GA168c5. El problema del destino

Del ciclo: La relación entre los vivos y los muertos.

Rudolf Steiner — Zúrich, 24 de octubre de 1916

English version

 

Esta es la quinta de las 8 conferencias impartidas por Rudolf Steiner en varias ciudades, de febrero a diciembre de 1916. El título bajo el cual se publicaron estas conferencias es: La relación entre los vivos y los muertos. En alemán: Die Verbindung Zwischen Lebenden und Toten. El traductor es desconocido, pero el GA # es 168.

Lo que la Ciencia Espiritual tiene que decir sobre la vida y la configuración del mundo espiritual, se obtiene a través del conocimiento, a través del conocimiento de los hechos objetivos a los que somos conducidos a través de facultades que nos permiten tener una idea de estas cosas. Eso ya lo sabemos. En los casos en que tengamos que justificar la Ciencia Espiritual como tal, o defenderla contra el mundo ambiental, por lo tanto, tendremos que basar nuestras justificaciones solo en el desarrollo de ciertas facultades a las que debemos apelar para que nos permitan alcanzar una visión de los mundos espirituales; y luego procederemos a explicar que estas facultades nos permiten conocer la configuración correspondiente a las condiciones de vida relacionadas con los mundos espirituales. Los hechos que salen a la luz de esta manera —muchas cosas son casi evidentes, sin embargo, es bueno llamar la atención sobre ellas— los hechos que así salen a la luz, así como los del mundo físico que pueden observarse a través de los sentidos, nunca deben enfrentarse a objeciones derivadas de los deseos y anhelos humanos. Aunque esto es obvio, sin embargo, con frecuencia escuchamos objeciones contra ciertas declaraciones de la Ciencia Espiritual, objeciones basadas en los deseos humanos y anhelos humanos, por ejemplo, objeciones del siguiente tipo: si la Ciencia Espiritual da esta o aquella explicación sobre los mundos espirituales, no deseo saber nade más de ella; porque, si las cosas en el mundo espiritual realmente corresponden con estas descripciones, nunca podré adaptarme a esa configuración. Esta objeción es muy frecuente, a pesar de su absurdo. No solo avanzan en esta forma absurda y fácilmente detectable, sino también bajo la máscara de todo tipo de actitudes negativas hacia ella. Aunque, por un lado, el conocimiento obtenido a través de la Ciencia Espiritual nunca podría basarse en el argumento de que el mundo tiene un significado solo si las cosas pertenecientes a ese mundo espiritual presentan un cierto aspecto definido (después de todo, es posible saber el aspecto real de estas cosas), y aunque esta hipótesis, a saber, que el mundo solo tiene un significado si presenta un cierto aspecto definido, nunca podríamos permitirnos decir nada sobre la configuración de los mundos espirituales (porque esto solo puede hacerse sobre la base del conocimiento real), por otro lado, es posible señalar el significado de la Ciencia Espiritual para la vida humana, viendo que sus resultados existen.

Hace dos semanas, les he explicado desde un aspecto particular la importancia de una mentalidad científico-espiritual para la evolución de la humanidad actual, y particularmente su importancia frente a las demandas y requisitos de nuestro tiempo. Hoy deseo llamar la atención sobre algunas otras cosas, que nos llevarán más profundamente al significado real de la ciencia espiritual para la humanidad, y en particular para el hombre moderno. Y para presentar el otro lado, también señalaré las objeciones contra la ciencia espiritual, que surgen de nuestra civilización moderna, y qué tipo de oposición debemos enfrentar. Las facultades espirituales que permiten al investigador espiritual tener una idea de los hechos del mundo espiritual se desarrollan gradualmente, como ya he descrito con frecuencia. Y se desarrollan de tal manera que, inicialmente, aprendemos a conocer los hechos básicos de la vida espiritual, los asuntos principales relacionados con la evolución de la vida terrenal, con las vidas repetidas en la Tierra, con la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, etc. Pero es bastante posible hablar, no solo de estos grandes aspectos generales, de estas verdades generales, sino también de ciertas verdades particulares. Si nos familiarizamos cada vez más con aspectos especiales de la verdad, la ciencia espiritual misma también adquirirá un mayor valor para la vida individual y concreta del ser humano. Vista desde afuera, la vida humana es, para empezar, un enigma, ya que, si no fuera así, no tendríamos que pasar por un curso de desarrollo que nos hiciera más y más capaces. Pues nuestras capacidades y facultades —esto se aplica particularmente al alma—  deben ser el resultado de victorias; nuestra fuerza crece si superamos las dificultades. También en la esfera espiritual, nuestra fuerza aumenta por el hecho de que el mundo tiene, para empezar, un aspecto enigmático, ya que el esfuerzo que debemos hacer para resolver estos enigmas nos da fuerza, gradualmente nos hace más perfectos también considerando todo el curso de la evolución humana. No debemos tener miedo de que la vida se vuelva menos interesante por el hecho de que los enigmas presentados por el mundo físico se resuelven en parte al obtener una visión del mundo espiritual. En cada esfera de la vida hay enigmas, y cuando entramos en el mundo espiritual los descubrimos nuevamente, pero la experiencia que hemos adquirido al tratar de resolver, desde el mundo espiritual, los enigmas de la vida y del hombre conectados con el mundo físico, nos da, por así decirlo, la seguridad de que también los enigmas más profundos del hombre y del mundo, que solo aparecen en el mundo espiritual mismo, serán resueltos.

