Del ciclo: Los impulsos internos de la evolución
Rudolf Steiner — Dornach, 18 de septiembre de 1916
Es extraordinariamente difícil hablar de las condiciones a las que se aludió en conferencias previas porque, en los tiempos más recientes, en nuestra época de pensamiento materialista, se carece en gran parte de las ideas y conceptos para hacerlo. Deben adquirirse primero a través de la ciencia espiritual. La información que puede ofrecerse se encuentra por lo tanto, más en el ámbito de las indicaciones. Además, hay una razón más, que está determinada por el desarrollo completo de nuestra cultura moderna. Esta razón adicional, que provoca ciertas dificultades al tratar las condiciones que permanecen ocultas al hombre moderno tras el umbral del conocimiento es que, en general, el hombre moderno se ha vuelto algo carente de coraje. Si se desea evitar realmente utilizar la palabra cobarde, no se puede decir de otra manera. Se ha vuelto débil de coraje. La persona moderna prefiere con mucho que su conocimiento le proporcione sentimientos hermosos y placenteros, pero eso no es siempre posible. El conocimiento puede llenarnos de satisfacción interior incluso cuando no transmite exactamente cuestiones placenteras, porque, bien, estas cosas desagradables corresponden a la verdad. En todo caso uno debería encontrar satisfacción en la verdad ya que incluso al contemplar las verdades más terribles uno pueda experimentar una especie de sentimiento de elevación. Como he dicho, no obstante, el hombre moderno es demasiado débil de coraje para eso; quiere sentirse elevado a su manera. Esto, también, se encuentra relacionado con los secretos de la existencia moderna que se harán más claros durante el curso de estudios como los emprendidos ahora.
Las facultades particulares de las que hemos hablado, es decir, el desarrollo de imaginaciones libres en nuestros pensamientos y actos, y una actitud hacia el mundo basada en el fenómeno primordial, sólo pueden ser adquiridas por el hombre moderno cuando se corre un velo sobre ciertos procesos que están sucediendo, cuando no se revelan fácilmente. Así, es también una parte necesaria de la evolución de la quinta época post-atlante, que el hombre no comprenda ciertas cosas que penetran en nuestro mundo sensorio desde los planos infra y suprasensibles. Los sucesos más importantes que se representan a nuestro alrededor ante nuestros propios ojos, en realidad, no son comprendidos en absoluto por el hombre moderno. En cierto modo, está protegido de comprenderlos porque sólo puede desarrollar adecuadamente las dos facultades mencionadas anteriormente bajo esta protección. Los fundamentos para su comprensión de estos sucesos, sin embargo, han comenzado a establecerse. Han progresado tanto, que la evolución no puede seguir avanzando sin que se haga referencia, con cierto cuidado y precaución, a estos asuntos.
El hombre moderno, con su experiencia de lo que sucede a su alrededor y de lo que él mismo hace y pone en marcha, no tiene sino débiles reflejos de lo que está avanzando y surgiendo en su propia naturaleza infrasensoria. En el mejor de los casos, emerge de vez en cuando en forma de imágenes oníricas aterradoras pero ellas, también, son débiles. Lo que está sucediendo en lo infrasensible es desconocido para el hombre actual, y en circunstancias normales conoce poco de lo infrasensible. Por debajo de lo que nosotros, las personas modernas, experimentamos en el alma, se encuentra algo que uno sólo puede describir como fuerzas de erupción. Puede compararse precisamente con el mundo que uno experimenta cuando está sobre terreno volcánico; ustedes sólo tienen que prender fuego a un papel para que se extienda el humo por doquier. Si a través del humo pudieran ver lo que está remolineando y bullendo abajo, se darían entonces cuenta de sobre en qué clase de terreno se sitúan realmente.
Lo mismo sucede con la vida moderna. Observamos que Ernest Renan escribe su Vida de Jesús, y la vemos como vemos una fumarola o paisaje volcánico. Vemos lo que David Friedrich Strauss escribe, y lo describimos como tranquilo y pacífico. Vemos lo que Soloviev escribe y lo describimos también como tranquilo y pacífico. Todo esto se haya escrito tranquilamente como si aún no hubiéramos prendido un trozo de papel para ver los impulsos eruptivos de la humanidad viviendo y actuando bajo el “suelo”.
