detrás de un punto de vista como éste, tendríamos la maravillosa imagen de un cosmos que es puesto en movimiento por las Jerarquías Divinas. Ahora, esto duró hasta la época de Copérnico, que llegó con un punto de vista diferente. Él no consideraba a la Tierra como el centro. Se consideró al Sol como el centro del universo. Si dejamos al Sol aquí en el centro (Fig. 3), entonces la Tierra se mueve alrededor del Sol, así como el resto de los planetas también se moverían alrededor de este sol central. Ahora, en principio, todo esto parece muy plausible, pero algo tremendo que ha pasado en la conciencia de la humanidad durante este tiempo. La humanidad se alejo totalmente de los puntos de vista de los seguidores de Pitágoras y sus discípulos posteriores, a saber, que el cosmos lo mueven las Jerarquías divinas. Paulatinamente, el cosmos se convirtió en una máquina. Cuando se presentaron las ideas de Copérnico a la Humanidad, esta llego al momento de considerar el cosmos como una máquina. Poco a poco, después de Copérnico, hombres como Kepler, hasta cierto punto, pero sobre todo hombres como Newton y los astrónomos británicos continuaron tomando esta visión del Sol como el centro.

Ellos usaron la imagen copernicana del mundo, incluso en la medida en que consideraban el cosmos como una máquina, llego a convertirse en una máquina, nada más. Ustedes pueden haber experimentado eso en la escuela, ya que en la escuela muy a menudo muestran modelos del universo de Copérnico, donde tenemos el Sol en el centro y los planetas moviéndose a su alrededor, demostrándonos que simplemente gira como una rueda. Así que ya ven, es una máquina, en cierto sentido, algo sin vida. La gran dificultad que tiene la astronomía moderna es explicar cómo es que entró el movimiento en el cosmos, cómo se produjo el movimiento. Eso no se explica en una máquina. ¡Ella no puede erigirse en rotación, eso no puede ser! Sin embargo, la astronomía moderna es incapaz de aceptar un principio espiritual. Eso está fuera del rango de lo que se considera debe ser una base fuerte y segura de la ciencia natural moderna. Por lo tanto, fuera de sus propios recursos, la astronomía moderna no puede encontrar ninguna explicación razonable para el movimiento en el cosmos.

Uno puede preguntarse: ¿Cómo es posible que la humanidad pueda tener puntos de vista tan diferentes del cosmos? ¿Cómo es posible que en la antigüedad se considerara una cosa como verdad y luego fuera cambiando hasta los tiempos modernos, —desde Pitágoras, Ptolomeo, Copérnico? ¡Y de hecho esta noche voy a tener que hablar de la posibilidad de ver el cosmos de una manera totalmente diferente! ¿Cómo puede ser esto así? Cuando es una y la misma cosa ¿por qué habría de presentarse en diferentes puntos de vista? ¡Sin duda, todos vemos la misma cosa!

Aquí me gustaría que me permitieran usar una comparación —el ser humano. Ustedes saben que en los tiempos modernos el ser humano también es considerado como una máquina. En 1747, un francés, Julien Offray de la Mettrie (1709-1751), escribió un libro llamado Homme Machine L ‘, (el hombre, la máquina), donde se describe al ser humano en los términos de una máquina. Mucho de eso se ha desarrollado más allá, y en la ciencia popular moderna a menudo encontramos diagramas del ser humano en el que los órganos internos y las funciones se representan como acciones puramente mecánicas. Por ejemplo, el cerebro es un tipo de central telefónica que recibe impulsos desde el exterior y los envía al cuerpo, etc.  Todo el cuerpo es considerado como una máquina. Ahora sabemos que este mismo ser humano, cuyo cuerpo vemos, puede ser considerado de manera totalmente diferente. Desde nuestro punto de vista, debe considerarse totalmente diferente, es decir, como un ser vivo. No sólo como un ser vivo, sino también un ser que tiene conciencia y es autoconsciente.