Un enigma especial es todo lo que experimentamos en forma de destino, entre el nacimiento y la muerte —todo lo que experimentamos en forma de destino. Esta palabra contiene muchas, muchas cosas. En nuestra conferencia pública[1]  ya hemos explicado que se puede arrojar una cierta cantidad de luz sobre la cuestión del destino si consideramos las vidas repetidas en la Tierra. Pero estos son los puntos de vista más generales. También es posible llamar la atención sobre conexiones más concretas. Supongamos, por ejemplo, que una persona ha perdido a un familiar muy querido. Este pariente era comparativamente joven cuando murió, por lo que el que se quedó atrás tuvo que pasar por una vida considerablemente larga en la Tierra sin él. Podemos ver de inmediato que, si nos enfrentamos a un pensamiento similar, surge algo ante nuestra visión espiritual que debe constituir un problema de destino para muchas personas. Ahora debemos tener en cuenta el hecho de que la ciencia espiritual está realmente en condiciones de arrojar luz sobre tales problemas. Sin lugar a dudas, cada caso tiene su aspecto individual. Pero solo el estudio científico-espiritual de casos individuales puede darnos una cierta comprensión de los misteriosos procesos de la vida humana.

Podemos, por ejemplo, hacer la siguiente experiencia: alguien ha muerto en su juventud, ha sido arrancado de sus familiares. Ya les he explicado que a través del hecho de que los seres humanos entran en relación entre sí a través de sus cuerpos físicos, surgen otras conexiones, que son mucho más amplias que las que dependen de nuestra existencia dentro de un cuerpo físico. Y surge una conexión mucho mayor si vivimos diez, veinte, treinta o cuarenta años con otra persona, ahí se desarrolla una esfera de una fuerza mucho mayor que la que surge entre estos dos seres humanos en el mundo físico. Si volteamos la mirada clarividente sobre estas conexiones, descubriremos en muchos casos que las otras relaciones que surgen son de tal tipo que, por su propia naturaleza interna, necesariamente exigen la continuación resultante de la pérdida, tanto en lo que respecta a la persona que se ha quedado atrás en el mundo físico, como la del que ha pasado por el portal de la muerte al otro mundo, al mundo espiritual. El que se ha quedado debe soportar la pérdida. De manera abstracta, podríamos decir que ha perdido a un ser humano querido, que desapareció de su vista en un momento en que nunca pensó perderle. Tal vez esta pérdida pueda tener alguna triza de esperanzas de una vida futura en común, aquí, en el mundo físico; planes y esperanzas para el futuro pueden haber sido destruidos. Estas experiencias forman parte de la vida; pero también forman parte de todas las experiencias en común que podemos tener dentro del cuerpo físico. El hecho de que el dolor y la tristeza se agreguen a las experiencias que hemos compartido con un amigo fallecido cambia las relaciones que solo podrían desarrollarse a través del hecho de que ambos hemos vivido en un cuerpo físico.

Al igual que nuestras experiencias diarias, las experiencias que tenemos cuando nos enfrentamos en nuestros cuerpos físicos, fluyen hacia la corriente del karma, hacia la corriente progresiva de la evolución, por lo que los sentimientos que surgen de nuestras impresiones de dolor y tristeza se agregan a lo que se ha experimentado día a día. Todas las impresiones y sentimientos que experimentamos de esta manera se suman a las experiencias que hemos realizado durante nuestra vida en un cuerpo físico. Esto se ve desde el punto de vista de quien se queda atrás, en el mundo físico.

