Archivos Mensuales: noviembre 2020
Hoy me corresponde decirles algo sobre la obra de Christian Rosacruz, obra que comenzó con el siglo XIII, que sigue actuando hasta hoy y que seguirá durando para toda la eternidad. El primer acto de esta obra lo constituye, desde luego, lo que ayer dijimos de la iniciación de Christian Rosacruz y sobre lo que tuvo lugar entre el Colegio de los Doce y el treceavo miembro. Al renacer Christian Rosacruz en el siglo XIV, encarnación que duró más de cien años tuvo por misión, como obra principal, la instrucción de los Doce.
Durante ese tiempo, apenas conocieron a Christian Rosacruz, otras personas fuera de los Doce, lo que no quiere decir que él no se hubiera mezclado con la gente, sino simplemente que los demás no lo reconocieron. En el fondo, sigue siendo lo mismo hasta hoy, porque el cuerpo etéreo de Christian Rosacruz actúa siempre en el recinto de sus discípulos, y sus energías actúan en círculos cada vez más amplios, y hoy ya existen muchas personas susceptibles de ser compenetradas por las energías de este cuerpo etéreo.
Christian Rosacruz escoge de una manera muy peculiar a los que quiere convertir en sus discípulos. Se trata siempre de que el escogido sea consciente de uno o varios eventos de su vida. Esta elección por parte de Christian Rosacruz se efectúa en forma especial: el candidato se ve conducido a un punto de viraje decisivo, a una crisis kármica.
Supongamos, por ejemplo, que una persona está en trance de cometer un acto que puede causarle la muerte. Estos eventos pueden ser de la más variada índole: por ejemplo, una persona camina por una vereda peligrosa y al llegar junto a un despeñadero sin darse cuenta de ello, oye una voz que le dice ¡Detente!, y se para sin saber por qué. Puede haber miles de casos similares. Hemos de notar, sin embargo, que esto no es más que la señal exterior, si bien la más importante de la llamada espiritual exterior. El pre-requisito para la llamada interior es que el escogido se haya ocupado de algo espiritual, teosófico o de otra ciencia espiritual. El suceso exterior que acabo de mencionar es un hecho del mundo físico, aunque no procede de una voz humana; este hecho siempre tiene una estructura tal que el candidato sabe de seguro que la voz procedió del mundo espiritual. En un principio puede creerse que existe un hombre escondido por ahí, de quien la voz procede, pero cuando el discípulo tiene la madurez necesaria, llega a comprender que ninguna persona física ha intervenido en su vida. En resumen: el discípulo sabe de seguro que existen mensajes procedentes del mundo espiritual, y estas experiencias las puede tener una sola vez o varias o en el curso de la vida. Ahora bien hemos de comprender el efecto que este suceso produce en el alma del discípulo. Se dice a sí mismo: por gracia me ha sido concedida una nueva vida cuando la primera parecía perdida.
Esta nueva vida por gracia concedida otorga al discípulo luz para toda su vida posterior. Tiene la clara sensación que se puede cifrar en las palabras “Sin esta mi vivencia rosacruz, yo habría muerto”. Sin aquel suceso la vida que sigue no tendría el mismo valor.
Puede suceder, por cierto, que alguna persona haya tenido una o varias de esas experiencias y no obstante, no encuentre luego el camino a la teosofía o a la ciencia espiritual: en estos casos puede posteriormente ser el recuerdo de dichas experiencias lo que permita la realidad del encuentro. Muchos de los aquí presentes pueden examinar el curso de la vida y encontrarán que en ello tuvieron lugar hechos parecidos, aunque generalmente hoy pasen inadvertidos. En general, conviene que nos demos cuenta de que salen a nuestro encuentro muchos sucesos importantes sin que los notemos. Sirva pues, esto de alusión a la manera de cómo el rosacrucianismo elige a sus discípulos superiores.
Se presenta luego ante el discípulo la siguiente alternativa: o tal evento se cruza ante él sin dejar huella, en cuyo caso la impresión se borra y él no atribuye a ella importancia alguna; o bien instruyendo el significado de esas experiencias, llega a pensar: te encontrabas ante una crisis, crisis kármica; tu vida había de terminar en aquel momento, llegaba a su fin; un a modo de casualidad te salvó. Desde aquella hora, una segunda vida se halla, como si dijéramos, injerta en la primera. Esta segunda vida la tienes que considerar como regalo, y vivirla de conformidad.
Si una experiencia de esta índole provoca en un hombre la actitud anímica de que, en adelante, su vida ha de ser considerada como regalo, se convierte en adepto de Christian Rosacruz, ya que ésta es la manera como él atrae a las almas hacia sí. Quien recuerde una experiencia de esta índole, quien la viva conscientemente podrá decir: Christian Rosacruz, desde el mundo espiritual, me dio una señal de que pertenecía a su corriente; confirió a mi karma la posibilidad de una experiencia como la que tuve; me señaló un camino; he de seguirlo y ver cómo puedo poner mis energías al servicio del rosacrucianismo. Los que no entendieron la señal, la entenderán más tarde; pues el que la haya recibido ya no se emancipará de ella.
