Del libro: Hablando a las estrellas: Cap. IV. Cristo y las Estrellas
English versión (pág. 108)
<Vídeo Curso III: Cristo y las Estrellas, Sesión 1>
El aspecto crístico de la comprensión de Venus nos lleva a este punto de inflexión en la evolución, cuando el ser humano necesitaba un nuevo impulso que el Espíritu del Sol cósmico trajo cuando se encarnó en un cuerpo físico. Cuando se estudia la obra de Rudolf Steiner, se llega a una comprensión cósmica de la naturaleza de este Ser, y de los preparativos realizados en la historia para Su descenso gradual a la Tierra, tal como se describe en las diferentes mitologías y en los diferentes misterios, hasta que entró en la encarnación física. Esa encarnación duró sólo tres años (un poco menos de tres años). Eso fue lo máximo que este cuerpo físico especialmente preparado fue capaz de contener a este gran Espíritu Solar. Pero el propósito de este Espíritu Solar era pasar él mismo por la encarnación física, pasar por la experiencia de separación que la humanidad había pasado en la experiencia de la muerte, y transformar la muerte, transformar esa separación física en el fundamento para la re-espiritualización y la reunión del ser humano con el gran ser cósmico, de modo que pudiera llegar a ocupar su rango completo en la jerarquía de los seres espirituales.
En el núcleo del trabajo de Willi Sucher, si lees sus libros, se encuentra este misterio de estos Tres Años de la encarnación en la Tierra de este Ser. Él sigue los hechos de Cristo a partir de una mezcla de registros históricos, seguimiento astronómico y las percepciones espirituales de Rudolf Steiner, para llegar a los significados cósmicos de los acontecimientos que tuvieron lugar en estos Tres Años de encarnación e incluso un poco menos de los tres años.
Antes hemos mencionado que Venus está relacionado con los misterios, con la antigua forma en que el ser humano accede al reencuentro con el cosmos, con el mundo divino, a través de diferentes misterios. También construimos esta estrella de cinco puntas, que nunca cambia de forma, por lo que en realidad puede rastrearse hasta los años 30 a 33 d.C. En el libro de Willi Sucher, Cristianismo Cósmico, retoma estos acontecimientos desde su perspectiva cosmológica. Todo el propósito de la astrosofía es tomar este impulso crístico que comenzó en la Tierra, y a partir de nuestro trabajo como seres humanos, llevar este impulso crístico de vuelta al cosmos mismo, a través de nuestros actos transformadores.
El pentagrama de Venus nos revelará cinco acontecimientos específicos durante los Tres Años de encarnación, con dos justo a cada lado de los tres años. Estos acontecimientos representan la fundación de los nuevos misterios, ocupando el lugar de los antiguos misterios y creando la base para los nuevos misterios.
Si observamos el círculo que creamos con la estrella de cinco puntas, veremos que cada una de estas cinco puntas está colocada como los puntos creados cuando se formó esta estrella durante estos Tres Años de la encarnación del Cristo en la Tierra.
El primero de estos signos tuvo lugar en Libra. Ocurrió en el momento de un acontecimiento anterior al comienzo de los Tres Años, antes del Bautismo de Jesús, cuando el yo de Jesús aún no había sido habitado por el el Ser Crístico. El yo de Jesús era un iniciado muy elevado, altamente preparado para el sacrificio que iba a hacer, para que el espíritu Solar Crístico habitara en ese cuerpo. Este acontecimiento conecta con una experiencia de Jesús que Rudolf Steiner comunica en un ciclo de conferencias titulado El Quinto Evangelio. Jesús visitó una comunidad cerca del Mar Muerto que era la comunidad de un grupo llamado Los Esenios. Los Rollos del Mar Muerto descubrieron mucho sobre esta comunidad esenia situada cerca del Mar Muerto. Los esenios eran una escuela esotérica de misterios dentro de la tradición judía. Vivían en un entorno muy solitario y sus prácticas y formación implicaban una especie de purificación estricta. Se separaban del mundo en muros cerrados con puertas que impedían la entrada a cualquiera que no fuera miembro, algo parecido a una existencia monástica, donde seguían este camino de purificación para iniciarse en una visión superior. Se cree que Juan el Bautista, aunque no era esenio, estaba relacionado con ellos. Eran portadores de una elevada tradición esotérica judía.