Quien ha pasado al mundo espiritual, tiene un punto de vista algo diferente. Su asociación con aquellos a quienes ha dejado atrás no disminuye por el hecho de que se ha ido al mundo espiritual. De hecho, aquellos que realmente son capaces de investigar los mundos espirituales en relación con casos concretos se darán cuenta de que el que está del otro lado tiene una conexión más intensa con las almas que se han quedado atrás, una conexión más íntima de lo que fue durante la vida en un cuerpo físico.

 Con frecuencia vemos que esta conexión más íntima surge para completar de la manera correcta el círculo de conexiones recíprocas que se ha formado aquí, en el mundo físico. Si investigamos las cosas de una manera realmente positiva, a menudo haremos el siguiente descubrimiento: Veremos cómo los seres humanos se unen aquí, en el mundo físico; bajo el umbral de la conciencia esto da lugar a una cierta esfera de intereses relacionados con sus relaciones recíprocas. Si estas personas hubieran permanecido juntas en el mundo físico durante más tiempo, la conexión que surgió del fundamento del karma de sus vidas anteriores no podría haberse profundizado con suficiente intensidad. En muchos casos, la persona que ha pasado por el portal de la muerte provoca esta profundización requerida por el karma. La provoca mientras que las almas que están íntimamente conectadas con él todavía habitan en la Tierra, y por el hecho de que está unido a ellas en el pensamiento, penetra y fluye a través de ellas, puede ahora provocar esta profundización requerida por el karma, que no podría haber sido provocada por las condiciones de vida que habrían surgido si no se hubiera muerto. Un verdadero cumplimiento del karma a menudo está relacionado con el hecho de que, por un lado, el dolor y la tristeza deben ser soportados en la Tierra, mientras que, por otro lado, se establecen conexiones más intensas con el pensamientos de aquellos que se han quedado atrás.

Si ahora trazamos el camino de la persona que se ha quedado atrás, si lo vemos pasar por el portal de la muerte algún tiempo después y si seguimos su relación con la persona que murió antes de él, descubriremos otra cosa. Veremos que muchas cosas han cambiado de acuerdo con la diferencia de tiempo entre los dos difuntos. Cuando entramos en el mundo espiritual, no es un asunto indiferente descubrir allí, por ejemplo, una persona que ha muerto simultáneamente con nosotros (tomemos este caso extremo) o, digamos, quince años antes. El hecho de que haya pasado un cierto período de tiempo en el mundo espiritual y que las experiencias por las que ha pasado estén ahora contenidas en el alma del que nos encontramos, traerá otra influencia, nos influirá de manera diferente y unirá el vínculo kármico de la manera correspondiente. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, el vínculo kármico se habría tejido de una manera diferente. Por lo tanto, todo lo que experimentamos con las almas que están estrechamente relacionadas con nosotros debe considerarse en conjunto como experiencias que se basan en nuestra conexión kármica con ellas. Y aunque el dolor y la tristeza no pueden disminuir a través del conocimiento de estos hechos y de la forma en que se interpenetran y entrelazan (a menudo he mencionado esto), debemos, sin embargo, decir que, desde cierto punto de vista, la vida humana, vista de esta manera comienza a adquirir un verdadero significado.

 Porque debemos tener en cuenta que, durante nuestra vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, cada situación en la que nos encontramos se desarrolla de tal manera que se hace justicia no solo a esta vida, sino también a todo lo que debemos contribuir a la evolución durante nuestras vidas sucesivas en la Tierra. Lo que comenzó con la tristeza que sentimos al perder a un pariente, un amigo o alguna otra persona estrechamente relacionada con nosotros, continúa, y esta continuidad aparece en la siguiente vida en la Tierra. En cierto sentido, cada resultado o efecto ya está contenido en la primera causa. No hay pérdida en la vida humana que no nos coloque de manera correspondiente en la corriente de las sucesivas vidas en la Tierra. Tal vez esto no alivie nuestro dolor en casos únicos, pero si vemos las cosas desde este ángulo, podremos extraer conocimiento de la vida.

