Artículo: La revisión de la ciencia y la mística moderna. Agosto de 1937
Señalamos en el artículo anterior, que a la luz de los conocimientos científicos modernos apenas es sostenible la idea de considerar solo la carta de nacimiento como base para la investigación astrológica. La investigación en embriología ha demostrado que el desarrollo de los gérmenes, especialmente en las primeras etapas, tiene una importancia de más largo alcance que el nacimiento real. Por lo tanto, si la astrología quiere tener su lugar en los tiempos modernos, debemos usar el horóscopo de nacimiento como punto de partida para la penetración de los acontecimientos que tienen lugar en el mundo estrellado durante el período antes del nacimiento.
La constelación de nacimiento es como la fisonomía del ser humano. Incluso la persona más inexperta percibirá cantidad de cosas que se esconden allí, detrás de las características, cosas de importancia en lo que respecta al carácter del ser humano, que es objeto del destino, y así sucesivamente. La fisonomía humana puede considerarse como una puerta de entrada para la comprensión de la persona que está detrás. Lo mismo sucede con la constelación del nacimiento. Tenemos que pasar a través de ella, si queremos alcanzar el conocimiento del ser humano que viene a la existencia durante el tiempo antes del nacimiento. ¿Cómo podemos hacer esto?
Existe una antigua Regla que se nos ha sido transmitida por los egipcios. Es la llamada Regla Hermética. Al parecer, mucho antes del comienzo de la era cristiana en los míticos escritos de los sacerdotes egipcios Nequepso y Petosiris. Esta norma da indicaciones valiosas para ampliar una concepción menos rígida de la constelación de nacimiento de manera que pueda ser comprendida en su relación con los acontecimientos prenatales. El núcleo de la misma es el siguiente:
- Si la Luna esta creciente en el momento del nacimiento, en la llamada época de la concepción, es decir, unos 273 días antes del nacimiento, esa Luna se encontraba en el lugar del zodíaco que aparece en el Ascendente (en el Este del horizonte) del horóscopo de nacimiento.
- Si la Luna esta menguante en el nacimiento, en la época de la concepción se encontraba en el lugar del zodíaco que aparece en el descendente (en el horizonte Occidental) del horóscopo de nacimiento. Este periodo de 273 días corresponde aproximadamente a la duración normal del desarrollo del embrión, aunque en el caso de un embarazo anormalmente corto, como con los niños sietemesinos, sería lógicamente más corto.
Cuando esta regla se utiliza en la astrología práctica surgen cuatro posibilidades. Esto se ilustra en las cuatro figuras.
Estas son las cuatro condiciones posibles para un horóscopo de nacimiento. En el primer ejemplo la Luna está creciente y por encima del horizonte (designado por la línea horizontal de Ascendente a Descendente). Luego, en la denominada Época, la Luna se destaca en la parte del cielo donde está el ascendente, es decir, en este caso en el signo de Libra. A partir de ahí, en unos 273 días se ha trasladado al lugar del horóscopo, que está en Leo. Pero no ha vuelto a su punto de partida en Libra. Para volver a Libra, tendría que tomar exactamente 273 días, pues esta época se corresponde con diez revoluciones completas de la Luna a través del Zodíaco (10 veces 27,3 días). Así, en el primer ejemplo la época es de cuatro días menos de los 273, es decir, los cuatro días que le llevaría a la Luna pasar de Leo a Libra.
En el segundo ejemplo, la Luna está creciente, pero por debajo del horizonte. De acuerdo con la Regla Hermética, en la época de la concepción se encontraba en el lugar donde está el ascendente, al nacer, que esta nuevo en Libra. De allí en 273 días volvió a Libra, pero el nacimiento tuvo lugar unos pocos días después, por lo que en este caso, el plazo de 273 días se alargo los días tomados por la Luna al pasar de Libra a Capricornio.
En los dibujos tercero y cuarto la Luna está menguante. En la época de la concepción se ubicará en el lugar del zodíaco que se encuentra en el descendente en el momento del nacimiento, que está en Aries. Ahora, en el tercer dibujo la Luna está sobre el horizonte en el horóscopo de nacimiento y debemos asumir que tomó un poco más de los 273 días, es decir, el tiempo que tardó en pasar a Géminis. En el cuarto caso, por otro lado, le tomó menos de 273 días, el número de días que tardó en pasar de Acuario a Aries.