Como ven el nivel es el mismo, pero podemos verlo desde diferentes ángulos, y esto también se aplica al cosmos. Es en gran medida una cuestión de punto de vista, la actitud interior que tenga cada ser humano, todos veremos lo mismo, a saber, el cosmos cuajado de estrellas que vemos en una noche clara, puede ser considerado desde diferentes ángulos. Ahora bien, como hemos llegado a un tiempo donde la visión copernicana de un universo mecánico esta generalmente aceptada, con el tiempo, podría surgir la pregunta: ¿No hay un camino a seguir a través de la cual podamos encontrar una vez más una visión del cosmos que nos de la certeza de que es un ser vivo? Rudolf Steiner ha sugerido y desarrollado una idea acerca de esto, que es la base de lo que estamos viendo aquí, este modelo de lemniscata (ver fig. 5)

Ahora, en primer lugar, me gustaría trabajar un poco en la idea de la lemniscata. ¿Por qué justo esta forma? ¿Por qué de todas las formas del cosmos esta en particular? Como verán, está ligada con el principio mismo de la vida. Si pensamos en dos esferas de diferente calidad en el cosmos, por ejemplo, la esfera de la vacuidad de la que hemos estado hablando, del Sol, como un «agujero» en el cosmos. ¿Qué clase de Sol sería? Es muy interesante iniciar el mejor camino a través de esta idea. Tenemos este «agujero» en el espacio, el Sol en el cielo que vemos en la figura 3a. Se aspiraría la sustancia sideral zodiacal que está aquí, más allá del círculo. Esta es obviamente una esfera con un carácter negativo, que no hace lo que se espera de este segundo ámbito que se indica en la figura. 3b, una esfera que parte de un punto central y se dirige a la periferia, —este es el aspecto general que se desarrolla si hablamos de una esfera. Pero este Sol de la figura 3a hace todo lo contrario, se trata de que parte de lo que ordinariamente llamamos periferia, aunque no sea exactamente así, y finalmente llega a lo que podemos llamar la superficie. Quiero decir, este círculo exterior no es realmente la periferia de la figura 3a. Si tomamos el círculo y lo ponemos al revés, obviamente, el centro se mueve fuera del centro, ¿no es así? ¿Hacia dónde se mueve? Hacia lo que vemos en 3b como periferia. Afuera, en la figura 3a, está el centro de la esfera y este punto central, —si pensamos en él como un globo— sería su superficie. ¿Podéis seguirme? Ahora voy a llamar a la figura 3a una esfera negativa y la esfera que comienza a partir de su centro y se mueve hacia fuera, hacia la periferia en expansión, una esfera positiva (3b).

¿Podemos ver ahora lo que realmente es el Sol? Decimos que lo que vemos ahí fuera en el cielo es el Sol. Según la visión anterior, esto no es del todo correcto. El Sol está en todas partes; no lo vemos, no lo llamamos Sol, pero estamos en el “medio” del Sol —¡la Tierra está dentro del Sol! Imaginemos que ésta es la esfera del Sol (3a) y que ésta es la esfera de la Tierra (3b). En este sentido, obviamente tenemos el globo terrestre, y tenemos el centro de la Tierra que sirve a la gravedad, una gravitación en todas las direcciones. Es lo que se extiende e intenta atraer todo hacia la superficie de la Tierra. Ahora bien, si tenemos dos esferas de este tipo que se intersectan (no podemos hacerlo esta noche geométricamente, nos llevaría demasiado lejos —¡sería una lección de geometría!), y si estas dos entidades se movieran, obtendríamos una lemniscata. En los puntos en los que chocan los círculos concéntricos se encuentra la base para dibujar una lemniscata (Fig. 4). Los “puntos de choque” entre estos círculos concéntricos serían los puntos que habría que utilizar para dibujar una curva de Cassini o lemniscata —una figura en forma de ocho. Así pues, obtendríamos una figura de este tipo si los dos cuerpos o entidades cósmicos —el Sol y la Tierra— se vieran obligados a moverse de la manera antes descrita; se moverían en lemniscatas.

¿Qué significa esto en realidad? Suena terriblemente complicado, ¿verdad? Pero, miren, esta es la base para un Universo vivo, no de una máquina. ¡Uno no lo entiende fácilmente! A veces es muy complicado, sin embargo, el mundo es complicado. ¿Conocéis la historia del rey de España que, cuando un astrónomo le mostró el funcionamiento de las estrellas, dijo que si él hubiera hecho el universo lo habría hecho más simple? ¡Consideró que es demasiado complicado! Pues bien, el cosmos es complicado, y para encontrar la verdad a veces se tienen que hacer «trabajos duros». En la lemniscata podemos ver claramente el hecho de que está construido a partir de dos polaridades, es decir, una esfera negativa y otra esfera positiva. ¡Así es la vida!

¿Qué es la vida? La vida es, obviamente, algo que se desarrolla entre el nacer y el morir. Entre estos dos, o hablando en términos humanos, entre el nacimiento y la muerte, esta la vida. La vida es una batalla entre algo que quiere llegar a existir y permanecer, y en el otro lado algo está trabajando para poner fin a esa existencia, que constantemente quiere cortar la vida. Por lo tanto, si queremos encontrar un punto de vista del universo, entonces tenemos que aceptar de alguna manera ese principio de movimiento en lemniscata, en su forma.

