Enfoque Practico III – mayo-junio y julio de 1974

Por Willi Sucher

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Aplicación práctica de la información relativa al enfoque geocéntrico y heliocéntrico

Todo el campo de los elementos de las esferas de los planetas, es decir, sus líneas nodales y las líneas perihelio-afelio, es tan nuevo que creemos que debemos dar algunas indicaciones sobre cómo utilizarlos en la práctica. Vemos en su aplicación caminos hacia una distinción constructiva entre las perspectivas geocéntrica y heliocéntrica. En la actualidad hay muy pocos astrólogos que tengan en cuenta el enfoque heliocéntrico, y los pocos que lo hacen, suelen emplear este último como una especie de competencia contra el geocéntrico. En años de práctica llegamos a la conclusión de que esta actitud no es necesaria. Más aún, vemos en un enfoque un complemento muy instructivo del otro. Sin embargo, a continuación, demostraremos esto, junto con otras implicaciones, a partir de un ejemplo histórico, en relación con el complejo de encarnación cósmica de Ralph W. Emerson.

Ralph W. Emerson nació el 25 de mayo de 1803, en Boston, Massachusetts, «mientras su padre cenaba al mediodía», como dice una fuente de información. Ahora elaboraremos el asterograma geocéntrico (Fig. 18a) para el tiempo transcurrido desde la época astrológica hasta el nacimiento, similar al que hicimos para Kepler (ver Fig. 3).

Aquí vemos enseguida algunas características notables: Saturno, Júpiter, Marte, Urano, la Luna y su nodo descendente estaban cerca del «ascendente de nacimiento». Esto coincide con el lugar en el zodíaco donde el Sol había estado en la época. Si añadimos a esto la idea sugerida en la Fig. 4, de que la trayectoria del Sol durante el tiempo embrionario prenatal es una imagen de la imagen del embrión, entonces vemos en las posiciones de Saturno y Júpiter prenatales notables relaciones con el organismo de la cabeza. (Esta imagen embrionaria cósmica es, por supuesto, una especie de forma comprimida de la conexión real del cuerpo físico con todo el Zodíaco. Tomamos el paso del Sol por el meridiano (MC), como el momento del nacimiento). Además, vemos a Marte y Venus, durante el desarrollo embrionario, en retrogradación (bucles) en partes opuestas del zodíaco.

Una forma de empezar con la interpretación de una carta es investigar las implicaciones de Saturno. Este planeta es, por así decirlo, el pilar de la casa que se construyó para la habitación humana durante una encarnación. Está relacionado con la construcción del esqueleto humano y el inherente «movimiento hacia la rectitud» (véase El hombre a la luz del ocultismo, la teosofía y la filosofía de Rudolf Steiner). Así pues, podemos verlo incluso como un umbral desde la esfera terrenal inferior en la que vivimos, hacia los «cielos». En este sentido puede tomarse como una expresión del karma del individuo. El Saturno de Emerson se movió, durante su desarrollo embrionario, en la constelación sideral de Leo. Para definir el significado de esto más claramente, podemos emplear las sugerencias de la Fig. 12. Allí relacionamos a Leo con la sexta ronda del antiguo Saturno. Según la descripción de la Ciencia Oculta de Rudolf Steiner, encontramos, desde el punto de vista de Acuario (opuesto), los primeros comienzos de una especie de «metabolismo», o relación y reacción a un «entorno». Así pues, podemos decir que en este Saturno de Emerson vivía el potencial de una coordinación absoluta con la época y el tipo de humanidad en la que vivía. Utilizó este potencial de hecho, encontrando expresión en la universalidad, en un sentido de karma de la humanidad, en sus Hombres Representativos. Así, Emerson puede aparecer en la historia cultural moderna como un «precursor» de Rudolf Steiner, quien se asoció en su encarnación también con un Saturno en Leo sideral.

Esto se acentuó aún más en la conexión de Emerson con Júpiter. Comenzó en Leo sideral. Aquí sugeriríamos un estudio de la segunda ronda de la evolución del antiguo Sol. Los antepasados de la humanidad habían recibido entretanto un cuerpo etérico o de vida. En Leo vemos recordado el momento en que los movimientos cósmicos -los comienzos arquetípicos de los actuales movimientos estelares- se reflejaron en este cuerpo de éter, creando así el arquetipo de, por ejemplo, la circulación de la sangre. En el propio símbolo de Leo (♌) aún se conserva este principio de relación del centro, el corazón, con la periferia. En este sentido, podemos decir que Emerson tenía el potencial de una verdadera relación de «corazón» con su entorno humano. En conjunto, Júpiter está más asociado al desarrollo, por ejemplo, del sistema muscular, en la medida en que está dirigido por el organismo de los nervios. El objetivo último de Júpiter es promover en el ser humano el desarrollo del pensamiento, desde el pensamiento meramente reflexivo al pensamiento «intuitivo», en el sentido de la Filosofía de la Libertad de Rudolf Steiner (ahora publicada como Filosofía del Pensamiento Intuitivo).

El potencial de Júpiter está aún más indicado en el movimiento del planeta durante la última parte del desarrollo embrionario de Emerson en Virgo sideral. Esto lo vemos potencialmente descrito en la primera ronda del antiguo Sol, según la Ciencia Oculta (Fig. 13), el momento de la evolución cósmica en que la «vida» fue infundida en una humanidad anterior. Tal «infusión de vida» la vemos realizada en todo lo que Emerson hizo por la humanidad de su época, particularmente por la humanidad occidental.