Jesús visita esta comunidad y la historia cuenta que cuando llegó a las puertas de la comunidad, se dio cuenta de que Lucifer y Ahriman, esas grandes figuras opuestas a la humanidad estaban sentados en las puertas. No podían entrar en la comunidad, pero Jesús también supo que así serían desatados sobre el resto de la humanidad. Esta experiencia fue algo así como la experiencia búdica del sufrimiento de la humanidad. Vio que las antiguas tradiciones mistéricas, al separarse para autopurificarse y poder ascender a las alturas espirituales, dejaban al resto de la humanidad expuesta al sufrimiento infligido por las fuerzas adversarias del mal en el mundo. Supo que ése ya no era un camino adecuado. El Quinto Evangelio describe que, tras esta experiencia, se sintió profundamente turbado y entristecido y acudió a su madre (o incluso podría decirse La Madre) y mantuvo una profunda conversación con ella.
Fue después de esta conversación con la madre y de la experiencia de los esenios cuando se sintió atraído a ir al río Jordán para ser bautizado. Y en ese momento cuando la individualidad que habitaba las envolturas de Jesús se sacrificó y abandono su cuerpo para que el Sol YO SOY pudiera entrar en ese recipiente.
Entonces los Evangelios dicen que inmediatamente después de este bautismo, haciendo énfasis en inmediatamente, Jesús, ahora habitado por el Cristo, salió al desierto. Allí se enfrentó a las tentaciones de esos mismos adversarios que Él vio en las puertas que la comunidad esenia había soltado al mundo. Salió como el espíritu del Sol, ahora convertido en un ser humano en carne y hueso, para enfrentarse a esos adversarios y vencerlos durante los cuarenta días en el desierto.
Todo esto se recuerda en este rincón de la conjunción estelar de Venus en Libra. Libra es la constelación que se erige como un portal, una puerta, un umbral entre la sabiduría divina de Virgo y las fuerzas de la muerte en Escorpio. En la forma humana es el umbral entre lo humano superior y lo inferior. Así que aquí podemos ver esta imagen de las puertas de los Esenios que mantienen la sabiduría pura separada de las fuerzas oscuras que la destruirían. En este sentido, esta conjunción de Venus es una redención de los antiguos misterios, una fundación de los nuevos misterios a partir del Cristo YO SOY que es «la Puerta» y que atraviesa la puerta hacia las fuerzas de la muerte para transformarlas, no para mantenerlas alejadas.
<Vídeo Curso III: Cristo y las Estrellas, Sesión 7>
Pasamos ahora a la segunda conjunción de Venus después de la conjunción relacionada con la comunidad esenia. Venus da la vuelta al zodíaco y alcanza al Sol en las estrellas de Leo. Esta conjunción está relacionada con dos acontecimientos. La Resurrección del Joven de Naím y la decapitación de Juan el Bautista. Aquí sólo hablaremos de la decapitación de Juan, pero el levantamiento del Joven de Naím está profundamente relacionado con la evolución de los nuevos misterios cristianos, incluso con los misterios del Grial.
¿Quién era Juan? Juan fue un gran profeta, el que bautizó a Jesús, llamando a la gente: «¡Cambiad vuestra forma de pensar!». Se podría decir que Juan representa toda la corriente profética. Era la reencarnación de Elías. Vio a Jesús acercarse al Jordán y reconoció lo que iba a ser su obra, afirmando que aquí se acercaba Uno, al que no era digno de desatar las correas de su sandalias. Así que aquí estaba este gran ser de Juan, con todo lo que salió de la corriente del profeta y, sin embargo, reconoció que el nuevo que vendría era más grande que él. Como él dice: «Él debe crecer. Yo debo disminuir».