Rudolf Steiner sugirió el movimiento en lemniscata para el Sol y la Tierra y también para los otros planetas en lo que se llamo Curso de Astronomía. (Titulado: Rudolf Steiner en Astronomía, 18 conferencias impartidas entre el 1 al 18 enero de 1921, GA203 que ha sido traducido al Inglés y está ahora disponible en forma de libro, publicado por la Fundación de Investigación de Rudolf Steiner, PO Box 1760, Redondo Beach, California 90278 EE.UU.) Allí habla de este principio y lo desarrolla, mostrando cómo se llega a estas conclusiones en la dirección que he tratado de indicar brevemente. Él habló sobre esto en 1921, y le tomó muchos años —décadas— hasta que realmente encontró las posibles soluciones. Porque, si imaginamos al Sol moviéndose a través de una lemniscata que esta estática en el cosmos, nunca conseguiremos ver lo que en realidad observamos en el cielo desde la Tierra. ¿Qué es lo que vemos? En el transcurso del año vemos el Sol, lo observamos —en realidad no se puede observar, pero podemos calcular y establecer su posición. En el transcurso del año el Sol se mueve a través de la eclíptica alrededor de la Tierra, que es lo que observamos y nada más. Y no observamos que la Tierra se mueve alrededor del Sol, eso lo dejamos fuera. Ahora la pregunta es: ¿Cómo se puede ver el movimiento cósmico en forma lemniscatórica de manera que concuerde con las observaciones reales, con los hechos de la observación? Eso nos lleva a un tiempo largo, ¡sin fin!

En otra conferencia, en una larga serie sobre la historia cósmica dada durante la Primera Guerra Mundial, Rudolf Steiner habla de nuevo sobre el Sol y el movimiento de la Tierra en dos lemniscatas. (Ver impulsos internos de la Evolución Los misterios de México. Los Caballeros Templarios por Rudolf Steiner 7 conferencias impartidas entre el 16 de septiembre y el 1 de octubre de 1916, GA171)

En la última de las siete conferencias, da esta imagen: algo así como la intersección de dos lemniscatas (Fig. 5). La línea discontinua sería la lemniscata de la Tierra y la línea continua la del sol. Ahora, recuerden que hablamos del Sol como una entidad succionante en el cosmos, una especie de super-vacío que succiona la sustancia cósmica en nuestro universo solar, succionando también a la Tierra tras él. Sería aspirada tras el movimiento del Sol. Ahora podemos ver, en cierto sentido, una conciliación de Ptolomeo con Copérnico. En el sistema de Copérnico el Sol esta fijo en el centro y la Tierra se mueve. Con Ptolomeo la Tierra esta en el centro y el sol se va trasladando. Aquí, en esta imagen ambos se están moviendo.

Esto se convierte en una especie de reconciliación de los dos diferentes puntos de vista del pasado. A medida que el Sol se va moviendo a lo largo de la lemniscata sólida, la Tierra siempre estaría un cuarto de la lemniscata detrás de él. Este es un modelo muy primitivo. [Un modelo de madera que construyó Willi para utilizarlo en esta y otras demostraciones y que ahora está en el Centro de Investigación de Astrosofía.] Ya he hablado con los matemáticos en Dornach. Muchas personas han trabajado sobre este problema, ¡y estamos de más o menos de acuerdo! Me refiero a que, en sus hechos básicos, este principio es el correcto. Sólo que todavía podemos tener diferentes puntos de vista, por ejemplo, puede ser que tenga que cambiar el ángulo entre las dos lemniscatas, este podría ser mucho más amplio, más de lo que es aquí, que es un ángulo de 23°, pero se trata de un experimento. Pueden ver que todavía estamos en la etapa experimental, y ese instrumento no es más que una ayuda primitiva que nos ayuda a imaginar la situación.

No creo que se pueda demostrar tal concepción del universo sólo mediante procedimientos mecánicos, ¡no es posible! Sólo nos queda esperar a obtener uno u otro punto de vista. No se puede demostrar el universo viviente totalmente por medios mecánicos, solo parte del mismo. (El movimiento de la lemniscata Sol—Tierra se ha demostrado. El eje se gira 90º el doble de todo el modelo se giró una vez. Esto representa el movimiento durante un año, mientras el Sol y la Tierra se van moviendo alrededor de sus respectivas trayectorias lemniscatorias.) En realidad, esto es algo maravilloso, vemos que en sí mismo que es un buen «juguete», y podemos seguir por horas haciendo demostraciones con él y observarle. O quizás más, realmente podemos sentirlo. He experimentado esto frecuentemente cuando lo he demostrado —que la gente realmente siente algo parecido a una corriente de vida a través de ellos. Sólo por el hecho de que no es un simple movimiento, una mera rueda girando alrededor.

