Parte III. C12. La constelación de Acuario

Del libro Isis Sophia III – Nuestra relación con las Estrellas

de Willi Sucher.

English version (p.91)

Hemos señalado anteriormente que las constelaciones del invierno son un reflejo de las constelaciones de verano. Si imaginamos que Piscis y Virgo son los pivotes de un eje, encontraremos que Libra se corresponde con Leo, Escorpio con Cáncer, Sagitario con Géminis y Capricornio con Tauro. En la parte superior del Zodíaco, el énfasis se pone mucho más en la organización de la cabeza, proporcionando así el fundamento arquetípico de todo lo que aparece en la dirección de la manifestación intelectual. En las constelaciones inferiores, tenemos los arquetipos de los miembros donde la actividad es más pronunciada. (En lo que se refiere al Sol en la época, no hay que perder de vista que las posiciones de los planetas y sus movimientos pueden provocar variaciones considerables de la regla).

Por ejemplo, el impacto de un Sol de la época en Capricornio tiene cierta afinidad con Tauro, pero en el ámbito de la acción. El ejemplo de Savonarola es uno de los muchos incidentes que demuestran esta conexión.

Acuario sugiere una realización de las cualidades de Aries en el ámbito de la actividad. El fondo arquetípico de esta constelación (Fig. 7) revela una relación con la boca humana, que sirve para hacer audible el habla. Por así decirlo, el arquetipo del ser humano, la totalidad integrada de la humanidad concebida como un ser espiritual, dice lo que piensa y revela los propósitos inherentes y el significado de la hermandad en el universo. Por supuesto, la manifestación a través del ser humano individual puede verse obstaculizada, debido a las limitaciones de tipo individual o del entorno cultural.

Un excelente ejemplo es el asterograma prenatal de Paracelso. Fue un médico de considerable renombre en su época, pero también fue objeto de gran controversia entre sus colegas, incluso hasta el momento actual. Adquirió sus conocimientos médicos de una forma única. Siendo aún muy joven, emprendió un viaje de doce años en busca de los secretos de la curación en todas partes. Esto le llevó a recorrer gran parte de Europa y hasta las fronteras de Asia, Rusia y los países árabes. A su regreso, se hizo famoso por sus curaciones y fue contratado como médico municipal en Basilea. También dio clases en la Universidad de Basilea, pero pronto entró en conflicto con sus colegas médicos. Denunció abiertamente a las autoridades clásicas en el arte de curar, como Galeno y Avicena. Pronto tuvo que huir de Basilea por la actitud amenazante de la facción médica. A partir de entonces, llevó una vida de interminable vagabundeo, siendo siempre llamado para el tratamiento de enfermedades por sus métodos y remedios milagrosos, pero nunca se quedó mucho tiempo en ningún lugar. Murió en Salzburgo en 1541.

A pesar de su agitada vida, consiguió escribir varios libros y algunos fueron publicados. Estos libros revelan a un hombre con un conocimiento profundo y exhaustivo del ser humano. Es cierto que estaban escritos en un lenguaje casi incomprensible para una persona de hoy en día, pero si se puede penetrar el velo de la terminología ocultista que utilizaba, se encuentra una riqueza inconmensurable de información sobre las raíces espirituales de la naturaleza, de las causas de la enfermedad, de la conexión del ser humano con las estrellas y de las posibilidades casi mágicas de curación. Se remontó a los fundamentos cósmicos de la existencia. En esto vemos el reflejo de un impacto de Aries en un Sol de época en Acuario. La diferencia es que Paracelso no pretendía llegar como predicador al mundo; su objetivo seguía siendo la acción hasta el último momento, es decir, la curación.

Paracelso fue un hombre a través del cual el espíritu de la humanidad intentó proclamar la brújula espiritual de las capacidades humanas inherentes. Tenía sus limitaciones, y nuestra conciencia actual está, en general, todavía lejos de captar (por no decir de ejercitar) los tesoros ocultos de la actividad dentro de nosotros. Paracelso se situó en el umbral de la era moderna, como alguien que se propuso demostrar que las personas son algo más que lo que el materialismo moderno hace de ellas: «criaturas casuales» de la herencia y el entorno.