Juan fue arrestado porque había denunciado, por así decirlo, a Herodías, la esposa de Herodes, por su adulterio y por divorciarse de su marido, que era hermano de Herodes, para poder luego casarse con Herodes. Herodías tenía una hija, Salomé, a la que había presentado ante Herodes en una fiesta y baile. Pero este baile iba a servir a un oscuro propósito. Después del baile de la hija de la reina, Herodes, por el deseo que despertaba en él, permitió que ella pidiera lo que quisiera. Siguiendo las instrucciones de su madre, ella pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja. Herodes no tuvo más remedio que llevar a cabo este acto, decapitando a Juan y haciendo que le trajeran su cabeza a Salomé en una bandeja, que luego ella entregó a su madre, Herodías.
Siempre hay que ver en los Evangelios un profundo y misterioso lenguaje, con muchas capas de profundo significado. La cabeza del ser humano lleva las fuerzas, todas las fuerzas, porta la esencia de la encarnación anterior, así en el caso de Juan, la transmisión de la corriente profética. Así, Herodías participaba en misterios oscuros y decadentes en el uso de las fuerzas de la cabeza de Juan. Herodías, como se señala en los Evangelios, era en parte fenicia, lo que indica que procedía de la región que albergaba los misterios de Ishtar/Ashtoreth, con diferentes nombres. Estos misterios de diosas estaban conectados con Venus, pero habían caído en decadencia y servían a seres demoníacos en esta época. Se utilizaban para obtener poderes espirituales oscuros con el fin de obtener el tipo de conocimiento espiritual que se utilizaría para el poder egoísta. Aunque brutal, podemos ver en la muerte y el sacrificio de Juan una imagen del final de la antigua corriente profética de los misterios. La antigua forma de conocer de los profetas, que era una especie de clarividencia visionaria, en la que los seres superiores hablaban a través del profeta, tenía que llegar a su fin. El espíritu ya no fluye desde las alturas como una especie de posesión profética del ser humano, sino que con Cristo el espíritu se une ahora con la humanidad y se pone la semilla para el conocimiento espiritual a partir del YO SOY interior. Sin embargo, Rudolf Steiner continúa afirmando que después de su muerte, Juan el Bautista, en una forma espiritual, se convirtió en una especie de guía y espíritu para los doce discípulos durante los Tres Años. De modo que esta corriente profética fue brutalmente sacrificada, pero se transformó en un servicio para los nuevos misterios que se dirigían hacia el futuro. Los estudiosos de Rudolf Steiner sabrán que, a un nivel muy profundo, existe una relación especial entre el ser de Juan (el Bautista) después de su muerte y el ser de Juan el Discípulo.
Todos estos acontecimientos están conectados con esta esquina del pentagrama de Venus en las estrellas de Leo. Como se ha dicho antes, podemos ver aquí este gesto de Leo del ser humano entrando en el centro de la yoidad y el desafío o llamada de Leo a unirse con la periferia superior, el verdadero YO SOY que es el Yo periférico, no el yo estrecho del centro. Como dijo Juan: «Él debe aumentar. Yo debo disminuir». El final de Juan se convirtió en la oportunidad de servir al impulso mayor del Cristo y de los discípulos. Sacrificó su yo individual por el Verdadero Yo Soy. Este es el gesto más elevado de Leo.
Ahora pasamos a la tercera conjunción de Venus con el Sol en esta estrella de cinco puntas que se produce en la constelación de los Gemelos, de Géminis. Este acontecimiento, Willi Sucher lo asocia con otra curación de los antiguos misterios. Es la historia de los Evangelios conocida como la curación de la hija de la mujer siro-fenicia.