En Marte podemos ver una herencia definida de los desarrollos durante la evolución de la antigua Luna (ver Ciencia Oculta). Sentó las bases, mediante la infusión del alma o cuerpo astral en nuestros antepasados, para nuestro eventual poder de distinción y separación de cualquier entorno. A través de los muchos callejones, en parte muy engañosos, del egoísmo, el rechazo, la aversión e incluso la agresión, se supone que nos conduce hacia la realización de la verdadera libertad espiritual. El principal medio para alcanzarla es el desarrollo de la palabra. Que este último era un gran potencial para Emerson es obvio en la posición inicial (de época) de Marte en Tauro sideral, que es la región arquetípica cósmica de la laringe y el habla (véase el Capítulo II).

Podemos, además, emplear esta asociación de la época Marte con Tauro en el sentido de las rondas de la antigua Luna (Fig. 14). Allí Tauro está opuesto a Escorpio, que recuerda la tercera ronda, o el momento de la Rebelión Luciferina. La «oposición» a este último sugeriría el posible impulso de redimir esa «rebelión» constructivamente, en el sentido de alcanzar la libertad espiritual, que ciertamente puede descubrirse como un objetivo en la obra vital de Emerson.

El «bucle» de Marte, principalmente en Géminis sideral, podemos interpretarlo potencialmente, en el sentido de «oposición» a la cuarta ronda de antigua Luna. Esta última se describe como la influencia, por un lado, de las fuerzas del Sol (cielo) y, por otro, de las fuerzas más groseras (rebeldes) de la antigua Luna sobre nuestros antepasados. La asociación del bucle de Marte con Géminis podría sugerir una influencia potencialmente predominante de las fuerzas del «Sol». Emerson lo empleó especialmente en relación con el cambio y la crisis de su vida, alrededor de los treinta años. La oposición de Marte al Sol durante el bucle se produjo alrededor del comienzo del 5º ciclo lunar prenatal. Esto reflejaba la edad de unos 29-30 años. A principios de 1832 murió la esposa de Emerson, éste se retiró de su cargo pastoral y el día de Navidad se fue de viaje a Europa, donde conoció a varios escritores conocidos y entabló una amistad duradera con Carlyle. Esa crisis llevó a Emerson a darse cuenta de su potencial «celestial», o de Géminis. Por último, la posición de Marte al nacer, en Cáncer sideral, podemos verla como potencialmente asociada a la redención gradual de la gran escisión en antigua Luna (Cáncer opuesto a Capricornio, es decir, la quinta ronda de la antigua Luna).

Con respecto a la trayectoria prenatal del Sol a través del zodíaco podemos emplear una especie de «resumen» de las tres etapas anteriores de la evolución, antiguo Saturno, antiguo Sol, antigua Luna. En este sentido, la actual evolución Sol-Tierra es la integración orgánica de las tres anteriores. Así miramos a la época Sol en Leo, que nos recuerda básicamente todo lo que dijimos sobre la sexta ronda del antiguo Saturno (opuesta), la segunda del antiguo Sol, más la implicación de la sexta de la antigua Luna (opuesta). Esta última vio la reunión de aquel universo dividido en el pasado. Esto parece justificar la observación de la Enciclopedia Británica sobre Emerson, de que él enfatizaba «la unidad esencial de la naturaleza…».

La posición del Sol durante el 5º ciclo prenatal de la Luna (referido a la edad de 28-35 años) estaba principalmente en Sagitario. Podemos observar aquí particularmente las implicaciones de la memoria del antiguo Saturno, según la Fig. 12, es decir, Géminis trajo la separación en entidades individuales o «partículas», y Sagitario trajo ciertos seres jerárquicos experimentando su propia etapa «humana» a través de estas entidades. Contemplando todo esto podemos entender otras observaciones de la Enciclopedia Británica sobre Emerson: que enfatizaba «el poder y la fuerza del individuo, …que el propósito de la vida parece ser conocerse a uno mismo… la revelación más elevada es que Dios está en cada uno…».

En conjunto, podemos ver en el Sol, durante la gestación y hasta el nacimiento, el agente cósmico, por así decirlo, que ayudaría a integrar los acontecimientos y hechos estelares en una corporeidad espacial. Así pues, también podemos percibir la trayectoria prenatal del Sol como una contraimagen cósmica de la forma embrionaria.

A continuación, indicaremos cómo pueden interpretarse los planetas inferiores: Mercurio y Venus, así como la Luna. Los planetas superiores -Marte, Júpiter y Saturno- están demostrando más lo que se le ha dado al ser humano como potenciales, procedentes de seres del mundo divino, también asociados con el karma, fundados en encarnaciones anteriores. Los planetas inferiores están describiendo más nuestro propio ser, capacidades y disposiciones del alma, con las que intentaremos dominar los problemas de la vida.

En este sentido, Mercurio, el planeta más cercano al Sol, representa cómo el individuo decidió intentar bajar la inteligencia cósmica a la inteligencia y voluntad terrenales. Los ritmos prenatales del planeta, moviéndose a través de conjunciones superiores con el Sol, seguidas de conjunciones inferiores durante los «bucles», pueden relacionarse en conexión con los ciclos prenatales de la Luna con edades definidas en la vida. Las conjunciones superiores -cuando el planeta Mercurio está «detrás» del Sol, visto desde la Tierra, en otras palabras, más lejos en el espacio cósmico- reflejan momentos en la vida en los que uno está posiblemente más inclinado a «recoger», por así decirlo, inteligencia ambiental, o más bien cósmica. Más tarde, en los momentos relacionados con la siguiente conjunción inferior -cuando el planeta se encuentra entre el Sol y la Tierra-, podremos incorporar lo «recogido» a la inteligencia y los actos terrenales (véase también el Capítulo III).

