Parte II. Conclusión

Del libro Isis Sophia III – Nuestra relación con las Estrellas

de Willi Sucher.

English version (p.59)

Los hechos presentados en este libro pueden plantear la siguiente pregunta: ¿Cuál puede ser el uso práctico del conocimiento de la relación entre el ser humano y las estrellas?

La respuesta es que, aunque las conclusiones definitivas pueden ser aún prematuras en esta etapa, hay indicaciones de que este tipo de investigación puede convertirse en la base de un nuevo tipo de psico-higiene. Los ejemplos que presentamos en el capítulo IV muestran que el asterograma prenatal de un ser humano revela capacidades y facultades inherentes que se desarrollan en la vida, generalmente por una conciencia y una certeza instintivas. Sin embargo, en nuestra época actual hay indicios de que la humanidad moderna está perdiendo muy rápidamente esta certeza instintiva de su trayectoria y sus tareas en la vida. Los viejos apoyos medio conscientes en la vida están fallando cada vez más, y la plena conciencia del destino personal y los antecedentes espirituales del individuo son exigidos para la construcción de una existencia humana saludable. En esta etapa, un conocimiento adecuado de los fundamentos cósmico-biológicos de un ser humano podrá en el futuro aumentar la autoconciencia y ayudar a desarrollar capacidades y facilidades latentes. Las condiciones psicológicas de la humanidad moderna muestran, en un grado alarmante, que esas capacidades latentes pueden convertirse en la fuente de irritación interna y de todo tipo de enfermedades, si no se desarrollan. Por otra parte, la libertad e independencia de una persona no puede ser impedida por la aplicación de tal psico-higiene. Los pocos ejemplos que dimos en el capítulo IV, muestran que la actividad espiritual de un ser humano puede ser mejorada en una medida ilimitada por este tipo de investigación, si se hace sobre una base de ciencia espiritual. La mayor dificultad será crear la confianza en nuestra esfera personal de capacidad y libertad espiritual.

El lector se dará cuenta de que el alcance de este libro no ofrece más que la posibilidad de una cruda presentación de nuestra conexión con las estrellas a través del asterograma prenatal. En conjunto, el diagrama estático no es muy útil en estos asuntos. Si el embrión imita los movimientos de los cuerpos celestes, entonces tendría que ser dibujado como creciendo en tamaño, de acuerdo con el crecimiento del arco de la trayectoria del Sol. Esto no puede hacerse fácilmente en un diagrama estático. Se necesitaría una película para crear una impresión adecuada. Estas y otras dificultades pueden hacer que esta presentación parezca demasiado simplificada y, por lo tanto, insatisfactoria. Sin embargo, nuestra intención en esta edición es sólo una especie de primer esbozo de este tipo particular de investigación.

También puede surgir la pregunta de cómo es posible averiguar las características individuales, porque miles de seres humanos encarnados deben necesariamente participar en la misma configuración del mundo planetario en un momento dado. Por ejemplo, se puede asumir que miles de contemporáneos de Goethe encarnaron bajo el mismo cielo y, sin embargo, sólo un Goethe se levantó de entre ellos.

La respuesta a esta pregunta plenamente justificada sólo puede elaborarse satisfactoriamente en el curso de futuras publicaciones. Por el momento, debemos señalar que mucho depende de un conocimiento adecuado del momento de la concepción. Esto parece imposible sobre la base de los actuales medios de investigación embriológica. Sin embargo, existen ciertas posibilidades de determinar la órbita temporal de la concepción individual. (Hablaremos de ello en un volumen posterior.) Con tal ajuste del asterograma prenatal, uno puede acercarse considerablemente a las características individuales de un ser humano.

Sin embargo, todas las posibles conexiones de la humanidad con las estrellas no pueden revelar la naturaleza completa de un ser humano. Sólo pueden mostrar, por así decirlo, la mitad de nuestro ser total. En el caso del asterograma prenatal, somos testigos de la aparición de la nave fisiológica que utilizamos para nuestro viaje de vida en este planeta. No puede considerarse más que una nave o instrumento que nos proporciona los medios para dar expresión a nuestros impulsos más íntimos; sin embargo, no debemos confundir la herramienta con el operador. Además, un instrumento puede ser utilizado por su propietario de varias maneras. Lo limita a uno sólo hasta cierto punto, y mucho depende de su ingenio.

El operador que se encuentra detrás de la herramienta en nuestro caso es el yo, la individualidad eterna que se mueve de una encarnación a otra, durante la cual se supone que adquiere capacidades cada vez mayores. Esta individualidad no se puede encontrar en las estrellas visibles. Es similar a la Inteligencia Divina que mueve las estrellas; pero una medida saludable de conocimiento sobre las herramientas, el fundamento cósmico-biológico, puede mejorar nuestra facultad para ponerlas a un uso cada vez mejor

Traducido por Carmen Ibañez Berbel

Esta entrada fue publicada en Planetas.

Deja un comentario