Del ciclo: Cristianismo esotérico y la Misión de Christian Rosenkreutz
Rudolf Steiner – Neuchatel, 28 de septiembre de 1911
Hoy me corresponde decirles algo sobre la obra de Christian Rosacruz, obra que comenzó con el siglo XIII, que sigue actuando hasta hoy y que seguirá durando para toda la eternidad. El primer acto de esta obra lo constituye, desde luego, lo que ayer dijimos de la iniciación de Christian Rosacruz y sobre lo que tuvo lugar entre el Colegio de los Doce y el treceavo miembro. Al renacer Christian Rosacruz en el siglo XIV, encarnación que duró más de cien años tuvo por misión, como obra principal, la instrucción de los Doce.
Durante ese tiempo, apenas conocieron a Christian Rosacruz, otras personas fuera de los Doce, lo que no quiere decir que él no se hubiera mezclado con la gente, sino simplemente que los demás no lo reconocieron. En el fondo, sigue siendo lo mismo hasta hoy, porque el cuerpo etéreo de Christian Rosacruz actúa siempre en el recinto de sus discípulos, y sus energías actúan en círculos cada vez más amplios, y hoy ya existen muchas personas susceptibles de ser compenetradas por las energías de este cuerpo etéreo.
Christian Rosacruz escoge de una manera muy peculiar a los que quiere convertir en sus discípulos. Se trata siempre de que el escogido sea consciente de uno o varios eventos de su vida. Esta elección por parte de Christian Rosacruz se efectúa en forma especial: el candidato se ve conducido a un punto de viraje decisivo, a una crisis kármica.
Supongamos, por ejemplo, que una persona está en trance de cometer un acto que puede causarle la muerte. Estos eventos pueden ser de la más variada índole: por ejemplo, una persona camina por una vereda peligrosa y al llegar junto a un despeñadero sin darse cuenta de ello, oye una voz que le dice ¡Detente!, y se para sin saber por qué. Puede haber miles de casos similares. Hemos de notar, sin embargo, que esto no es más que la señal exterior, si bien la más importante de la llamada espiritual exterior. El pre-requisito para la llamada interior es que el escogido se haya ocupado de algo espiritual, teosófico o de otra ciencia espiritual. El suceso exterior que acabo de mencionar es un hecho del mundo físico, aunque no procede de una voz humana; este hecho siempre tiene una estructura tal que el candidato sabe de seguro que la voz procedió del mundo espiritual. En un principio puede creerse que existe un hombre escondido por ahí, de quien la voz procede, pero cuando el discípulo tiene la madurez necesaria, llega a comprender que ninguna persona física ha intervenido en su vida. En resumen: el discípulo sabe de seguro que existen mensajes procedentes del mundo espiritual, y estas experiencias las puede tener una sola vez o varias o en el curso de la vida. Ahora bien hemos de comprender el efecto que este suceso produce en el alma del discípulo. Se dice a sí mismo: por gracia me ha sido concedida una nueva vida cuando la primera parecía perdida.
Esta nueva vida por gracia concedida otorga al discípulo luz para toda su vida posterior. Tiene la clara sensación que se puede cifrar en las palabras “Sin esta mi vivencia rosacruz, yo habría muerto”. Sin aquel suceso la vida que sigue no tendría el mismo valor.
Puede suceder, por cierto, que alguna persona haya tenido una o varias de esas experiencias y no obstante, no encuentre luego el camino a la teosofía o a la ciencia espiritual: en estos casos puede posteriormente ser el recuerdo de dichas experiencias lo que permita la realidad del encuentro. Muchos de los aquí presentes pueden examinar el curso de la vida y encontrarán que en ello tuvieron lugar hechos parecidos, aunque generalmente hoy pasen inadvertidos. En general, conviene que nos demos cuenta de que salen a nuestro encuentro muchos sucesos importantes sin que los notemos. Sirva pues, esto de alusión a la manera de cómo el rosacrucianismo elige a sus discípulos superiores.
Se presenta luego ante el discípulo la siguiente alternativa: o tal evento se cruza ante él sin dejar huella, en cuyo caso la impresión se borra y él no atribuye a ella importancia alguna; o bien instruyendo el significado de esas experiencias, llega a pensar: te encontrabas ante una crisis, crisis kármica; tu vida había de terminar en aquel momento, llegaba a su fin; un a modo de casualidad te salvó. Desde aquella hora, una segunda vida se halla, como si dijéramos, injerta en la primera. Esta segunda vida la tienes que considerar como regalo, y vivirla de conformidad.
Si una experiencia de esta índole provoca en un hombre la actitud anímica de que, en adelante, su vida ha de ser considerada como regalo, se convierte en adepto de Christian Rosacruz, ya que ésta es la manera como él atrae a las almas hacia sí. Quien recuerde una experiencia de esta índole, quien la viva conscientemente podrá decir: Christian Rosacruz, desde el mundo espiritual, me dio una señal de que pertenecía a su corriente; confirió a mi karma la posibilidad de una experiencia como la que tuve; me señaló un camino; he de seguirlo y ver cómo puedo poner mis energías al servicio del rosacrucianismo. Los que no entendieron la señal, la entenderán más tarde; pues el que la haya recibido ya no se emancipará de ella.