Los movimientos del sistema copernicano son ruedas solamente, por así decirlo, ¡una máquina de dar vueltas y vueltas interminablemente sin la esperanza de que alguna vez puedan salir de este círculo eterno! Aquí tenemos posibilidades muy diferentes, por ejemplo, ¡hay una cosa que me gustaría mostrarles para hacer esto aún más complicado! No sólo tenemos este movimiento, que he demostrado, sino que al mismo tiempo todo cambia en el espacio, hacia la constelación de Hércules. Nuestro universo solar se arrastra, nada a través del espacio, a través del océano cósmico hacia Hércules. Este hecho es reconocido por la astronomía. Los cálculos indican que en unos 100.000 años el universo solar llegará a la primera estrella de la constelación de Hércules —en realidad es el punto entre Hércules y la Lira— pero ustedes saben que estos cálculos en astronomía son un asunto muy crítico. Las cosas no se mueven simplemente en línea recta y con la misma velocidad con la que comienzan; la aceleración puede ocurrir fácilmente. Ahora les contaré una observación que Rudolf Steiner hizo una vez cuando le preguntaron: “¿Llegarán realmente la Tierra y la Evolución de la Tierra a esa gran meta que se describe en el Apocalipsis de San Juan?”, y su respuesta fue: “Tan seguro como que nuestro universo se mueve hacia Hércules”. (Rudolf Steiner también habla de esto como las etapas iniciales hacia la condición de Júpiter de la Tierra).

Aquí podríamos entrar en cuestiones mitológicas. Hércules está de pie, o arrodillado, entre el Dragón que está debajo, con un pie sobre el Dragón, y sobre su cabeza está la Serpiente. ¿Le suena esto? ¿Lo han visto alguna vez en una imagen? Lo han visto en la estatua de Rudolf Steiner, el dragón Ahriman retenido en las profundidades por ese poderoso gesto de Cristo y Lucifer sostenido allí en las alturas. (Compárese la estatua de Cristo de Rudolf Steiner y la constelación de Hércules, p. 103). Así que puede ver lo que realmente contiene esa observación de Rudolf Steiner. Podría pensar, ¿para qué tanta molestia? ¿No es una molestia? Es un trabajo terriblemente duro, ¿para qué hacer un esfuerzo tan enorme? ¡El sistema copernicano es mucho más fácil!

Voy a tratar de mostrar lo importante que es para todos los campos de la actividad humana, también es muy importante para la agricultura el tener una idea de un universo viviente. A largo plazo, no creo que podamos prescindir de él. Nosotros hemos observado una cosa, a saber, que en ciertos momentos la Tierra está en el centro y en ciertos momentos es el sol. Si el Sol está en la posición superior de la figura. 6 el 21 de marzo, y se mueve a lo largo de la posición siguiente, entonces entraría en el Punto del Verano en el centro del universo. Siguiendo su movimiento llegaría de nuevo a la posición central alrededor de la Navidad. Del mismo modo, la Tierra estaría en el centro, justo antes de Pascua. Y se movería a lo largo hasta llegar a la posición central de nuevo alrededor de San Miguel. Así que en realidad no podemos decir que el Sol es el centro del universo, este centro es compartido por el Sol y la Tierra, por así decirlo.

Ahora Rudolf Steiner, en la primera conferencia sobre los Caballeros Templarios que ya he mencionado, habla de ciertos secretos de los templos de los antiguos misterios. Es bastante obvio que se refiere a los Misterios de Isis. Él dice que este hecho de que el Sol y la Tierra se mueven en una lemniscata fue conocido en los templos de la antigüedad, y se sabía muy bien que la Tierra siempre entra en el lugar donde el sol ha estado —en el centro— un cuarto de año más tarde. En Navidad, el Sol estaba aquí (Fig. 6), en la Pascua la Tierra pasa a ese lugar, en el aura del sol. De nuevo en San Miguel se introduce en el lugar donde el Sol había estado por San Juan. El dice que en aquellos tiempos —en realidad no dice qué estación o festival, el solo indica que estaba conectado con los festivales de Isis que se celebraban en los tiempos antiguos— «Los sacerdotes recibían valiosa información sobre las condiciones climáticas del año por venir», —las condiciones generales, y lo que había que hacer en la agricultura, por ejemplo. ¿Cómo lo hicieron? En esos momentos, cuando la Tierra entraba en el aura del Sol, donde este había estado el trimestre anterior, la sacerdotisa del templo entraba en una especie de estado cataléptico, en un estado de trance cuidadosamente preparado. En ese estado podía percibir toda la información que el Sol había dejado atrás referente a la vida en la Tierra. De acuerdo con esa información, se organizaron y ordenaron muchas cosas en la vida social.