Otro caso concreto que me gustaría mencionar (particularmente estos casos concretos pueden enseñarnos muchas cosas si podemos estudiar estas preguntas de manera continua) es el de un hombre cuya vida ha terminado repentinamente por algún accidente. Desde el principio, sentimos que debe haber una gran diferencia entre un hombre que pierde la vida por un accidente, al ser atropellado por un tren, o por alguna otra causa que viene del exterior, por alguna otra forma de muerte violenta, y un hombre que alcanza una gran edad antes de morir, o alguien cuya vida llega a su fin por enfermedad. También suponemos que debe haber una diferencia entre una vida que termina muy pronto a través de una enfermedad y una vida que termina después de haber alcanzado una gran edad. Por supuesto, los detalles difieren para cada caso individual, pero en general podemos observar ciertos puntos importantes que arrojan luz sobre estas cosas. Preguntémonos, sobre todo, ¿qué es la muerte violenta? Esta pregunta solo puede responderse si no contemplamos la muerte desde el punto de vista de nuestra vida física sobre la Tierra, sino desde el otro lado, desde el punto de vista de alguien que ya ha pasado por el portal de la muerte. En mis conferencias algunas de ellas que ya han sido publicadas[2], he mencionado el hecho de que la muerte se ve desde el otro lado del mundo en el que entra la persona que muere, como el evento más significativo de todos, el evento que continuamente le revela que ha sido privado de su cuerpo y que las victorias de la vida nunca cesan. La contemplación directa de la muerte desde el otro lado, esta visión elevada, grande e ininterrumpida, también trae consigo una firme conciencia del Yo durante nuestra existencia entre la muerte y un nuevo nacimiento. Así como nuestra memoria nos proporciona una conciencia del Yo en esta vida al llevarnos de vuelta a un cierto momento definido de nuestra vida física, la contemplación de la muerte desde el otro lado, desde el lado espiritual, nos da nuestra conciencia del Yo entre la muerte y el nuevo nacimiento.

¿Cómo se mantienen las cosas si la contemplación de la muerte se produce por la circunstancia de un final violento y repentino de la vida? Visto desde el otro lado, una muerte repentina y violenta es una experiencia de largo alcance, una percepción de gran alcance y, aunque esto pueda sonar extraño, la investigación de estos hechos revela lo siguiente: Cuando ingresamos a los mundos espirituales a través del portal de la muerte, las condiciones del tiempo tienen una influencia diferente en nuestras experiencias anímicas que aquí en la Tierra, aunque hay muchas condiciones aquí que nos pueden recordar lo que ocurre de una manera mucho más abarcante entre la muerte y un nuevo nacimiento. Al tratar de explicar las principales cosas que deben tenerse en cuenta a este respecto, haré uso de una comparación que es evidente, sin embargo, solo si conocemos los hechos correspondientes relacionados con el mundo espiritual.

Quizás sepan que en nuestra vida física a menudo podemos hacer experiencias en el transcurso de unos días u horas, experiencias que significan para nosotros mucho más que las que de otro modo hacemos en el transcurso de meses e incluso años. Muchas personas pueden recordar algún evento importante de su vida que han experimentado aquí en el mundo físico en muy poco tiempo, sin embargo, este evento puede haberles dado una mayor cantidad de experiencia interna, mayores resultados de experiencia interna, que los eventos de meses o años completos. La gente a menudo expresa esto diciendo: «Nunca olvidaré lo que he experimentado en ese caso particular». Estas palabras simples a menudo contienen lo que acabo de caracterizar. Ahora, es un hecho que la impresión que recibe el ser humano debido a la circunstancia de que un mundo externo, un mundo que no le pertenece, le roba su cuerpo físico, que la percepción que obtiene a través de este evento en forma comparativa tiempo breve —incluso puede ser un momento— comprende, durante la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, una gran cantidad de experiencias que de otro modo se obtendrían durante el curso lento de una vida terrenal, experiencias a través de las cuales quizás hubiéramos pasado durante muchos años y décadas.  No quiero decir que comprende todo lo que hemos experimentado durante una vida terrenal; pero en el caso de ciertas fuerzas que necesitamos durante nuestra vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, de hecho, es así que las cosas que de otra manera podrían extenderse durante un período de tiempo más largo se concentran, se unen, incluso podemos decir en el espacio de un solo momento.

Es una experiencia completamente diferente ver, en nuestra subconsciencia, que la muerte se aproxima de tal manera que las fuerzas internas se destacan provocando la muerte desde dentro del organismo humano, o de tal manera que las fuerzas que de ninguna manera están conectadas con el organismo humano tiene una influencia sobre él. Este tipo de muerte solo puede explicarse de una manera verdadera y genuina si lo consideramos en relación con todo el curso de la vida humana a través de las repetidas vidas en la Tierra. De hecho, mis explicaciones en relación con la conciencia del yo después de la muerte y la contemplación de la muerte pueden mostrarles fácilmente que la percepción de la muerte en sí misma tiene un gran significado para la fuerza e intensidad de nuestra conciencia del yo entre la muerte y un nuevo nacimiento.