Se ha dicho bastante realmente con estas pocas palabras. Sólo se necesita un concienzudo pensamiento sistemático para que vean que esto es así. Lo que describimos al final de nuestras observaciones de ayer, vemos que es como vivir sobre un volcán. Está, sin embargo, completamente de acuerdo con el propósito de la evolución el ver las cosas tan pacífica e inofensivamente. Eso es bueno porque debajo de esta paz e inofensividad se están desarrollando las facultades que necesitamos en la quinta época post-atlante. En la mayoría de la gente no se desarrollan conscientemente, aunque en la ciencia espiritual debe hacerse el esfuerzo para que sea así. Por ello, se hace necesario de vez en cuando indicar con cuidado y precaución las cosas de las que uno se hace consciente cuando prende fuego a un pedacito de papel. ¿Por qué es así todo esto? En primer lugar, porque los poderes ahrimánicos tienen algo bastante distinto in mente para esta quinta época. Durante la cuarta cultura post-atlante se quedaron enormemente desilusionados por la evolución romana, como describimos en las dos últimas conferencias. No alcanzaron su meta y por tanto han preparado ataques aún peores para nuestra quinta cultura, pues pretenden lograr de nuevo su propósito.
Ahora bien, ya he mencionado que hay algo que está viniendo a expresión desde dos lados, incluso geográficamente, que estallará como una tormenta en nuestra tranquila y pacífica evolución en esta quinta época post-atlante, predispuesta como lo está a la calma y la paz. Señalé una de estas direcciones cuando les conté cómo Genghis Khan fue inspirado por el sacerdote que había visto a un descendiente del “Gran Espíritu” de la antigua Atlántida. También indiqué cómo se lanzó un determinado ataque ahrimánico desde el Oeste a través de todo lo que siguió al descubrimiento de América. Ha sido superado en cierto aspecto pero continúa viviendo en ello como una fuerza opositora. Uno no debe pensar que las cosas que no se ven no están ahí. Porque lo que las fuerzas ahrimánicas tomaron bajo su control en el Hemisferio Occidental no surgió a la realidad física terrenal exterior, nuestra quinta época post-atlante se ha salvado de los primeros ataques. Pero continúa viviendo en una especie de forma espectral. Está allí y se imprime en los impulsos de los hombres. La gente no sabe nada de ello, sin embargo, y no son conscientes de que vive y se introduce en sus impulsos. Ahora es sólo por medio de situar imágenes paralelas como puedo realmente establecer los fundamentos para los conceptos que ustedes deben crearse y formarse gradualmente, para trabajarlos en meditación. No sería fácil encontrar conceptos en el acervo actual de ideas para explicar lo que vive realmente en los impulsos por debajo del umbral. Ellos ascienden, con total seguridad, hasta la vida anímica ordinaria, pero normalmente permanecen ocultos y no se perciben en la vida cotidiana.
Sobre el suelo del Hemisferio Occidental, que ahora se ha hollado, gracias al descubrimiento de América, han estado tomando forma gradualmente en el curso de los siglos pasados unas condiciones bastante especiales. La población que habitaba esas regiones estaba lejos de alcanzar las cualidades que se habían desarrollado mientras tanto en el Hemisferio Oriental de Europa y Asia. En Occidente vivía un pueblo que estuvo bastante alejado de las capacidades intelectuales que habían evolucionado en el Hemisferio Oriental, pero entre ellos existía un gran número de individuos que habían sido iniciados en ciertos Misterios. Antes del descubrimiento de América, había misterios de las más variadas clases en el Hemisferio Occidental y las enseñanzas que provenían de ellos tuvieron un gran seguimiento. Como un poder central único al que todos seguían y obedecían, se reverenciaba a una especie de espíritu espectral, un descendiente del “Gran Espíritu” de la Atlántida. Este espíritu había asumido gradualmente un carácter ahrimánico porque aún trabajaba con fuerzas que habían sido correctas en la Atlántida o que ya eran ahrimánicas allí.