En la carta de Emerson encontramos que Mercurio estaba en conjunción superior con el Sol en la época. Estaba casi en conjunción con Saturno, y no muy lejos de Júpiter. Vemos en ello una indicación de que Emerson tenía el potencial anímico para integrar y recoger la inteligencia cósmica expresada por Saturno en Leo, de la que hablamos anteriormente. Esto incluso tenía relación con una encarnación pasada, como han demostrado nuestras investigaciones basadas en las indicaciones de Rudolf Steiner. Entonces encarnó esto, por así decirlo, como su propia alma-potencial en el momento relacionado con la siguiente conjunción inferior de Mercurio con el Sol, indicada por el bucle en Libra sideral. Esto se refiere, aproximadamente, al tercer ciclo lunar prenatal, correspondiente a la edad de 14-21 años, el tiempo de la graduación y los intentos de crecer en formas definidas de vida profesional. Finalmente, justo sobre la correspondencia prenatal a la edad de 22 años, ingresó (1825) en la Divinity School de Cambridge, Massachusetts, con el fin de prepararse para el cargo pastoral. Este tiempo de decisión interior, que debió ser para él, lo vemos expresado en el bucle de Mercurio en Libra, aún más acentuado por Neptuno en la Balanza. (Sobre los planetas exteriores, véanse los capítulos II y III).

Después de eso vemos a Mercurio moviéndose eventualmente hacia otra conjunción superior, hacia el final del 5º ciclo prenatal de la Luna, en Sagitario sideral. Como dijimos anteriormente, estos acontecimientos se refieren a las posibilidades que se ofrecen para el desarrollo interior del individuo. Por lo tanto, podemos emplear aquí, en conexión con los planetas interiores, el zodíaco que se presenta en la Fig. 7. Sagitario aparece allí conectado con el ego. Y de hecho, en la vida de Emerson presenciamos a la edad de 35 años (correspondiente al final del 5º ciclo prenatal de la Luna) una preparación para una ruptura con el ego, en un sentido más elevado. Fue entonces cuando pronunció un discurso en la Divinity School de Cambridge que era «una protesta contra los defectos del cristianismo histórico». Evidentemente, abogaba por un cristianismo espiritual más elevado, que pusiera el acento en el desarrollo de un yo mayor que el ego humano ordinario.

Durante el 7º ciclo prenatal de la Luna, referido a la época de 1848 aproximadamente, Mercurio se movió en otro bucle, en Acuario sideral y cerca de Plutón, reflejando cuando fue a Inglaterra por segunda vez en 1847-8. Tras su regreso, y en parte como resultado de esta segunda visita, publicó Representative Men (1850), English Traits (1856) y The Conduct of Life (1860). Lo que antes había recogido como inteligencia cósmica independiente, lo redujo en estos escritos a espléndida inteligencia terrenal, en el sentido de las potencialidades de Mercurio.

Más tarde, a principios de mayo de 1803, Mercurio atravesó la última conjunción superior, referida a la época de 1866 y posteriores. Tuvo lugar en Aries sideral, con la Tierra opuesta, en conjunción con Neptuno. Es interesante notar que Emerson dictó en 1870, en el Harvard College, un curso de conferencias sobre Historia Natural del Intelecto.

Finalmente, vemos a Mercurio al nacer entrando en Géminis sideral. Aquí sólo sugerimos echar un vistazo a la Fig. 7 y contemplar lo que dice sobre esta constelación; y también que está conectada con el quinto principio (comparado, en un nivel superior, con el Espíritu-Ser) del Cristo. Además, también observamos que, en 1872, al que se refiere esta posición final, en el sentido de los ciclos lunares prenatales, Emerson realizó su tercer viaje al extranjero, que le llevó hasta Egipto. Sólo por mencionar un similar aproximado de este Mercurio: En el nacimiento del francés Pascal (nacido el 19 de junio de 1623) Mercurio también estaba en Géminis sideral. Es conocido como matemático y científico, pero también como «filósofo religioso». Una vez, cuando estaba en retiro en Port Royal, tuvo una profunda experiencia interior, que a veces se llamó «conversión, la experiencia mística sufrida y descrita por muchos de los grandes pensadores religiosos» (Enciclopedia Británica).

Pasemos ahora a Venus. Este planeta representa los potenciales que el ser humano utiliza para construir la vida sentimental. Por lo tanto, actúa también como una especie de contrapeso de Marte.

El Venus de Emerson partía de la constelación de Virgo. Esto era similar a la Venus de la época de Goethe. En cierto sentido, Emerson consiguió representar algo así como un equivalente de la relación vital goetheana más centroeuropea para la humanidad occidental.

Principalmente durante el 5º ciclo lunar prenatal, Venus se movió a través de un bucle en Sagitario. Ocurrió casi al mismo tiempo que el bucle de Marte (véase más arriba) y, por lo tanto, estaba en oposición a este último. Estas conjunciones de Venus tienen, en base a la regularidad de su aparición, una fuerte conexión con la historia y pueden eventualmente remontarse a los Acontecimientos de Cristo, como hemos sugerido anteriormente.

Para calcular estas relaciones, debemos deducir por cada siglo transcurrido desde la época de Cristo, 33,5° de la posición actual. Así, para hallar el fondo del bucle de Venus de Emerson tomamos la posición de la conjunción, según los grados de la eclíptica, es decir, 279° + 360° para operar matemáticamente = 639°. Luego deducimos 17 x 33,5 por cada siglo desde el 0 d.C. = 570°, por lo que 639° – 570° = 69° de la eclíptica. Esto nos lleva cerca de la 3ª conjunción de Venus durante los Tres Años del Ministerio de Cristo, que ocurrió en el año 32 d.C. y en 66° de la eclíptica. La hemos mencionado en el capítulo III. Aunque esa conjunción era superior, mientras que la de Emerson era inferior, podemos ver una relación definida, en el sentido de las tres etapas de la renovación de los Misterios por la Acción de Cristo.