Una vez más, los detalles revelan un profundo significado oculto. Aquí se menciona específicamente que ésta fue la única vez que Cristo salió del territorio judío, a la ciudad de Tiro. Los Evangelios dicen que llegó a una casa y había una mujer griega de origen siro-fenicio. Se postró a sus pies y le rogó que fuera a sanar a su hija, que estaba poseída por un demonio. Pero para ponerla a prueba, Jesús le dijo: «Primero deja que coman los niños, porque no está bien quitarles el pan y echárselo a los perros». Ella respondió: «Pero señor, hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de los niños». Jesús le dice: «Por lo que has dicho, tu hija esta curada».
Tenemos una curación, que por supuesto es mucho mayor que un simple acontecimiento físico. Todos estos acontecimientos de los Evangelios son una especie de fusión de un acontecimiento histórico externo con un lenguaje misterioso más poderoso, son hechos espirituales que representan curaciones a muchos niveles más allá del propio acontecimiento físico.
Willi Sucher describe cómo se produjo esta curación de la hija de la mujer siro-fenicia por la gran humildad que mostró. Cayó a sus pies. Le suplicó que curara a su hija. Ella dijo «hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de los niños». Entonces, ¿cómo podemos entender que la simple humildad trajera la curación de su hija? Al igual que con Herodías, de nuevo tenemos a una mujer de ascendencia fenicia, como se señala específicamente. El hecho de que fuera siro-fenicia apunta a la conexión con ciertas corrientes místicas. Su hija estaba poseída por un demonio. Tenemos la historia de madre e hija (como Herodías y Salomé). Esto nos señala una relación con estos misterios siro-fenicios, que estaban asociados con los dioses conocidos por muchos nombres, Baal, Astarté Astarté, Ishtar, y eran particularmente decadentes en esa época.
Como ya se ha dicho, se caracterizaban por una verdadera sed de poder, de poder espiritual. La catarsis moral y la purificación requeridas para la iniciación habían sido ignoradas, lo que abrió la puerta a que fuerzas demoníacas habitaran los centros de misterio y los altares de estos dioses. Se podría imaginar que esta «hija» es tanto hija física de la mujer habitada por demonios como hija espiritual de las prácticas mistéricas decadentes, poseída por esta ausencia de catarsis moral y sed de poder espiritual.
La conjunción de Venus asociada con esta curación está en las estrellas de Géminis, la constelación más asociada con la jerarquía, la de arriba y la de abajo. Como ya se ha mencionado, en el Lavatorio de los pies se puede ver la verdadera inversión de la antigua jerarquía espiritual. Se puede pensar también en esta mujer cayendo a los pies de Cristo y postrada en la total humildad. En otro nivel, se puede ver en él una imagen de la dualidad entre el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento, que quizás conozcas de la historia del jardín del Edén. En la forma decadente de estos misterios se intentaba tomar el conocimiento espiritual y alcanzar el árbol de la vida, para acceder a las fuerzas vitales espirituales sin haber pasado por la purificación necesaria. Se asociaba mucho con la magia negra. Así, en esta curación tenemos una curación de los antiguos misterios a través de la humildad de la mujer, pero en un nivel más profundo a través de la inversión de la arrogancia y el uso de los poderes espirituales erróneamente pidiendo a Cristo incluso las migajas del pan de los niños.