Las circunstancias que, desde el ángulo de la vida física, aparecen como una coincidencia no son en absoluto una coincidencia, sino que forman parte de un mundo de acontecimientos necesarios. Desde el punto de vista terrenal, puede parecer una coincidencia que alguien haya sido atropellado por un tren; visto desde el otro lado, el lado espiritual, esto no aparece como una coincidencia. Si desde el otro lado, desde el lado espiritual, hacemos la siguiente pregunta (permítanme usar esta expresión, que por supuesto es solo una comparación), «¿Cuál es el aspecto de una muerte tan violenta cuando se ve dentro de todo el complejo de la vida del hombre sobre la Tierra?» —encontraremos en todos los casos que en épocas pasadas de las repetidas vidas en la Tierra y de las vidas intermedias entre la muerte y un nuevo nacimiento, la persona que ha sufrido una muerte violenta ha desarrollado hasta el momento de su accidente con respecto al mundo espiritual una conciencia del yo que necesitaba un fortalecimiento, una intensificación. Y el fortalecimiento requerido se produce porque la vida física de este hombre no se cierra desde adentro, sino desde afuera.

Debemos tener en cuenta el hecho de que las conexiones con el mundo medioambiental que se producen en el alma a través de las fuerzas del pensamiento no son las únicas, ya que, por regla general, solo somos conscientes en casos muy excepcionales de la forma en que piensa nuestra subconsciencia. A menudo me han escuchado decir que nuestra actividad de pensamiento no termina con el umbral de la conciencia, ya que el ser humano tiene una actividad de pensamiento incesante en su subconsciencia, o también podríamos decir, en su supraconsciencia. Pero el ser humano no puede de ninguna manera darse cuenta de lo que esta forma de conciencia más amplia realmente significa para él. Podríamos preguntar a cada persona: «¿Por qué no te has encontrado con esto o con ese accidente esta mañana?» Porque habría sido posible en el caso de cada persona haberse encontrado con algún accidente. A veces nos damos cuenta hasta cierto punto de cómo están las cosas, pero rara vez somos capaces de ver toda la conexión. A veces podemos sentir una aversión por hacer cierta cosa; podemos salir de casa, por ejemplo, media hora más tarde, y luego podemos descubrir que mientras tanto ha ocurrido un accidente en el camino, un accidente con el que nos habríamos encontrado si nos hubiéramos ido media hora antes. En este caso nuestra subconsciencia ha estado activa, nuestra subconsciencia nos ha hecho merodear. Estas influencias subconscientes siempre están ahí, pero generalmente no podemos percibirlas.

Aquellos que pueden observar las condiciones del mundo desde el punto de vista espiritual son plenamente conscientes de que un hombre que está a punto de encontrarse con un accidente y cuyo buen genio, podría decir, no lo protege contra este accidente, que este hombre que se encuentra con un accidente es impulsado por la necesidad de su karma. Si este accidente no hubiera tenido lugar, tampoco habría tenido lugar otra cosa, a saber, lo que he caracterizado como el fortalecimiento requerido de su conciencia del yo, que debe realizarse de la manera descrita. Durante una vida particular en la Tierra, el ser humano entra a través del nacimiento en las condiciones particulares en las que se encuentra. Entra en estas condiciones, pero durante su última existencia entre la muerte y un nuevo nacimiento, ha observado que su yo es de cierta manera débil, que carece de fuerza. Está lleno del impulso de fortalecer su yo, y esto le lleva a las circunstancias que provocan su accidente. Así es como debemos ver las cosas. Y si lo consideramos desde el punto de vista del conocimiento científico-espiritual, veremos las verdaderas conexiones de la vida.

A menudo he enfatizado que los hombres no consideran suficientemente los cambios que han tenido lugar recientemente en el desarrollo del alma humana. La mayoría de las personas, particularmente aquellas que están infectadas con el aprendizaje moderno, piensan que hace muchos siglos la vida del alma humana era exactamente la misma que ahora. Esto está bastante equivocado. El lado más íntimo de la vida del alma ha sufrido un cambio, su carácter y actitud han cambiado por completo. Lo que la ciencia espiritual debe traer nuevamente a la superficie de ciertas fuentes en aras de una mejor comprensión de la vida, como ya se explicó, nos muestra que no hace mucho tiempo las almas de los hombres poseían un carácter más atávico y clarividente. Los seres humanos pudieron sentir, por así decirlo, las conexiones de la vida. Pero la humanidad progresa y sentimientos similares desaparecen. Al ver que durante el curso de la evolución el hombre ha perdido en parte su relación anterior con el mundo espiritual y que la está perdiendo más y más, se convertirá en una necesidad cada vez mayor para él recuperar el conocimiento de su conexión con el mundo espiritual a través de la investigación espiritual directa. Esto también está relacionado con el hecho de que la ciencia espiritual surge justo en el momento presente. En tiempos anteriores no era necesario, porque el alma humana no había alcanzado su etapa actual de desarrollo. Por las razones explicadas anteriormente, la ciencia espiritual será necesaria de ahora en adelante, y en el futuro será cada vez más necesaria.