Ya hemos mencionado que el bucle de Venus en la carta de Emerson coincidió con el 5º ciclo lunar (5º ciclo de siete años), o el acontecimiento de esa gran crisis alrededor de 1832. En todo lo que hemos indicado sobre esa época, Emerson se abrió paso hacia una relación nueva y más profunda con el significado esotérico del cristianismo, o los nuevos misterios inaugurados por Cristo. La posición de Venus en el momento del nacimiento de Emerson, a 27° de la eclíptica, lo desafiaba aún más. Esta posición se aproximaba a la de Venus (16,3°) en el primer Pentecostés del año 33 de nuestra era.

Por último, ¿cómo abordar la Luna en una carta de este tipo? En general, sirve de «incorporador» de todo lo que está implicado en los acontecimientos relativos a los planetas en los organismos etéricos y físicos. Lo hace en conexión con los 10 ciclos lunares promedio durante el desarrollo embrionario. Hemos demostrado cómo estos ciclos se reflejan en los períodos de siete años de vida en la Tierra física. Así podemos ver la actividad de «incorporador» de la Luna.

Al nacer, la Luna estaba casi en conjunción con Marte. Esto podemos tomarlo como un énfasis a lo dicho anteriormente. En la época, la Luna estaba en el lugar del ascendente del nacimiento, que estaba cerca del Sol de la época, es decir, una Luna nueva. Esto también nos recuerda las implicaciones relativas al Sol de la época (véase más arriba).

Sin embargo, podemos optar por otro enfoque con respecto a las indicaciones coincidentes con la posición de la Luna, las perspectivas asociadas a los nodos de la Luna, que elaboramos en relación con la carta encarnada de Kepler (capítulo IV).

En relación con la carta de Emerson, el nodo descendente de la Luna se desplazó por el lugar de la eclíptica donde se encontraba la Luna al nacer en septiembre de 1804. Esto podría contener una indicación con respecto a la «natividad espiritual» de Emerson. Para entonces, Saturno había entrado en Virgo sideral y Júpiter seguía en esa constelación. Según Rudolf Steiner, Virgo se asocia con el Fenomenalismo filosófico, Saturno con el Gnosticismo y Júpiter con el Logismo. Si estudiamos a los Hombres Representativos de Emerson, podemos llegar a la conclusión de que está construido sobre un fenomenalismo relativo a las individualidades de las que habla: Platón, o el filósofo; Swedenborg, o el místico; Montaigne, o el escéptico; Shakespeare, o el poeta; Napoleón, o el hombre de mundo; Goethe, o el escritor. Sin embargo, estas personalidades son vistas a la luz del Logismo y aún, del Gnosticismo. (Con respecto a las posibles concepciones filosóficas del mundo véase la obra de Rudolf Steiner: Pensamiento humano y cósmico y nuestra Fig. 15 en la página 70).

Nos concentraremos ahora en las perspectivas heliocéntricas de la carta de encarnación de Emerson. Como hemos señalado repetidamente, no lo hacemos para crear una competencia de lo geocéntrico. Vemos en ello una especie de complementación.. En el geocéntrico nos fijamos en los planetas, el Sol y la Luna, y estudiamos lo que hacen, por ejemplo, con respecto a los signos de la eclíptica, y las constelaciones siderales del Zodíaco. En el heliocentrismo tomamos como punto de partida los elementos de los planetas, las líneas nodales y de perihelio-afelio, concentrándonos así en las esferas de los planetas. Estudiando la historia de estos elementos, los movimientos de los planetas a través de estas líneas, intentamos discernir la vida que se desarrolla en las esferas del cosmos solar.

Partimos del perihelio de Urano, que es independiente, y del perihelio-afelio de Mercurio (mientras que los nodos de Urano están cerca de los nodos de Venus). Actualmente se encuentra cerca del punto de transición de Leo sideral a Virgo. Además, hemos señalado (capítulo VII) que esta línea tiene una relación significativa con los Acontecimientos de Cristo. Por lo tanto, cabría esperar que los incidentes de esta línea nos dieran, posiblemente, algunos indicios importantes con respecto a la asociación más profunda de Emerson con el cristianismo. Decimos esto no porque esperemos factores «apremiantes» en ninguno de estos sucesos, en el sentido de la antigua predicción, sino descripciones de las propias decisiones del alma en la vida entre dos encarnaciones y basadas en el karma individual.

El planeta Saturno en el momento del nacimiento de Emerson se encontraba exactamente en la línea del perihelio de Urano, mientras que Júpiter se desplazaba a través de ella durante el desarrollo embrionario. Así vemos impresionantemente demostrada la importancia de esta perspectiva de Urano. ¿Realizó Emerson este potencial durante su vida, y cómo?

De nuevo en 1832, Saturno se movió a través del perihelio de Urano y Júpiter a través del afelio. Esta fue, como dijimos antes, la gran crisis de su vida, cuando se alejó de una forma de cristianismo «histórico» tradicional. Los acontecimientos en los cielos sugerirían que se despertó en él un cristianismo espiritual. Además, el hecho de que Júpiter atravesara la línea del perihelio de Urano en 1838, el año en que pronunció el discurso sobre los «defectos del cristianismo histórico», pone de relieve este hecho.

Todos estos acontecimientos debieron de tener un tremendo efecto en el desarrollo interior de Emerson. Esto encontró su expresión en la posición de Urano, que estaba cerca de su propio perihelio, en el momento de la muerte de Emerson, el 27 de abril de 1882. Las posiciones en el momento de la muerte presentan una suma total de las experiencias vitales de un ser humano.