Como ven, esto es válido en cuanto a los tiempos pre-cristianos, pero la pregunta es, ¿tiene también validez en la era post-cristiana? Obviamente, después de la venida de Cristo a la Tierra el carácter del Sol ha cambiado y también ha cambiado la relación de la Tierra con el cosmos. Como cuestión de hecho, podría mostrarles de una manera bastante práctica que estamos, por así decirlo, en una especie de estado de equilibrio. Por un lado, recibimos constantemente desde el cosmos los ingredientes que necesitamos para construir la vida terrenal (todo lo que está contenido o trabajando en nuestros cuerpos físico y etérico está presente en las estrellas del cosmos, que necesitamos, de lo contrario no podríamos tener estos cuerpos), pero al mismo tiempo, con la muerte y el morir, le devolvemos algo: las Imaginación, Inspiraciones e Intuiciones que están, por así decirlo, aprisionadas en nuestro organismo. Ellas están saturadas por lo que el ser humano hizo sobre la Tierra. Así que estamos en una especie de estado de equilibrio, no solo recibimos, sino que también devolvemos, y el cosmos espera esta devolución. Por lo tanto, la relación entre el Sol y la Tierra, en el sentido del aura, de entrar en el lugar donde el Sol había estado, debe haber cambiado desde los tiempos de Cristo, y de hecho lo ha hecho. Ahora vamos a ver qué podemos hacer con esto. En realidad, se trata de las estaciones. En pleno verano, cuando el Sol está en el centro (Fig. 6), entonces la Tierra puede dar algo que se irradia a la atmósfera, en el aura como el don de la Pascua. Este evento ha teñido de la Tierra, por así decirlo, con el acontecimiento más grande de la Tierra, el del Misterio del Gólgota, que puede irradiar—ser absorbido por el Sol y comunicarse con el cosmos.

En San Miguel el Sol se encuentra a la derecha en el diagrama, y la Tierra en el centro. Ahora ven que la Tierra pueda recibir algo y dar al mismo tiempo. Se recibe, por así decirlo, el juicio. Aquí se comunica el hecho, la gran Hazaña de la Tierra, la vida gracias a la muerte, por decirlo en pocas palabras. Que se comunica con el cosmos desde esta posición. Aquí es recibida por el cosmos a través del Sol, a través de ese Sol que realmente llega a la periferia del universo solar. Así que todo el universo participa de este mensaje. Ahora queda por ver si este mensaje, que ha sido comunicado al cosmos es válido, si se trata realmente de algo que es de valor para el cosmos. A continuación, la Tierra pasa hacia el centro y puede recibir el juicio de la Escritura de la Tierra de la Pascua anterior y tomar decisiones sobre estos terrenos –las decisiones de la fiesta de Micael– decisiones para utilizar realmente la Espada del Espíritu para trabajar aún más en lo que es la tarea y el propósito del espíritu de la Tierra. Entonces cuando llegamos a la Navidad, el Sol se ha movido hacia el centro con la Tierra a la derecha. Ahora el Sol puede llevarse lo que ha nacido de las decisiones de la Festividad de San Miguel.

El tiempo entre San Miguel y la Navidad es siempre un momento de preparación. Realmente debe comenzar con las decisiones de Michael, la Espada de Miguel debe, por así decirlo, despejar el camino hacia la Navidad, para que pueda nacer algo nuevo, y entonces, cuando el Sol se dirige hacia el lugar donde ha estado la Tierra por San Miguel, puede ser comunicado al Cosmos que se ha creado en la Tierra, como las decisiones de la festividad de Michael. Así que ya ven, es algo que podemos esperar tenga una influencia decisiva en toda la existencia, que puede entrar en muchos detalles o campos de la actividad humana y que se realizará en los mismos.

Una vez más, debo confesar que esto es una descripción muy vaga. Han visto que hemos tenido que dejar de lado los movimientos de los demás planetas, ya que realmente nos llevaría demasiado lejos, y necesitaríamos una hora más para aclararlo. Pero creo que, si conseguimos captar la imagen de la lemniscata y podemos ver detrás de esta imagen, la semilla de una concepción del universo como un ser vivo, ya es un gran logro.

Traducido por Gracia Muñoz

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