<Vídeo Curso III: Cristo y las Estrellas, Sesión 8>
La cuarta conjunción de Venus con el Sol tuvo lugar en la primavera del año 33 d.C., cerca del punto vernal, el paso de Piscis a Aries. El impacto de esta conjunción puede considerarse que tuvo lugar durante toda la semana que precedió a la Crucifixión y la Resurrección. Está relacionada con una enorme transformación en la relación del ser humano con el mundo espiritual, que se representa en el escenario histórico mundial de la crucifixión y la resurrección. Sin embargo, en particular, se relaciona con otra de las tradiciones mistéricas que se transformó, en la historia de Lázaro. (Este es también el 7º signo en las curaciones de Mercurio). La historia, tal como la cuentan los Evangelios, es que la familia de Lázaro (la familia de Lázaro era amiga de Jesús, entre los que se encontraban sus dos hermanas María y Marta y el propio Lázaro) buscaba a Jesús porque su hermano Lázaro había muerto. Cuando Jesús se enteró de que había muerto, se dice: «Esta enfermedad no es de muerte», y esperó dos días antes de ir a verlos. Cuando llegó, Lázaro llevaba cuatro días en el sepulcro. María y Marta dijeron a Jesús que, si él hubiera estado allí, su hermano no habría muerto. Se había reunido una multitud con la familia llorando. Jesús fue al sepulcro y pronunció estas famosas palabras: «¡Lázaro, levántate!». Y Lázaro salió de la tumba y la multitud quedó asombrada. Los fariseos del templo judío estaban allí y se enfurecieron y el Evangelio dice que fue en ese momento cuando fueron a tramar cómo podrían quitarle la vida a Jesús. ¿Por qué la resurrección de alguien de entre los muertos provocaría que los enemigos de Cristo quisieran matarlo?
Rudolf Steiner en sus conferencias sobre el Evangelio de Juan entra en detalles sobre este acontecimiento y describe el sueño del templo de iniciación, que era como una muerte, y duraba tres días y medio. El adepto, el iniciado, entraba en una especie de sueño y era rodeado y vigilado por los hierofantes del templo para proteger el espíritu, el alma y el cuerpo de ese iniciado. En ese momento, el espíritu y el alma salían al mundo espiritual, como lo hace todo ser humano durante el sueño, pero también se iba el cuerpo vital, lo que para cualquier otra persona significaría la muerte, pero como los hierofantes estaban alrededor del iniciado, mantenían las fuerzas vitales alrededor del cuerpo durante los tres días que el adepto, estaba fuera de su cuerpo, y luego, cuando volvía al cuerpo, las experiencias que había tenido en la visión espiritual quedaban impresas en el cuerpo etérico y se convertían en una capacidad, lo que daba lugar a sus poderes como iniciado.
Steiner señala que estuvo tres días en la tumba como significando que estaba en el sueño del templo, pero la iniciación había fracasado porque temían que hubiera muerto y no hubiera salido del sueño del templo. Jesús esperó hasta el cuarto día para estar seguro de mostrar la naturaleza de la iniciación de Lázaro. Cuando Jesús lo llamó, se podría decir que Jesús realizó la iniciación en público ante todo el pueblo. Él mismo realizó la iniciación de Lázaro. Este es el mismo Lázaro que se convertiría en Juan. Los fariseos se enfurecieron porque Jesús básicamente había traicionado los misterios. Había realizado en público lo que estaba prohibido que nadie viera o supiera, excepto los que estaban en el templo. La sentencia para alguien que traicionaba los misterios era la muerte. Esta violación de los misterios les enfureció y les hizo hacer planes para arrestarlo y matarlo.
En esta conjunción de Venus y la historia de Lázaro tenemos de nuevo la sustitución de los antiguos misterios por los nuevos misterios crísticos. Se podría decir que en esta imagen de la iniciación pública ya no había puertas cerradas, ni velos sobre lo más sagrado de los templos donde tenía lugar la iniciación. La iniciación era ahora un secreto a voces, en el sentido de que, a partir de uno mismo, de su propio camino interior, llegaría a la iniciación en el futuro a partir del poder crístico.