Cuando el Atlante hablaba de su “Gran Espíritu”, lo expresaba, como hemos visto, en una palabra que sonaba algo así como la palabra “Tao”, que aún se preserva en China. Una contraparte ahrimánica, caricaturizada, apareció en Occidente como adversario del “Gran Espíritu Tao”, pero se hallaba todavía conectado con él. Actuó de tal forma que sólo podía hacerse visible por medio de la videncia atávica, pero dondequiera que desearan su presencia, siempre se mostraba a aquellas personas relacionadas con los extendidos misterios de este culto, para que pudieran recibir sus instrucciones y órdenes. Este espíritu era llamado con un nombre que sonaba algo así como Taotl. Taotl fue así una distorsión ahrimánica del “Gran Espíritu”, un poderoso ser que no descendió a la encarnación física. Muchísimos hombres fueron iniciados en los Misterios de Taotl, pero la iniciación era de un carácter completamente ahrimánico. Tenía un propósito y metas bastante definidas, que eran mecanizar y petrificar toda expresión de vida terrenal, incluyendo la humana, hasta tal grado que pudiera fundarse, por encima de la vida terrenal, un planeta especial luciférico, al que ya nos hemos referido anteriormente. Las almas de los hombres podrían ser extraídas hacia él, mediante la fuerza y la presión.
Como describimos ayer, lo que los poderes ahrimánicos se esforzaron en alcanzar en la civilización de Roma fue sólo un débil eco de lo que aquellos que, bajo el liderazgo de Taotl, se propusieron lograr, y esto en la más amplia y plena medida por medio de las más aterradoras artes mágicas. La meta que aspiraban lograr era hacer de la Tierra entera un reino de muerte, en el que se hiciera todo lo posible por erradicar la independencia y todo impulso interior del alma. En los Misterios de Taotl se iban a adquirir fuerzas que permitirían a los hombres establecer un reino terrenal completamente mecanizado. Con este fin, uno debía, por encima de todo, conocer los grandes secretos cósmicos que se relacionan con lo que obra y vive en el universo y revela sus actividades en la existencia terrenal. Ustedes ven, esta sabiduría del cosmos es, fundamentalmente en su redacción, siempre la misma, porque la verdad es siempre la misma. El punto es, no obstante, si se recibe o no de tal manera que se emplee correctamente.
Ahora esta sabiduría cósmica, que no era maligna intrínsecamente, pero que tenía sagrados secretos en su interior, fue ocultada cuidadosamente por los iniciados de Taotl. No se comunicó a nadie que no hubiera sido iniciado correctamente por el método Taotl. Cuando un candidato había sido iniciado de la manera correcta, las enseñanzas concernientes a los secretos del cosmos le eran impartidas. Ahora bien, era necesario que recibiera estos secretos a través de la iniciación con una actitud anímica muy definida. Tenía que sentir en sí mismo la inclinación y el deseo de aplicarlos sobre la Tierra de tal forma que establecieran ese reino de muerte, mecánico y petrificado. Era así como tenía que recibir los secretos. No se comunicaban excepto bajo una condición especial. No se impartía la sabiduría a nadie que no hubiera cometido previamente un asesinato de una manera determinada. Además, sólo se comunicaban ciertos secretos al candidato después del primer asesinato, pero se le impartían más secretos y más elevados después de cometer más asesinatos.
Estos asesinatos, sin embargo, habían de cometerse bajo condiciones bastante definidas. La víctima que iba a ser asesinada era situada sobre una estructura a la que se llegaba subiendo uno o dos escalones que había a cada lado. Esta estructura como de patíbulo, una especie de catafalco, estaba redondeada por arriba, y cuando la víctima era situada sobre ella, su espalda se arqueaba pronunciadamente. Esta especial manera de permanecer atado al catafalco (altar) proyectaba su estómago hacia el exterior de tal forma que con un corte, que el iniciado estaba preparado para realizar, podía ser destripado.