El impacto de Acuario se vio reforzado por Saturno en esa misma constelación, trabajando en la cabeza de la imagen del embrión. También provocó el difícil destino que sin duda se vio agravado por la constitución psicológica de Paracelso, su temperamento colérico, etc.

Júpiter en oposición a Saturno pasó por Cáncer y finalmente por Leo. Aquí están las raíces de los magníficos puntos de vista cosmológicos de Paracelso. En su último libro, llamado Astronomia Magna, expuso los principios de la relación entre el ser humano y los astros, tal como él lo veía y quería que se aplicara en la medicina. La época en que escribió este libro está claramente relacionada con Júpiter en Leo, desde varios puntos de vista.

Marte comenzó con un bucle en Virgo, se movió a través de Libra, Escorpio, Sagitario, y estuvo a punto de entrar en Capricornio en el momento del nacimiento. Su impacto se refería al organismo inferior y a los miembros de la imagen del embrión. Vemos en esto, la afinidad de Paracelso con la Tierra y su conocimiento de las propiedades de nuestro planeta, especialmente el bucle en Virgo es una indicación adecuada. Se refiere a la época anterior a su «gran peregrinación», cuando estudió alquimia con el abad Trithemius de Sponheim, y más tarde cuando trabajó en las minas del Tirol, donde se introdujo en las dificultades de la minería, en la naturaleza de los minerales y en las enfermedades de los mineros. Aquí adquirió gran parte de los conocimientos que practicó más tarde como médico.

El asterograma prenatal de William Blake revela también un Sol de época en Acuario (Fig. 28). Al igual que Paracelso, William Blake también ha sido objeto de gran controversia. Incluso se puede decir que apenas ha sido comprendido en cuanto al mensaje que tenía que aportar. No se le puede medir con los estándares de la poesía y el arte ordinarios, que para él debían ser sólo el medio limitado de expresar intenciones mucho más elevadas.

Atribuimos su extraña posición en nuestra época a la proximidad de Saturno y Marte a su Sol de época. Esto también es una similitud con el asterograma de Paracelso. Sin embargo, aquí se hace más hincapié en la constelación de Cáncer. Creó una disposición que le hizo inclinarse a ver en simples sucesos de la vida diaria, un significado trascendente, que transmutó en visiones apocalípticas. Elevó estas visiones a alturas extremas de dimensiones cósmicas-espirituales. A través de Marte en Leo en el momento de su nacimiento, tenía tales inclinaciones y capacidades. No existía entonces ningún lenguaje para expresar lo que experimentaba. Por lo tanto, tuvo que inventar su propia terminología, que no es fácil. Cuando no pudo expresar con palabras lo que quería decir, utilizó imaginaciones pictóricas que a menudo son igualmente difíciles. Así, da dolores de cabeza a mucha gente que intenta entenderle.

Sin embargo, sostenemos que la voz del espíritu de la humanidad también habló a través de él. Fue un verdadero representante del impacto de Acuario en el sentido de la adquisición prenatal de influencias cósmicas. En su poesía y en su arte encontramos por doquier la descripción de la batalla apocalíptica por la imagen pura y espiritual de la hermandad. En ciertos aspectos, sus visiones se acercan mucho a las grandes imaginaciones del Apocalipsis de San Juan.

Otro asunto controvertido puede ser la cuestión de si plasmó en sus creaciones sólo los productos de su propia mente o si tuvo una visión real. El movimiento de Júpiter en el asterograma, a través de Libra y hasta Escorpio, sugiere que tuvo experiencias espirituales reales. Júpiter se refiere a los pies de la imagen del embrión. El profundo amor de William Blake por la Tierra y la lealtad fueron los elementos de su particular camino hacia los mundos superiores.

Traducido por Carmen Ibáñez Berbel

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