Ahora, será fácil de entender que la Época, mencionada en la Regla Hermética significa un momento del tiempo en algún lugar sobre el período de la concepción. Está claro que en el caso del niño sietemesino no hay que tomar diez ciclos lunares (10 veces 27,3 = 273 días) sino ocho (8 veces 27,3: 218 días) como medida estándar.
Estos cálculos sin embargo no nos dicen si el momento de la época coincide exactamente con el de la concepción física. Los diversos procesos relacionados con la concepción de hecho todavía no son tan tangibles en la etapa actual del conocimiento científico, ni tampoco es necesario que sea así desde el punto de vista astrológico. La Ciencia Espiritual ve la concepción como una especie de foco o punto radiante del mundo de los acontecimientos cósmicos espirituales, y ello es lo que se refleja en la imagen, en cierto sentido, del momento de la época. La concepción indica un punto físico preciso en la línea de desarrollo, mientras que la Época se refiere a la esfera completa de los acontecimientos, —incluso una esfera en el tiempo.
Que la Luna está, en la época de la concepción, en el lugar del zodíaco que está en el ascendente (o descendente) en el momento del nacimiento, es lo más importante. Esto significa que el ascendiente o descendiente es como la imagen de un puente que conduce hacia el interior de esas regiones cósmicas en la que se encontraba la Luna en las primeras etapas del desarrollo prenatal, un puente que une todo lo que pertenece a la esfera de la Luna con la esfera de la Tierra. Está claro que este tipo de imaginación astrológica no niega en modo alguno la tradición clásica, pero nos ayuda a penetrar en lo que se manifiesta en el horóscopo de nacimiento con un conocimiento más activo. Pues el ascendente o descendente se nos presenta ahora como un camino a lo largo de la cual se desenvuelve el ser humano: salir del estado etéreo de la esfera Lunar, a través de todo el desarrollo embrionario, al elemento sólido de la Tierra —un proceso que llega a su culminación en el momento del nacimiento. En resumen, el ascendente o descendente es una imagen de la forma en la que el ser humano etérico, el llamado cuerpo etérico, entra en el ser humano físico. La idea astrológica del ascendente es así llevada a un mundo mucho más real y concreto de los hechos, en cuanto a la entrada del ser humano en la vida. Esto se muestra con la ayuda de ejemplos. Vamos a aplicar primero un ejemplo histórico, en el horóscopo de Richard Wagner.
El nacimiento de Richard Wagner tuvo lugar el 22 de mayo de 1813. En este momento la constelación siguiente se presenta en el diagrama. Las denominadas casas astrológicas han sido deliberadamente excluidas de este dibujo, pues el objetivo principal de estos artículos es crear desde unos principios sencillos e ir comprendiendo cada paso a medida que avanzamos. Sólo se indica la línea del horizonte por el ascendente.
Para comprender el lenguaje de esta constelación sin caer demasiado en la mera tradición, tenemos que mirar a través de él, a lo que está trabajando en segundo plano, es decir, las fuerzas que están liderando hasta el momento del nacimiento, como punto culminante. Una vez más, es como si observáramos a través de la fisonomía del ser humano a los poderes espirituales formativos en las que están detrás de él.
En primer lugar, buscaremos la Época, con la ayuda de la Regla Hermética. La Luna está menguando por encima del horizonte, por lo tanto, entra en cuestión el tercer caso (véase más arriba). En la Época la Luna debe haber estado en el descendente del horóscopo de nacimiento —en Sagitario. Si desde el momento del nacimiento, cuando la Luna está en Acuario, nos vamos 273 días atrás, y seguimos a la Luna durante diez vueltas enteras y la encontraremos en Acuario una vez más. Pero estamos buscando a la Luna en Sagitario, así que tenemos que retroceder un poco más de los 273 días, y por fin el 15 de agosto 1812 nos encontramos con la Luna en Sagitario. Esto nos da el tiempo de la Época —o, más correctamente, del principio de la Época.
En este momento se nos presenta una cierta constelación de planetas. Durante el período posterior hasta la fecha de nacimiento el 22 de mayo de 1813, las constelaciones sufren grandes cambios. Todos estos acontecimientos en el cosmos se aclararán en el siguiente dibujo.