Esta clase de asesinato engendraba unos sentimientos definidos en el iniciado. Surgían sensaciones que le hacían capaz de utilizar la sabiduría, que se le impartía posteriormente, de la manera indicada anteriormente. Cuando el estómago había sido extirpado, era ofrendado al dios Taotl, de nuevo siguiendo unas ceremonias especiales. El hecho de que los iniciados de estos misterios vivieran para el propósito bastante específico que les he indicado, confería una dirección definida a sus sentimientos. Cuando los candidatos a ser iniciados habían madurado en este camino y habían llegado a experimentar su significado interno, aprendían entonces la naturaleza de la interacción mutua entre el que había sido asesinado y el que había sido iniciado. A través del asesinato, la víctima iba a ser preparada en su alma para luchar por ascender al reino luciférico, mientras que el candidato para la iniciación iba a obtener la sabiduría para moldear este mundo terrenal de tal forma que las almas fueran expulsadas de él. A través del hecho de que se formaba una conexión entre el asesinado y el iniciado –uno no puede decir “asesino” sino “iniciado”- era posible para el iniciado ser llevado con la otra alma; es decir, el iniciado podía abandonar la Tierra en el momento correcto.
Estos misterios, como ustedes admitirán de buena gana, son de una naturaleza de lo más repugnante. Ciertamente, están de acuerdo sólo con una concepción que puede llamarse ahrimánica en su más pleno sentido. No obstante, se iban a crear ciertos sentimientos y experiencias sobre la Tierra por medio de esto. Ahora bien, naturalmente la evolución terrestre no continuaría si, sobre una parte considerable de su superficie, la humanidad y sus ideales se extinguiera completamente. Los ideales en la humanidad, sin embargo, no se extinguieron lo bastante incluso allí porque se fundaron otros misterios diferentes que estaban diseñados para contrarrestar los excesos de los Misterios de Taotl. Estos eran misterios en los que vivía un ser, que no descendió a la encarnación física, pero que también podía ser percibido por hombres dotados de una cierta clarividencia atávica cuando estuvieran preparados. Este ser era Tezcatlipoca. Ese fue el nombre dado al ser que, aunque perteneciente a una jerarquía muy inferior a Jehová, estaba parcialmente conectado a través de sus cualidades con este dios. Actuó en el Hemisferio Occidental contra esos espeluznantes misterios de los que hemos hablado.
Las enseñanzas de Tezcatlipoca pronto escaparon de los misterios y se propagaron exotéricamente. Así, en aquellas regiones de la Tierra, las enseñanzas de Tezcatlipoca fueron en realidad las más exotéricas, mientras que las de Taotl fueron las más esotéricas, ya que se obtenían únicamente de la manera descrita anteriormente. Los poderes ahrimánicos querían “salvar” a la humanidad, sin embargo –estoy ahora hablando según lo pensaba Ahriman- del dios Tezcatlipoca. Se erigió contra él otro espíritu que, para el Hemisferio Occidental, tenía mucho en común con el espíritu que Goethe describió como Mefistófeles. Era ciertamente afín a él. Este espíritu fue designado con una palabra que sonaba como Quetzalcoatl. Fue un espíritu que, para este tiempo y esta parte de la Tierra, fue similar a Mefistófeles, aunque Mefistófeles manifestaba una naturaleza mucho más anímica. Quetzalcoatl tampoco apareció jamás directamente encarnado. Su símbolo era similar al caduceo de Mercurio que se encuentra en el Hemisferio Oriental, y fue, para el Hemisferio Occidental, el espíritu que podía diseminar enfermedades malignas a través de determinadas fuerzas mágicas. Podía inflingirlas sobre aquellos a los que deseara herir para separarlos del dios relativamente bueno Tezcatlipoca. Se prepararon así los poderosos ataques en Occidente que iban a efectuarse sobre el mundo de los impulsos humanos.