Así podemos entender también que encontremos en la descripción de los similares históricos del perihelio-afelio de Urano el nombre de un cristiano «no ortodoxo» como Rafael Santi. En el momento aproximado de su época, Júpiter se movía por el perihelio de Urano. La grandeza y universalidad de su obra artística es una prueba fehaciente de su cristianismo superior al tradicional.

También el médico Paracelso, en cuya muerte Júpiter se encontraba en el perihelio de Urano. El radio de su vida interior era tan grande que logró escribir libros llamados teológicos, como La última cena y Una interpretación del Padre Nuestro. Muestran que aquí había una conciencia de un cristianismo mucho mayor que el tradicional y exotérico.

Pasamos a los elementos de Saturno. Tanto la línea del perihelio como las líneas nodales ascendentes-descendentes de Saturno estaban comprometidas durante el 5º ciclo prenatal de la Luna, refiriéndose así a esos años decisivos en la vida de Emerson, 1832-1838, desde otro ángulo.

En primer lugar, la conjunción de Marte y la Tierra -mencionada en relación con la geocéntrica, donde aparecía como una oposición de Sol y Marte- se produjo cerca del perihelio de Saturno. Poco después Venus se movió a través de esa línea. Dijimos anteriormente que podemos ver en estas líneas «ecos» de los trabajos de los seres superiores, efectuando el karma mundial y humano. Así nos enfrentamos, con la entrada del perihelio de Saturno en Géminis sideral en 1413 d.C., a los comienzos del despliegue de Marte y sus fuerzas en el desarrollo de una ciencia de la naturaleza y la tecnología en la era moderna, por así decirlo, como los hitos, a veces engañosos, de la búsqueda de libertad de la humanidad.

Así podemos entender que algunas personalidades históricas relativamente «independientes» estuvieran asociadas a estos elementos:

Tycho Brahe, en cuyo nacimiento la Tierra estaba en el perihelio de Saturno y Mercurio en el afelio de Saturno. A su muerte, Venus se encontraba en el perihelio de Saturno.

Miguel Ángel tenía a Venus en el perihelio de Saturno en su época. Leonardo da Vinci tenía el mismo planeta en esta línea a su muerte. Copérnico, a cuya muerte Marte estaba en el perihelio de Saturno.

Evidentemente, Emerson utilizó este potencial durante el período crítico de su vida como medio para lograr y mantener su «independencia», en consonancia con los objetivos culturales de la presente Era del Alma Consciente. Así «nació» Emerson, a quien conocemos en su historia y de quien Rudolf Steiner dijo «…fue uno de los más grandes espíritus del siglo XIX». (9-14 de noviembre de 1914, «Conferencias sobre el Kalevala«).

Los acontecimientos en los elementos perihelio-afelio de Saturno se desarrollan a menudo en relación con decisiones severas y cruciales. En este sentido, Emerson experimentó y utilizó de forma constructiva los potenciales preparados durante su 5º ciclo lunar prenatal.

Hacia el final de ese ciclo vemos primero a Venus moviéndose a través de la línea nodal ascendente de Saturno y un poco más tarde a la Tierra. Esto se relaciona con los años 1837 y 1838 en la vida posterior. Marte se movió a través de esta línea al final del 6º ciclo prenatal de la Luna. Los acontecimientos en estas líneas nodales están, por regla general, más conectados con mensajes significativos para la humanidad y para el individuo. En el Capítulo VII, se mencionan numerosas personalidades que obviamente recibieron tales mensajes y los transmitieron a la humanidad. Sin embargo, vemos también en este contexto que los acontecimientos en los cielos no actúan como garantes, por así decirlo. Se deja a la decisión de la humanidad identificarse con tales impulsos en la acción, o abandonarlos. Se menciona un ejemplo (en VII) en relación con la entrada del nodo ascendente de Saturno en Géminis. Esto sucedió en el año 869 d.C., cuando tuvo lugar el cuarto Sínodo de la Iglesia de Constantinopla, que decretó como postulado que el ser humano consistía únicamente en cuerpo y alma, y que sólo tenía unos pocos atributos espirituales, pero ningún espíritu. Este fue el comienzo de un largo desarrollo de sistemas doctrinales psicológicos. Estos prepararon cada vez más el terreno para el materialismo, y finalmente llegó a ser incluso una cuestión para parte de la humanidad si tenían alma, por no hablar de espíritu.

Emerson, el hombre que escribió esos ensayos sobre personalidades históricas en su obra Representative Men, seguramente no comulgaba con esos postulados del Concilio de Constantinopla. En cierto sentido, su discurso sobre «los defectos del cristianismo histórico» incluía en estos últimos «defectos» también de ese Concilio. Quien podía afirmar que la máxima revelación es que Dios está en cada uno, no negaba el espíritu en el ser humano.

Similares en la historia demuestran la complejidad de estos problemas. Cuando murió el filósofo Bishop Berkeley (14 de enero de 1753) la Tierra se encontraba en el nodo ascendente de Saturno. Aquí tenemos la versión opuesta de lo que dio a entender el Concilio de Constantinopla. Insistía en que la materia no existe sino como una forma de la mente, una «cosa no es más que un haz de percepciones; toda materia, hasta donde la conocemos, es una condición mental; la única realidad que conocemos directamente es la mente».

En el momento del nacimiento de Bernadette de Lourdes (7 de enero de 1844), la Tierra se encontraba también cerca del nodo ascendente de Saturno. Ella experimentó «en espíritu», siendo todavía una niña, la presencia de un Ser Espiritual, a quien llamó «la Señora». Esta experiencia le dio más tarde el impulso para la inauguración del pozo de la Gruta de Lourdes como el gran potencial curativo en el que se convirtió.