Corroboremos esta afirmación con ciertos hechos concretos. Hoy en día solo hay un pequeño número de hombres que aceptan la ciencia espiritual durante su vida entre el nacimiento y la muerte. No digo investigación espiritual, sino ciencia espiritual —pensamientos e ideas aportados por la ciencia espiritual. Así aprenden algo sobre el mundo espiritual durante su vida entre el nacimiento y la muerte. Esto no está exento de importancia para la vida en la que entramos al pasar por el portal de la muerte.

El hecho que les explicaré ahora también ha surgido en nuestro tiempo presente. Cuando volvemos a épocas anteriores, encontramos que el hombre todavía poseía una antigua herencia con respecto a su conexión con el mundo espiritual. El hombre pasó por el portal de la muerte y debido a que tenía cierta relación con el mundo espiritual a través de sus sentimientos, a través de una clarividencia atávica y experiencias similares, su vida en un cuerpo físico tenía algo en común con la vida a la que ingresó a través del portal de muerte. Como el hombre sabía algo sobre el mundo espiritual (aunque este era solo un conocimiento instintivo) poseía más que una simple suma de pensamientos que le recordaban su vida en la Tierra después de haber pasado por el portal de la muerte. De ahora en adelante, será característico de las almas humanas pasar por el portal de la muerte de tal manera que se conecten con la Tierra solo a través de sus recuerdos. Recuerdan, por así decirlo, su vida terrenal, y todavía están conectados con ella porque después de la muerte, esta vida terrenal vive en su memoria. Este es estrictamente y radicalmente el caso de un hombre moderno que no puede tomar ideas sobre el mundo espiritual de la ciencia espiritual. Si toma estas ideas, formarán algo después de la muerte que le permitirá no solo recordar su vida terrenal, sino también tener una idea de ella. Las ideas espirituales que adoptamos antes de la muerte se transforman en facultades después de la muerte. Después de la muerte, se abren las ventanas por así decirlo, del mundo espiritual al mundo físico, y revelan lo que existe en el mundo físico porque aquí en la Tierra hemos adquirido pensamientos relacionados con el mundo espiritual. La ciencia espiritual, por lo tanto, nos permite llevar con nosotros ciertos resultados definitivos cuando cruzamos el umbral de la muerte.

Lo que adquirimos a través de la ciencia espiritual no es simplemente una reserva de conocimiento sin vida, sino un verdadero tesoro vital, algo que continúa viviendo cuando pasamos por el portal de la muerte. De hecho, la ciencia espiritual es un gran tesoro también en el sentido que les he explicado en varias ocasiones y debido a que la persona muerta vive en nuestros pensamientos conscientemente y por su propia voluntad, podemos hacer algo por los fallecidos por el hecho de que hemos asumido la ciencia espiritual. Esto también está relacionado con las explicaciones que he dado con frecuencia con respecto a la lectura a los muertos. El amigo muerto vive en nuestros pensamientos; Él mira nuestros pensamientos. Si estos pensamientos son del tipo resultante de una serie de pensamientos científico-espirituales, o si le decimos algo que sabemos o pensamos en relación con los mundos espirituales, los muertos se unen a los pensamientos que le enviamos desde la Tierra a través de la ciencia espiritual. Este enfoque de nuestros pensamientos sobre él forma el vínculo entre el aquí y el más allá y constituye la fuerza de atracción. Debido a que la ciencia espiritual está llena de vida, una fuerza viviente puede, por así decirlo, ser enviada hacia arriba, y esto es alimento para la persona muerta que está conectada con nosotros.

Vemos, por lo tanto, que la ciencia espiritual realmente de esta manera vence la muerte  del alma penetrándola en la vida. Se establece una comunidad de vivos y muertos, que de otro modo no podría existir en la actualidad en una forma tan intensiva, porque aquí en la Tierra estamos llenos de pensamientos tomados de la ciencia espiritual, y porque ofrecemos estos pensamientos, por así decirlo, a los muertos tornando hacia ellos.