Ahora bien, en un determinado momento, nació un ser en Centroamérica que se impuso una tarea definida dentro de esta cultura. Los habitantes antiguos, originales, de México vincularon la existencia de este ser con una idea o imagen definida. Dijeron que había entrado en el mundo como el hijo de una virgen que le había concebido a través de poderes supraterrenales, en la medida en que fue un ser emplumado de los cielos el que la impregnó. Cuando uno hace investigaciones con los sentidos ocultos a su disposición, encuentra que el ser al que los antiguos mejicanos atribuían un nacimiento virginal nació en el año 1 DC. y vivió hasta los 33 años de edad. Estos hechos emergen cuando, como se ha afirmado, uno examina el asunto mediante medios ocultos. Este ser se impuso una tarea bastante específica.
Durante este mismo tiempo en Centroamérica nació otro hombre que estaba destinado por nacimiento a convertirse en un alto iniciado de Taotl. Este hombre había sido iniciado en sus encarnaciones terrenales previas como se ha descrito anteriormente, y a través del hecho de que había repetido muchas, muchas veces el procedimiento que involucraba la extirpación del estómago, que se les ha descrito y que no hay necesidad de repetir, se había equipado gradualmente con un elevado conocimiento terrenal y supraterrenal. Este fue uno de los mayores magos negros, si no el mayor que jamás pisó la tierra; poseía los mayores secretos que se pueden adquirir en este sendero. Se enfrentaba directamente a una decisión trascendental según se acercaba el año 30 d.C., es decir si, como un ser humano individual, iba o no a hacerse tan poderoso a través de la iniciación continua que llegara a conocer un determinado secreto básico. A través del conocimiento de este secreto hubiera sido capaz de dar un corte y un ímpetu a la evolución venidera del hombre sobre la Tierra, que la humanidad en la cuarta y quinta épocas post-atlantes hubiera sido arrojada a una terrible oscuridad, con el resultado de que la meta que los poderes ahrimánicos se habían estado esforzando por lograr en estas épocas, hubiera venido a la existencia.
Entonces comenzó un conflicto entre este supramago y el ser al que se le atribuyó un nacimiento virginal, y uno encuentra en su investigación que dicho conflicto duró 3 años. El ser del nacimiento virgen tenía un nombre que, cuando tratamos de trasladarlo a nuestra pronunciación, se aproxima a Vitzliputzli. Él fue un ser humano que, al contrario que todos los seres que sólo se movían en forma espiritual y que sólo podían percibirse a través de la clarividencia atávica, en realidad se hizo hombre, así continúa la historia, a través de su nacimiento virgen. El conflicto de tres años acabó cuando Vitzliputzli fue capaz de crucificar al gran mago, y lo crucificó no sólo para aniquilar su cuerpo, sino también para desterrar su alma, haciendo de este modo que sus actividades y su conocimiento fueran impotentes. Así el conocimiento asimilado por el gran mago de Taotl fue erradicado. De esta manera Vitzliputzli fue capaz de ganar de nuevo para la vida terrenal a todas aquellas almas que, como se ha indicado, ya habían recibido el impulso de seguir a Lucifer y abandonar la Tierra. A través de la poderosa victoria que obtuvo sobre el poderoso mago negro, Vitzliputli fue capaz de imbuir de nuevo a los hombres el deseo de la existencia terrenal y las encarnaciones sucesivas.

Nada sobrevivió en estas regiones de aquello que podría haber seguido viviendo si los misterios de Taotl hubieran fructificado. Las fuerzas que quedaron del impulso que vivió en estos misterios sobrevivieron sólo en el mundo etérico. Aún existen infra-sensiblemente, correspondiendo a lo que puede verse si, en la esfera del espíritu, uno pudiera quemar un papel sobre una fumarola. Las fuerzas están allí bajo la apariencia de la vida ordinaria, que es como la corteza superficial de un volcán.
Así, entraron en la formación de la quinta época post-atlante, por una parte, lo que provino del inspirador de Genghis Khan y, por otra parte, lo que siguió actuando como el espectro de los sucesos que habían tenido lugar en el Hemisferio Occidental. No quedaba más que un débil eco de esto cuando los europeos descubrieron América. Pero incluso en la historia ordinaria se conoce que muchos europeos que pisaron suelo Mejicano-Americano fueron asesinados por el sacerdocio decadente, que, aunque ya no tan maligno como en tiempos anteriores, aún extirpaba el estómago, como he descrito. Este fue el destino de muchos europeos que pisaron suelo mejicano tras el descubrimiento de América, y el hecho es conocido incluso para la historia.