En el sentido de las proposiciones anteriores aquí implicadas, encontramos también posiciones significativas de Venus en las líneas nodales de Saturno. (Es aceptable incluir aquí también posiciones en la línea nodal descendente de Saturno. En cualquier caso, Venus se movió a través del nodo descendente de Saturno al final del 9º ciclo prenatal de la Luna, en referencia a 1866, cuando el Harvard College confirió a Emerson el grado de LLD).

Helena Petrovna Blavatski, fundadora de la Sociedad Teosófica; Venus en el nacimiento en el nodo descendente de Saturno.

Mozart -Venus al nacer en el nodo descendente de Saturno.

Claude de Saint Martin, filósofo espiritual francés; Venus al nacer en el nodo descendente de Saturno.

Leo Tolstoi – Venus en la época en el nodo descendente de Saturno. Rudolf Steiner – Venus al nacer en el nodo descendente de Saturno.

Los símiles de un Marte moviéndose a través de estas líneas nodales de Saturno son también bastante esclarecedores. Por ejemplo, los encontramos en el nacimiento de William Blake, Byron, Mozart, y en la muerte de Tycho Brahe, Novalis y Mark Twain. Todos ellos aportaron sin duda importantes mensajes a la humanidad.

A continuación, estudiaremos los acontecimientos en los elementos de Júpiter. La línea nodal ascendente de Júpiter fue comprometida durante el desarrollo embrionario de Emerson, por Venus, la Tierra y Marte durante los incidentes referidos a la época de 1832 a 1838, que mencionamos anteriormente. En realidad, la conjunción inferior de Venus con el Sol, que tuvo lugar según la perspectiva heliocéntrica en unos 99°, estaba exactamente en la línea del nodo ascendente de Júpiter.

Aquí la historia de estos nodos se vuelve muy útil para discernir los potenciales con los que se asoció Emerson. Sólo necesitamos tomar los dos hechos, la conexión con el comienzo del Kali Yuga y el tiempo de la Budeidad del Maitreya en el futuro, para llegar a sugerencias inspiradoras. Considerando las deficiencias de la época en que vivió Emerson, llegamos a la conclusión de que hizo cuanto pudo, primero para superar la oscuridad espiritual imperante en Kali Yuga, y también para orientarse en sus capacidades de enseñanza hacia una renovación activadora de la Palabra (asociada con el nodo de Júpiter en Tauro en la próxima Budeidad del Maitreya).

Las implicaciones más significativas que pueden verse como potenciales en los nodos de Júpiter son su conexión con los acontecimientos crísticos durante los Tres Años (Capítulo VI). Los acontecimientos en estos elementos funcionan, por regla general, como desafíos en la vida humana, para abrirse paso a través de los significados reales y esotéricos del Hecho de Cristo. En la vida de Emerson, tales desafíos fueron obviamente activos, justo durante los años en que se produjeron los sucesos antes mencionados en su desarrollo prenatal. Esto le hizo alejarse del cristianismo histórico, también podría decirse tradicional, y buscar el verdadero impulso espiritual de Cristo.

En el nacimiento de Alberto Durero, el pintor alemán que mostró una profunda conexión interior con el cristianismo, Venus se encontraba en la línea nodal ascendente de Júpiter. También Swedenborg tenía ese potencial en su configuración de época, que volvió en su asterograma de la muerte. También las similitudes de Marte en la línea nodal ascendente de Júpiter son esclarecedoras. En la época del nacimiento de Rafael y en la muerte de Miguel Ángel, Marte estaba en esa línea. Ambos tenían profundas raíces, como revelan sus creaciones artísticas, en el cristianismo espiritual. También encontramos a Marte en este lugar en la configuración de la muerte de Rudolf Steiner, lo que puede darnos mucho que pensar [respecto a] la posición de Emerson en la vida espiritual moderna. El movimiento de Marte a través de esta línea durante el prenatal de Emerson se refería a 1838, año en que protestó contra «los defectos del cristianismo histórico… Que se busque la redención en el alma… Deja atrás la conformidad, y conoce a los hombres de primera mano con la Deidad…» (Enciclopedia Británica).

En la configuración de la encarnación de Emerson, había también una relación de Urano y Júpiter, en un amplio orbe, con el afelio de Júpiter. Aquí puede ser de gran ayuda un estudio de la historia de estos elementos, pero sobre todo los comentarios sobre acontecimientos y personalidades históricas (capítulo VII). Por ejemplo, la historia de las grandes conjunciones en el afelio de este planeta puede darnos una idea de lo que pudo haber vivido potencialmente en el alma de Emerson, que encarnó poco después de la gran conjunción de junio de 1802, en unos 158° de la eclíptica. Esta última estaba aún lejos del afelio de Júpiter, pero para la interpretación de una carta veríamos sin embargo su significado al apuntar al acontecimiento que estaba por venir. (La gran conjunción de 1981 verá a ambos planetas cerca de ese elemento de Júpiter).

A continuación, nos concentramos en los elementos de Marte, primero los acontecimientos en las líneas nodales. El suceso más llamativo fue la posición de Neptuno en el nodo descendente de Marte. La historia de estos nodos puede dar mucha inspiración para la interpretación de los potenciales contenidos en tal acontecimiento, por ejemplo, la conexión con el comienzo de la era moderna que quiere desarrollar el alma consciente. El hecho de que Emerson estuviera profundamente asociado con estos impulsos se hace evidente en el hecho de que murió cuando Neptuno estaba cerca de la línea nodal ascendente de Marte.

El Neptuno de Emerson era similar al Neptuno de la época de Miguel Ángel, que también se encontraba en el nodo descendente de Marte. Aquí podríamos decir que en Emerson había un elemento «inspiracional» presente como un potencial que era, en cierto sentido, similar a la capacidad que se manifestaba en las grandes obras artísticas de Miguel Ángel, aunque Emerson lo expresaba en escritos, que eran, en un sentido figurado, «esculturas» de grandes personalidades de la historia humana.