La ciencia espiritual tiene, en todos los sentidos, una influencia viva sobre la vida, mientras que el conocimiento que se adquiere en el mundo físico en forma de ciencia ordinaria consiste en pensamientos que tienen un significado real solo durante el tiempo entre el nacimiento y la muerte. Durante la vida después de la muerte solo tienen el valor de los recuerdos y no poseen una influencia viva. Esta diferencia debe tenerse claramente  en cuenta.

También se debe considerar algo más al reflexionar sobre el significado de la ciencia espiritual para el presente y para la futura evolución espiritual del hombre. No solo lo que adquirimos aquí como ciencia espiritual y lo transmitimos a los muertos, no solo lo que pasa del mundo físico al mundo espiritual, sino también lo que traemos a través del portal de la muerte en forma de adquisiciones obtenidas a través del conocimiento espiritual, del mundo espiritual en la esfera terrenal. La esfera terrenal —no debemos perder de vista este hecho— se empobrece gradualmente a través de las fuerzas que provienen de la Tierra misma, fuerzas que los hombres desarrollan a medida que pasan por su vida entre el nacimiento y la muerte. La vida terrenal se volvería pobre si ninguna otra fuerza fluyera sobre la Tierra desde el mundo espiritual, excepto las que hasta ahora han descendido sobre ella.

En la actualidad, es desalentador ver cuán irreflexivamente viven las personas, sin notar el empobrecimiento gradual de la existencia terrenal. Este es un fenómeno que se puede observar no solo con respecto a la vida espiritual del hombre, no solo con respecto a la cultura, sino también con respecto al aspecto más denso de la vida física sobre la Tierra. En el excelente libro de Eduard Suess, El rostro de la Tierra, pueden leer que hubo una vez en que la Tierra presentaba un aspecto diferente: su superficie física era diferente. La Tierra ha sufrido, por así decirlo, un lento proceso de muerte en lo que respecta a su superficie, ya que esta superficie de la Tierra, la superficie física ordinaria de la Tierra, ya no contiene las mismas fuerzas que en épocas pasadas.

 

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Lo que ocurre en la vida física también ocurre en la vida espiritual. Como ya he dicho, a menudo es desalentador ver cómo las personas enfrentan esto sin darse cuenta. En lo que respecta a la vida espiritual, es así que cuando describimos el camino recorrido por la humanidad, debemos decir: a pesar del orgullo que impregna nuestro tiempo presente, parece que los pensamientos del hombre se vuelven cada vez más inertes, cada vez más muertos, e incluso más y más desconectados. Los hombres modernos están naturalmente muy orgullosos de su pensamiento, de hecho, ¡muchos maestros de griego piensan que son mucho más grandes que Platón cuando les explica a sus alumnos! Hebbel, el poeta profundo, escribió en su cuaderno (pero no llevó a cabo su plan) que tenía la intención de escribir un drama, con el personaje principal de Platón reencarnado, y que este seria castigado severamente por su maestro porque no podía entender a Platón durante una lección de griego. El hombre, de cierta manera, perdería la continuidad de su sistema de pensamiento si este no fuera renovado por pensamientos nacidos del conocimiento científico-espiritual. Puede sonar extraño hoy, sin embargo, es cierto: la fuerza intensiva que el hombre necesita para comprender sus pensamientos de la manera correcta, para que adquieran realidad, esta fuerza se vuelve impotente porque el hombre debe hacerse independiente, debe adquirir fuerzas propias. Por esta razón (puedo expresarlo de esta manera), los dioses y los seres espirituales que alguna vez han inspirado los pensamientos del hombre conectando su hilo de pensamientos, se han retirado y el hombre ahora debe traer independientemente a sus pensamientos un elemento vivo. Hará esto solo si no es demasiado orgulloso para asumir dentro de él esa vida que fluye de la ciencia espiritual.