La gente reverenciaba en Vitzliputzli a un ser Solar que nació de una virgen, como he dicho. Cuando uno lo investiga ocultamente, encuentra que fue el contemporáneo desconocido en el Hemisferio Occidental del Misterio del Gólgota. Uno puede, ciertamente, describir estas cosas superficialmente como gusta a la gente moderna para evitar producir dolor. Si, a pesar de todo, uno desea el verdadero conocimiento, debe echar un fugaz vistazo sobre estos hechos concretos del pasado, como lo hemos hecho hoy. Sí, cuando contemplamos el alma humana moderna, vemos cómo hacia abajo, en la dirección de lo infrasensible, y cómo hacia arriba, en la dirección de lo suprasensible, está expuesta a extraordinarios y serios peligros, y cómo las fuerzas actuantes permanecen ocultas. Aunque es bueno que sigan siendo desconocidas porque sólo de esta forma puede desarrollarse la quinta época post-atlante. Ahora debe levantarse el velo para que se le pueda añadir consciencia a lo que aún permanece inconsciente, porque ya ha pasado el tiempo suficiente desde que se descubrió América. De lo contrario, si la consciencia no entra gradualmente, estas fuerzas lograrían crecer en importancia, y las condiciones relativamente benéficas del tiempo de inconsciencia se invertirían y se convertirían en la maldición de la humanidad. Después de todo, muchas cosas, que en la forma en que han hecho su aparición han demostrado ser un beneficio, portan en sí la tendencia inherente a convertirse en una maldición para la humanidad.
Deseaba indicarles por medio de esta descripción la clase de cosas que están surgiendo y bullendo bajo la superficie. Ahora abandonemos esta región sub-terrenal y consideremos de nuevo la terrenal, pero sin tratar de hacer ninguna conexión inmediata con el pensamiento entre ambos reinos; podemos hacerlo posteriormente. Consideremos la cuestión de cómo esa extraordinaria y brillante Vida de Jesús de Ernest Renan, fue escrita de tal forma que Jesús es representado como un hombre que vagó sobre la Tierra como he descrito. Una personalidad tan dotada como Renan no fue consciente del trasfondo sobre el que escribió precisamente esta vida de Jesús. Tal trabajo fue escrito a partir de impulsos bastante definidos pero que permanecen en el inconsciente. Los impulsos a partir de los cuales se escribió este libro pueden considerarse colectivamente como un impulso o instinto fundamental que hasta ahora ha producido sólo lo que es bueno –dentro de ciertos límites, relativamente bueno- porque es un excelente trabajo en su clase. Muchas otras cosas se han hecho a partir de este mismo impulso. Sólo he escogido este ejemplo en la esfera del conocimiento, pero uno podría también escoger ejemplos de la vida. Aquí, sin embargo, uno entraría en esferas en las que la gente se irrita fácilmente.
El libro de Renan está escrito a partir de un impulso fundamental que trata de alcanzar un objetivo específico, es decir, observar de una manera puramente externa lo que conocemos como hombre, verle únicamente como es cuando se sitúa fuera en el mundo. He escogido este ejemplo de la vida de Jesús porque, impulsado por este instinto, Renan se aproxima aquí a la personalidad más sagrada de la humanidad y Le describe de tal forma que se sitúa ante nosotros sólo como mera personalidad exterior. Si continuase incrementando indefinidamente, ¿hacia dónde nos conduciría eventualmente este impulso natural? Nos conduciría a un punto en que los hombres ya no se sentirían inclinados a mirar en sus propias almas cuando observasen el mundo. Renan ha llegado tan lejos que ya no confía en sí mismo para mirar en su propio yo cuando habla de Cristo Jesús. Habla sólo de la figura histórica y se esfuerza en percibirla exteriormente. Esto proviene del instinto de perderse gradualmente en la humanidad, llegando así a ver a cada personalidad sólo exteriormente, no respondiendo ya a lo que se refleja en el alma propia desde otro ser humano.