El comentario sobre las similitudes históricas en las líneas nodales de Mercurio (que son las mismas que las de Marte) en el capítulo V, puede abrir muchas vías a la comprensión e interpretación de una carta como la de Emerson. Incluso si diferentes planetas, es decir, no sólo Neptuno, estuvieran asociados con las líneas nodales de Mercurio-Marte, podemos, no obstante, encontrar aquí ocurrencias esclarecedoras que eventualmente arrojen luz sobre la asociación de Emerson con estos elementos. Por supuesto, la naturaleza de los potenciales de la esfera de Marte varía según los planetas implicados en el caso histórico individual, pero aun así conllevan algo de la naturaleza fundamental de la esfera planetaria que se activa.

Las líneas perihelio-afelio de Marte también se activaron durante el desarrollo prenatal de Emerson. Saturno todavía estaba en la órbita de la línea del afelio en la época y Marte estaba allí mismo poco antes del nacimiento. La Tierra estaba en el perihelio en el momento de la época, y Plutón todavía estaba en órbita de ella. En la historia de estos elementos encontramos indicios útiles, por ejemplo, la asociación con aproximadamente 8000 a.C., 1700 a.C. y 33 d.C. En este sentido, también es útil contemplar la conjunción del afelio de Marte con el perihelio de Venus hacia el 3100 a.C., y viceversa, en el momento del comienzo del Kali Yuga. Si estudiamos los acontecimientos sobre la base del Registro del Capítulo VI, podemos llegar a la conclusión de que el Saturno de Emerson, moviéndose a través del afelio de Marte, llevaba el desafío de crear las bases para una superación constructiva de la herencia de Kali Yuga, a medida que la humanidad avanzaba hacia su terminación en 1899 d.C. En efecto, podemos ver cómo Emerson se esforzó por contribuir con su parte a estos esfuerzos. Rudolf Steiner fue una de las personalidades más destacadas en este sentido, dedicando toda su vida a estos objetivos: responder constructivamente al desafío de Saturno en su asterograma de encarnación, que se encontraba en el afelio de Marte.

Las asociaciones históricas de la Tierra con el perihelio-afelio de Marte, similares a las de Emerson en la época, también pueden crear sugerencias útiles. En el momento del nacimiento de Goethe, la Tierra se encontraba en el perihelio de Marte. Aunque esto pueda parecer en principio una contradicción, porque Emerson tuvo el mismo acontecimiento en su época, hemos llegado a la conclusión en nuestra investigación de que tales hechos pueden, sin embargo, ser de ayuda esencial en la interpretación de una carta. En este sentido, nos remitimos también a lo dicho sobre la conexión de Paracelso y la conexión de Goethe con estos elementos en el capítulo VI. No nos parece excesiva la sugerencia de que Emerson trabajara los potenciales presentes en los hechos correspondientes de su configuración estelar prenatal, convirtiéndose así, en cierto sentido, en el equivalente de Goethe en el mundo de habla inglesa.

Los elementos de Venus también estaban comprometidos en el complejo estelar prenatal de Emerson. El propio planeta partía de su propio nodo descendente. (Este último coincidía, aproximadamente, con la línea del afelio de Mercurio y la línea nodal descendente de Urano). Por lo tanto, podemos revisar los comentarios del capítulo V para nuestras investigaciones. Aquí descubrimos que William Blake y Dostoievski tenían posiciones de Venus en la época similares. En cuanto a las configuraciones de la muerte, descubrimos que Emerson murió cuando Venus estaba en su nodo ascendente. Esto lo tomamos como un indicio de que «cumplió» los potenciales contenidos en su Venus de época, como impulsos de reintegración y reunión en el alma de la humanidad y todo lo que Marte tuvo que dividir, separar y contra dictar en el curso de sus trabajos históricos. Además, vemos que en el momento de la muerte de Mark Twain y Albert Schweizer, Venus estaba en su nodo descendente. Aunque no podamos hablar aquí de una posible «inspiración» de un alma encarnada por generaciones anteriores, sí podemos tomarlos como indicios de «similares» en la historia.

El perihelio de Venus estaba ocupado en la época de Emerson por Mercurio. Este planeta está asociado con los impulsos de hacer descender la inteligencia cósmica, o sabiduría, a la inteligencia terrestre. Esto se expresa, por ejemplo, en el doble triángulo que Mercurio «escribe» en los cielos mediante sus conjunciones superior e inferior (véanse Figuras 10a y 10b).

Con respecto a este elemento de Venus, y cómo Emerson estaba conectado con él, nos parece potencialmente útil contemplar las asociaciones con los Acontecimientos Crísticos. Lo único similar, y eso sólo en relación con el nacimiento, es el Mercurio de Rafael Santi (132°) en el nacimiento, que puede ser inspirador, sin embargo, si recordamos la profunda incorporación de Rafael de la inteligencia cósmica en la inteligencia manifiesta en sus pinturas. Enfrente, en el afelio de Venus, encontramos a Mercurio en la época (309°) de Dostoievski y nacimiento (310°) de Mozart. En las configuraciones de la muerte, Mercurio se encontraba en este perihelio a la muerte de San Francisco de Asís (125°) lo que, por supuesto, ofrecía un enorme potencial «inspirador».

Los elementos de Mercurio no necesitan una elaboración especial. Las líneas nodales de esta esfera planetaria son actualmente idénticas a las de Marte. Y las líneas perihelio-afelio coinciden con las líneas nodales de Venus (y aproximadamente con las de Urano).