Pasamos ahora a la última y quinta conjunción en este pentagrama de Venus. Esta quinta conjunción se produce justo fuera de los Tres Años, en el año 34 d.C., en la constelación de Capricornio. Willi Sucher lo relaciona con lo que le ocurrió a Pablo, que en aquella época se llamaba Saulo. Saulo pertenecía a la estricta tradición esotérica del judaísmo. Era consciente de que este Jesús había traicionado los misterios y esta nueva secta y su discurso sobre una resurrección y la llegada del Mesías era una violación de las verdades del judaísmo. El trabajo y la misión de Saulo era perseguir a los nuevos cristianos, los seguidores de este Mesías resucitado. Él estaba viajando en el camino a Damasco, donde iba a continuar estas persecuciones cuando tuvo esta visión del Cristo. Oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Se quedó ciego, cayó del caballo y permaneció en un estado de catatonia durante varios días. Así que, de nuevo tenemos este tipo de proceso de iniciación, estuvo ciego durante tres días, en este estado catatónico durante un tiempo, y después cambió completamente. Reconoció la verdad de este ser espiritual del Cristo, y pasó de ser Saulo a Pablo, el más grande de todos los que difundieron el cristianismo y el primero de los nuevos iniciados cristianos que no habían conocido a Jesús durante los Tres Años. Tenemos en este acontecimiento lo que Rudolf Steiner y Willi Sucher describen como la primera experiencia de la futura experiencia del Cristo que todo ser humano puede alcanzar. Es Cristo apareciendo, no en el reino físico, sino en el reino etérico, como el Resucitado. Pablo / Saulo fue el primero en experimentar al Cristo en esta dimensión. Es un fundamento, o precursor, de la nueva experiencia del Cristo.
Esto ocurre en la constelación de Capricornio. Capricornio siempre se ha conocido como la «puerta de los dioses». Históricamente ha sido la constelación a través de la cual los iniciados salían al mundo espiritual, el portal hacia el mundo espiritual. Capricornio es la constelación de la catarsis hacia la iniciación.
Así pues, tenemos en estas cinco esquinas del pentagrama de Venus/Sol estos acontecimientos durante los Tres Años. Willi Sucher los ha rastreado a través de la historia, siguiendo lo mejor posible el calendario. Por supuesto, no existe un calendario exacto de los hechos de Cristo durante esos tres años, pero a partir de los relatos de los Evangelios, basados en la única fecha que Steiner dio, que fue el 3 de abril del año 33 d.C. como fecha del Gólgota, Willi ha trabajado hacia atrás a través de los movimientos planetarios.
Una de estas esquinas del pentagrama de Venus se encontrará en la carta prenatal de nacimiento de casi todas las personas. (Puesto que estas conjunciones están separadas por unos 9 meses, es posible que la conjunción se produzca justo antes de la Época o después del Nacimiento – véase el próximo curso sobre Construcción de Cartas). Entonces, uno puede rastrear estas conjunciones durante el tiempo prenatal hasta el evento de la conjunción de los Tres Años. Willi Sucher trabajó con esto durante muchos años y me lo enseñó. En los muchos años que trabajé con cartas y biografías individuales, mi experiencia confirmó que, en algún nivel espiritual profundo, el acontecimiento crístico de Venus que uno tiene también en su carta, de alguna manera nueva, vive como una experiencia profunda dentro de ese ser humano, en su biografía. Tal vez fue el acontecimiento en torno al misterio de los Esenios y el retiro a una existencia monástica para auto purificarse, y la necesidad de superarlo. O tal vez sea lo contrario, un rechazo absoluto de todo lo que se asemeje al monacato y el deseo de estar plenamente en medio del mundo. O tal vez el acontecimiento de la mujer siro-fenicia, donde se mostró esta profunda humildad, humildad espiritual. La experiencia de reconocer que el más alto poder espiritual viene al convertirse en el siervo del más bajo -esta inversión de la jerarquía. Todas las corrientes espirituales del pasado, y muchas corrientes espirituales de hoy en día, siguen arrastrando esta tradición de ascensión, de elevación jerárquica a las alturas del desarrollo espiritual. Pero el propósito de la encarnación de Cristo era mostrar que ahora todo eso se ha invertido. El nuevo gesto, el más elevado, es que uno se convierte en el servidor de los más pequeños.
Así concluye la sección sobre las conjunciones de Venus y los Tres Años. Pasamos ahora a Júpiter y Saturno.
Traducido por Carmen Ibañez Berbel en septiembre de 2023