En este dibujo de abajo, hemos añadido algo nuevo, a saber, la Constelación real de las estrellas, las constelaciones fijas del zodiaco visible en el cielo estrellado. Estas se indican en el círculo exterior, donde se muestra cada constelación más o menos en su alcance real. En el zodíaco de la eclíptica, que se indica en el círculo interior, este zodiaco de las estrellas fijas es una realidad distinta. El zodiaco de la eclíptica, como es bien sabido, se inicia en el punto vernal (un punto determinado por los ritmos de las estaciones) y de allí se divide el camino anual del Sol en doce sectores iguales. El punto vernal es conocido como Aries y de aquí en adelante los sectores siguientes se nombran en el orden de los doce signos del zodíaco. Ahora el zodíaco real de las estrellas fijas es hasta cierto punto independiente de este círculo de la eclíptica, porque como consecuencia de la precesión de los equinoccios, las constelaciones y los signos reales correspondientes a la eclíptica ya no coinciden, y lo harán menos y menos en el futuro. Así, por ejemplo, cuando miramos hacia la parte de la órbita del Sol, que se designa como Aries, la constelación que en realidad estamos viendo no es la de Aries, sino la de Piscis. En la ciencia astrológica del futuro, será necesario tener en cuenta las constelaciones reales, así como los signos de la eclíptica.
En el dibujo, las posiciones de los planetas en el comienzo de la Época en 15 de agosto 1812 se indican dentro del círculo exterior. Hay una conjunción entre Júpiter y Venus en la transición de Géminis a Cáncer. También hay una conjunción del Sol y Marte en Leo, Mercurio está pasando de Leo a Virgo, y Saturno en Sagitario. Durante el período de desarrollo prenatal hasta el 22 de mayo 1813, los planetas se mueven hacia adelante a través del Zodíaco, y sus varias rutas se muestran en el dibujo con los arcos circulares correspondientes o curvas de bucle (retrogradación), en el caso de Júpiter o Saturno. Saturno retrograda al comienzo y al final y Júpiter sobre la mitad de la época prenatal. El camino de Marte se indica por lo tanto ——–, el del sol _____ el de Venus …….., y el de Mercurio + + + + +.
Vemos que procediendo de esta manera se forma una imagen muy polifacética. Todo parece como un gran flujo y reflujo del movimiento cósmico, presentándonos una gran cantidad de fenómenos, incluso si sólo tenemos en cuenta las conjunciones de los planetas durante este período. Hay tres cosas en particular que debemos considerar si queremos recoger la imagen de esa corriente y movimiento en general. Son los movimientos de la Luna, el Sol y Saturno durante este período prenatal.
Ya hemos visto que, en el tiempo desde el 15 de agosto de 1812 hasta el 22 de mayo 1813, la Luna ha pasado de Sagitario (es decir, del signo de Sagitario en la eclíptica) hasta Acuario. Diez ciclos lunares se encuentran entre ese tiempo y la pequeña suma adicional del paso de Sagitario hasta Acuario. Así, por término medio la Luna ha pasado por cada planeta alrededor de diez veces y en cada ocasión se han reunido en otro punto del cosmos, para los planetas también tienen su propio movimiento. En las formas más variadas, las fuerzas de los planetas toman el control que se refleja desde la Luna a la esfera de la Tierra. Este es un punto muy importante que nos conducirá a una comprensión mucho más profunda.
Si tenemos en cuenta la trayectoria del Sol y los caminos colindantes de Mercurio y Venus, tenemos la impresión de que no se ha cubierto una parte del Zodíaco. Sigue existiendo una especie de espacio abierto en la imagen. En el horóscopo de Richard Wagner esto es bastante evidente y simple, pero en otros casos puede ser mucho más irregular; Venus, por ejemplo, casi puede cerrar este espacio abierto. Este hecho también puede decirnos muchas cosas valiosas, que están conectadas con el ser humano como personalidad terrenal, con nuestra apariencia externa. Por otro lado, la Luna, con sus revoluciones prenatales realiza todo el proceso del ser humano suprasensible dentro del organismo físico. Saturno, apoyado en cierto sentido por Júpiter y Marte, se encuentra ahora en el fondo de todos estos acontecimientos, no de manera pasiva, sino con gran silencio cósmico. Saturno se mueve mucho más lentamente que los otros planetas, y, sobre todo, Saturno trae el gran drama del destino a nuestra existencia. En los siguientes artículos, que unen lo que hemos edificado hasta el momento, vamos a exponer los puntos principales de la biografía de Richard Wagner, para que podamos ver cómo se refleja esta vida terrestre en el cuadro cósmico. Para ello, la preparación bastante extensa que hemos sufrido era necesaria, para los que conscientemente desean, sobre todo comprender los hechos cósmicos y sus relaciones.
Traducido por Gracia Muñoz en octubre de 2023