Con nuestros sentimientos y con los impulsos de nuestra voluntad, pasa lo mismo que con nuestros pensamientos. Estos impulsos humanos volitivos, por ejemplo, se volverán cada vez más voluntariosos y obstinados (realmente podemos usar esta expresión), se separarán gradualmente del elemento común de la humanidad a menos que el alma esté inoculada con los grandes impulsos que abarcan lo que solo puede surgir de una contemplación de la conexión espiritual de las cosas físicas. Ahora he expresado verdades que tienen un gran peso en la evolución del futuro del hombre, pero estas verdades deberían unirse con las almas de aquellos que se ocupan de la ciencia espiritual. Porque la ciencia espiritual no solo debe ser una reserva de conocimiento sin vida que satisfaga nuestra curiosidad, sino que debe ser algo que busque penetrar en la conexión de las cosas que el hombre debe enfrentar en el futuro. Para lograr esto, será necesario tener una visión que nos permita ver el sistema de fuerzas que gradualmente se están paralizando y aquellas que deben ser sustituidas por otras. He dicho que las fuerzas terrenales del hombre se paralizarían si no llega ayuda del mundo espiritual. Lo que adquirimos a través del conocimiento científico-espiritual y lo que llevamos con nosotros a través del portal de la muerte, nos da, entre la muerte y un nuevo nacimiento, no solo el poder de moldear nuestra vida durante ese tiempo, sino también el poder que permite que las fuerzas espirituales desciendan a la Tierra. Esto tendrá que tener lugar en una medida creciente, para que los seres humanos que viven en la Tierra puedan recibir las fuerzas que descienden de las almas que son penetradas por el espíritu, almas que han pasado por el portal de la muerte y que devuelven lo que se han llevado con ellos de la Tierra, pero en una forma cambiada, de acuerdo con lo que ha sucedido por el hecho de que sus experiencias de la vida han entrado en el mundo espiritual.

Una forma de enviar influencias de lo físico al mundo espiritual es trabajar para los muertos al leerles, al enviarles pensamientos relacionados con la ciencia espiritual. Del mismo modo, también hay una manera de contribuir con algo al enriquecimiento físico de la evolución de la Tierra enviando desde el mundo espiritual lo que hemos adquirido durante nuestra morada en el mundo físico y lo hemos llevado al mundo espiritual al pasar por el portal de la muerte. Una peculiaridad a tener en cuenta es que el mundo físico puede recibir de nuevo cosas que han adquirido un aspecto cambiado por el hecho de que constituyen una riqueza espiritual que hemos adquirido durante nuestra vida física y que hemos llevado a través del portal de la muerte. En el mundo espiritual ha sufrido una metamorfosis y luego fluye nuevamente en esta forma transformada.

En lo que a nosotros respecta, siempre trabajamos sobre nuestro karma para que se cumpla entre el nacimiento y la muerte. Pero también trabajamos sobre el karma de la humanidad en su conjunto, y este karma consiste en la corriente de vida que fluye desde la Tierra y la corriente de vida que fluye desde el mundo espiritual. También trabajamos sobre todo este karma mundial con la ayuda de las fuerzas que desarrollamos entre la muerte y un nuevo nacimiento más allá de nuestros propios requisitos. Por lo tanto, podemos ver cuán necesaria es realmente la ciencia espiritual, cuán necesario es que la ciencia espiritual sea acogida y digerida por las almas humanas, no solo para el bienestar de las almas humanas individuales, sino también para el bienestar de todo el progreso de la humanidad aquí en la Tierra. En mi conferencia pública ya expliqué cómo trabajamos desde el mundo espiritual en nuestra vida futura en la Tierra. La forma en que gradualmente ingresamos antes del nacimiento en condiciones hereditarias a través de la corriente de las generaciones, y cómo participamos no solo en lo que nos concierne individualmente durante una vida futura en la Tierra, sino también en lo que concierne a la humanidad en su conjunto. Estos pensamientos que ahora pronuncio, en particular son pensamientos que deberían penetrar en nosotros y vivir en nosotros, pensamientos que deberían, podría decir, ser meditados porque nos colocan en un espíritu vivo y una conexión anímica con el mundo medioambiental.

Como contraparte, deseo mostrarles la actitud que todavía está siendo adoptada por el mundo con respecto a las cosas que se revelan particularmente por la ciencia espiritual, y cómo el mundo adopta un punto de vista que necesariamente provocaría lo que he caracterizado como un secado de pensamientos, como falta de continuidad, falta de conexión en los pensamientos humanos. Y las cosas correspondientes aparecerían en otras esferas. Particularmente, aquellos que ahora son los líderes en esta o en esa esfera contribuyen de manera directa, a través de su arrogante rechazo de cada conexión con el mundo espiritual transmitido por la ciencia espiritual, a la realización de esta grave situación, cuyo enfoque ya puede ser visto hoy, particularmente en lo que respecta al mundo de los pensamientos.

Traducción revisada por Gracia Muñoz en octubre de 2019

[1] [«Alma y cuerpo del hombre desde el punto de vista de la ciencia espiritual», pronunciada el 23 de octubre de 1916.]

[2] [Ver «El ser interior del hombre y su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento», conferencias pronunciadas en Viena, Pascua, 1914.])

https://lacocineradematrixvk.wordpress.com/2019/10/11/ga153c1-la-naturaleza-interior-del-hombre-y-la-vida-entre-la-muerte-y-el-renacimiento/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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