Aquí, el impulso natural de la percepción del fenómeno primordial es llevado a un extremo: el mundo exterior va a percibirse sin perturbar la vida interior en modo alguno. El perfeccionamiento unilateral de este impulso apunta a una sociedad humana en que las personas sólo se observan exteriormente entre sí cuando se encuentran. En muchos aspectos el presente inmediato nos muestra lo lejos que ha llegado el impulso, porque ya está asumido actualmente, que la gente ha de ser entendida cada vez menos a partir de sus cualidades anímicas interiores y cada vez más de una forma puramente externa. El falso cultivo de la idea de “nación”, en particular, etiqueta a un hombre con la nacionalidad, una condición externa cuando se compara con la naturaleza anímica interna. Entonces es juzgado en relación con su nacionalidad y es de ese modo moldeado en la vida de tal manera que llega a ser contemplado sólo como alguien perteneciente a una determinada nación más que por su propio carácter y cualidades individuales. Esta es una de las fuerzas que rinde un gran servicio a su impulso natural. Mediante este impulso la humanidad terrenal tendería a encerrarse cada vez más dentro de fronteras nacionales, que se harían infranqueables en el futuro. Así, a partir de este primer impulso, surge la imagen de cada ser humano individual permaneciendo de una forma meramente externa en el mundo.
Ahora observemos el otro impulso. Sería tal que a través suyo solamente consideraría las experiencias interiores, sin prestar ninguna atención al hombre exterior y percibiendo sólo aquello que puede vivenciarse interiormente, lo que puede percibirse directamente en el alma. Si uno hace de este impulso un criterio de conocimiento en lo relativo a la figura de Cristo Jesús, entonces el interés en Su figura decaería naturalmente y se centraría solamente en el Ser de Cristo. Si este impulso se extendiese, no habría ningún interés en Jesús como figura histórica, sino solamente en el estudio del Ser del Cristo. Es el opuesto del otro impulso y él, también, está ahora luchando por generalizarse en la humanidad terrenal. Si lo lograra, la gente pasaría unos al lado de otros, meditando cada uno sobre sí mismo en el seno de una rica vida anímica. Pasarían unos al lado de otros sin sentir siquiera la necesidad de comprender el carácter individual de aquellos que les rodean. Todos desearían únicamente vivir en el hogar de su propia alma, por así decirlo. En la esfera del conocimiento este impulso inspiró a Soloviev en su tratamiento del Ser más sagrado de la humanidad. Él tuvo interés sólo en el Cristo y no en el Jesús histórico.
Ustedes pueden observar ambos extremos a los que el hombre moderno está tendiendo. Uno es el impulso, el instinto, de ver solamente el mundo desde el exterior, de llevar el fenómeno primordial hasta un extremo. El otro es concebir el mundo sólo interiormente en forma de imaginaciones libres. Todo esto se encuentra en sus comienzos y hasta el presente se ha desarrollado en formas admirables y benéficas, pero también tiene una fuerte tendencia a invertirse. Igual que La Vida de Jesús de Renan es una obra maestra de la descripción externa, del mismo modo las representaciones de Soloviev sobre el Ser de Cristo son las más elevadas que podían haberse creado en esta esfera en la actualidad. Son impulsos sanos. Sin embargo, representan el impulso que, en su cultivo unilateral, haría retroceder a cada hombre a su propio “hogar”.

En contraste, debe surgir un conocimiento a través de la ciencia del espíritu, un conocimiento que puede resumirse en dos frases; que me gustaría especialmente inscribir en sus almas hoy. La primera es: Un hombre nunca puede llegar a una vida interior personal realmente positiva, honrada y fuerte sin desarrollar el interés más afectuoso hacia otros hombres. Toda vida interior que busquemos será falsa y seductora si no va acompañada de un bondadoso interés por el carácter y cualidades de las otras personas. Deberíamos dar por hecho inmediatamente que nos encontramos interiormente como hombres cuando tomamos interés por las cualidades ajenas. Entrar amorosamente en las individualidades de otras personas, que se haya unido a veces con una profunda experiencia de la tragedia de la vida, es lo que puede llevarnos al autoconocimiento. El autoconocimiento que busquemos solamente por medio de la profundización en nosotros mismos, nunca será verdadero. Profundizamos en nuestra propia naturaleza interior al conocer a otras personas con un pleno interés. Pero esta afirmación como se ha expresado aquí ahora, implica algo que no puede llevarse a efecto directamente porque debe interactuar con la otra frase.
