GA266c26. De los Contenidos de las Clases Esotéricas

Rudolf Steiner — Berlín, 2 de diciembre de 1908

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Aquel que entiende el funcionamiento de estos números
Vera cómo se construye su mundo.
Busque el cuatro como el primer número
De todos los elementos.
De él ve a los tres agitarse
Dándole espíritu, alma y cuerpo.
Del Dos surgen del sol y la luna.
De esto crece el Hijo del Hombre
Quien es como nada en el mundo.
Él sobrepasa todos los reinos de la Tierra.

Cuando se suponía que se debía dar algo a un alumno rosacruz a través de lo cual pudiera elevarse, entonces se colocaban ante su alma el verso y las figuras anteriores. Estas figuras no son nada abstractas, sino que si uno quiere entenderlas deben estar impregnado de sentimiento y de intelecto. Si esto sucede de la manera correcta, el alumno experimenta verdades que son de la mayor importancia para su desarrollo posterior.

El punto es el punto de la vida del que procede toda evolución. Toda la vida procede de una unidad y pasa a la multiplicidad. La pluralidad brota de la unidad.

Todo lo que nos rodea en la tierra proviene del hombre. La naturaleza es un hombre desparramado, desmantelado. En él se encuentran minerales, plantas y animales. Todas las cualidades que tiene un hombre se encuentran dispersas en los reinos de la naturaleza. El hombre es la corona de la creación. Todas las cosas existentes provienen del hombre.

En la segunda fila vemos cómo procede la evolución en grandes números. Pero la pluralidad debe hacer que de ella surja de nuevo una unidad. Esto sucedió en medio de la raza Atlante cuando el hombre adquirió su Yo. El hombre era todavía relativamente simple entonces. Hoy ya está mucho más complicado.
 
En la tercera fila vemos símbolos de tierra, agua, aire y fuego. El primer elemento hoy está contenido más puramente en el carbono. El hombre exhala dióxido de carbono; éste es absorbido por las plantas y se encuentra solidificado en el carbón y los diamantes.

El segundo elemento, el agua, no se encuentra en la tierra en su estado original —es lo que llamamos oxígeno. La gente solía beber oxígeno como bebemos agua hoy. Si solo tuviéramos carbono y oxígeno en la Tierra, envejeceríamos muy rápido. El oxígeno tiene la capacidad de dejar que todo viva muy rápidamente y de renovar constantemente las cosas. Por eso hubo que añadir el tercer elemento, el aire. Es el nitrógeno presente, que amortigua la vida. Sin la influencia del nitrógeno no habría conciencia; la astralidad no podía manifestarse.

El cuarto elemento es el fuego. El fuego juega un papel importante en el ocultismo. Es el elemento calor. Los cuatro elementos se entremezclan. Mantenemos nuestro propio calor con la ayuda del fuego. La autoconciencia no sería posible sin él. Tenemos la expresión física de nuestro yo, la sangre, a través de él tiene lugar un proceso de combustión. De este modo, el hombre se ha convertido en un ser con conciencia de sí mismo, como se puede ver en el primer símbolo de la cuarta fila: el proceso de azufre.
 
 El segundo símbolo consta de la luna, el sol y el yo como apéndice. El tercer símbolo significa la división de los cuerpos físico y etérico que originalmente eran similares; luego el cuerpo físico se condensa y el cuerpo etérico más fino queda afuera, rodeándolo. Esto es similar a lo que sucede cuando se disuelve la sal: primero hay un líquido lechoso del que precipita la sal, dejando arriba el agua más fina: el proceso de la sal. 
 
El hexagrama de la quinta fila representa la doble naturaleza del hombre que se entrelaza, y la última Venus invertida es el “yo” del hombre que supera a todas las demás criaturas.


Traducion revisada por Gracia Muñoz el 29 de noviembre de 2022