Lo que hemos presentado aquí es, por supuesto, sólo una imagen básica de las posibilidades con respecto a una interpretación de los potenciales contenidos en dicha carta. Sólo hemos tomado posiciones en la época y el nacimiento. Si se elabora una carta gráfica de los acontecimientos desde la época hasta el nacimiento, como la de Kepler en la Fig. 8, se pueden encontrar muchas más oportunidades de descubrir coincidencias en los elementos de las esferas planetarias, especialmente en lo que se refiere a los planetas de movimiento rápido, Mercurio, Venus y la Tierra. Según los ciclos lunares prenatales adoptados aquí desde el enfoque geocéntrico, podemos incluso relacionar acontecimientos con momentos definidos después del nacimiento.

Por último, nos centraremos en otro aspecto del enfoque heliocéntrico con respecto a las posiciones planetarias en la época y el nacimiento, y durante el periodo embrionario. Se trata del regreso de los planetas a los mismos lugares del zodíaco después del nacimiento. Estos acontecimientos también se denominan «tránsitos». Pueden transmitir ideas de cómo los potenciales indicados por los acontecimientos en torno al momento de la encarnación pueden realizarse en la vida posterior. Sin embargo, insistimos una y otra vez en que aquí sólo vemos potenciales, no, ni mucho menos, fundamentos para la predicción.

En 1825, Emerson ingresó en la Divinity School de Cambridge (Estados Unidos), para prepararse para un cargo pastoral. Durante ese año Saturno se movió a través de la línea nodal ascendente de Venus y se opuso a la posición del planeta Venus en la época. Podemos ver aquí cómo esto obviamente se convirtió en un desafío que surgió en Emerson de trabajar hacia esa reintegración espiritual y reunión implicada en los trabajos de esta esfera planetaria.

En 1826 fue «aprobado para predicar», lo que fue acompañado por un retorno de Júpiter a su lugar durante el desarrollo embrionario y en el nacimiento. Aquí vemos que Emerson realizó, por supuesto en grados, los potenciales contenidos en su Júpiter.

En 1829 se casó y se asentó más en su vocación. Júpiter se movió entonces por el lugar donde estaba la Tierra al nacer. Aceptó este reto, por así decirlo, y lo llevó a cabo «encontrando sus pies en la Tierra», lo que se indicaría en la posición Tierra-Sol al nacer, en términos generales.

Entonces, en 1832, llegó la gran crisis a la vida de Emerson, que al principio pareció derrumbar las decisiones y logros anteriores, en lo que a su carrera se refería. A principios de ese año murió su esposa, lo que supuso para él una profunda conmoción. Poco después, entró en conflicto con su congregación por las enseñanzas relativas a la Última Cena y su aplicación como sacramento permanente. En consecuencia, se retiró de su cargo pastoral. El día de Navidad del mismo año emprendió un viaje al extranjero, visitó Inglaterra, conoció a Coleridge, Carlyle y Wordsworth. Entabló una fructífera amistad con Carlyle, y regresó en 1833 a Massachusetts, en Estados Unidos, iniciando una carrera como conferenciante en Boston.

Estos acontecimientos en su fase inicial fueron acompañados por un retorno de Saturno a sus posiciones durante el desarrollo embrionario y en el nacimiento. Si Emerson no hubiera desarrollado las iniciativas que realmente llevó a cabo, podría haber caído fácilmente en el abatimiento y la derrota más absolutos. Sin embargo, aceptó el reto y desarrolló aspectos constructivos y creativos. Puede que le ayudara en cierta medida el hecho de que Júpiter se moviera durante aquellos años (1832-33) por los puntos opuestos a sus propias posiciones desde la época hasta el nacimiento, incluso se podría decir que gestionó estas «oposiciones» en un sentido positivo.

En 1835 Emerson se casó por segunda vez. Para entonces se había convertido en un reconocido conferenciante en Boston. Aquí vemos cómo un ser humano puede «manejar» constructivamente a Marte. Durante esos años, 1835 y 1836, Saturno se movió a través del punto opuesto a Marte durante la época de Emerson.

Luego vino 1838, cuando Emerson dio ese famoso discurso a la clase graduada de la Divinity School- de Cambridge sobre los «defectos del cristianismo histórico». Esto fue acompañado en los cielos por un retorno de Saturno a las posiciones de Neptuno, y especialmente de la Tierra, en el nacimiento. Al mismo tiempo, Júpiter volvió a su lugar durante la época embrionaria de Emerson.

En 1847, hasta julio de 1848, realizó una segunda visita a Inglaterra, y también a Europa. Saturno había regresado entonces a un lugar opuesto a sus propias posiciones en la época y el nacimiento, una extraña coincidencia si se recuerda que en el momento de la primera visita Saturno estaba en conjunción con esas mismas posiciones.

Estas coincidencias en la vida de Emerson no son las únicas. Se han encontrado en muchos otros asterogramas históricos. Existen numerosos ejemplos que demuestran que las personalidades relacionadas con ellos fueron capaces de desarrollar constructivamente los potenciales que contenían, aunque también hay otros que fueron incapaces de hacerlo por sus propias razones. Todas estas investigaciones demuestran vivamente lo necesario que es para nosotros, ahora y en el futuro, abrirnos paso hacia una actitud espiritualmente terapéutica con respecto a estas cuestiones. Sólo entonces podremos esperar sentar las bases de una nueva astrología, o astrosofía.

Con el presente número damos por concluidas estas Cartas, al menos, por el momento. Se podría decir mucho más, y somos plenamente conscientes de que hasta ahora sólo hemos dado las orientaciones más necesarias para estudios posteriores. Sin embargo, somos conscientes de que un exceso de información en este momento podría provocar confusión y frustración. Por ello, nos parece prudente hacer una pausa en nuestras publicaciones.

Traducido por Carmen Ibáñez Berbel

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