La otra frase es: nunca obtendremos un verdadero conocimiento del mundo exterior si no nos decidimos examinar lo universalmente humano en nosotros mismos y aprendemos a conocerlo. Por tanto, toda la ciencia natural de los tiempos modernos será una ciencia y un conocimiento puramente mecánicos, no verdaderos sino falsos, invertidos, a menos que se basen en el auténtico conocimiento del hombre. En la ciencia que fue descrita por mí como “ciencia oculta” en el libro La Ciencia Oculta, se buscaba el conocimiento del mundo exterior junto al conocimiento del ser humano. Encontramos lo interior a través de lo exterior, y lo exterior a través de lo interior.
Presentaré la próxima vez lo que queda por decir en relación con ciertos fenómenos actuales, según salen a la luz en otras obras como la llamada Vida de Jesús de David Friedrich Strauss. Hoy, sólo me gustaría añadir que cuando, hace dos septenios, comenzó a actuar nuestro impulso de formar un movimiento teosófico –el movimiento se convirtió posteriormente en antroposófico- la intención era que toda la actividad que transcurriera en este movimiento estuviera fundamentada sobre estos dos principios: Lo exterior debería encender el autoconocimiento; lo interior debería enseñar el conocimiento del mundo. En estas dos frases, o más bien en su realización en el mundo, reside el verdadero conocimiento espiritual de la existencia y el impulso para el verdadero amor humano, hacia un amor pleno de conocimiento. Debería buscarse la realización de lo que subyace en estas frases a través de nuestra Sociedad. Si en estos dos septenios hubiera llegado a suceder todo aquello por lo que se ha luchado, si los poderes opositores de nuestro tiempo, no hubieran sido tan fuertes como para entorpecer muchas cosas, entonces hoy yo hubiera sido capaz de hablar de ciertos secretos de la existencia de una forma bastante diferente de la que es posible hacerlo. Entonces esta Sociedad hubiera madurado lo suficiente para que se dijeran cosas hoy día en su interior que no podrían decirse en ningún otro lugar.
En ese caso, también existiría una garantía de que estos secretos de la existencia se hubieran salvaguardado en la forma correcta. Lo que ha sucedido en nuestra Sociedad ha demostrado, sin embargo, que es precisamente en el ámbito de salvaguardar cosas en lo que falla, falla a través de todo tipo de intereses contrarios que han atacado al movimiento. Realmente ya no existe hoy una protección, al menos, no una salvaguarda profunda de que lo que se diga entre nosotros no sea utilizado, y, como ha sucedido frecuentemente, revestido por muchas personas con tales sentimientos, de cualquier manera, que les plazca en el mundo exterior. Como esto es así, cuando examinamos la Sociedad, encontramos que, al mirar hacia atrás dos septenios, en muchos aspectos se ha quedado atrás. Tal introspección no debería conducir a una pérdida de coraje, sino conducirnos a estar descontentos por la complacencia en la posesión de un determinado grado de conocimiento, y también a desarrollar esa profunda seriedad en la vida que nos conducirá a aceptar la verdad en la forma en que debe comunicarse en nuestra época. Cuando es posible, para destacados miembros de nuestro movimiento que son escritores, pensar de la manera revelada recientemente, entonces está claro que deben ahora despertar en las almas de aquellos que se encuentran en nuestra Sociedad impulsos diferentes y más profundos que los que se han despertado hasta ahora. No nos unimos meramente para poseer agradables hechos del conocimiento. Más adecuado sería que nos uniésemos para desempeñar un sagrado servicio a la verdad en interés de la evolución de la humanidad. Entonces, ciertamente, el conocimiento correcto vendrá a nosotros. Entonces estos hechos no se verán retenidos por toda clase de prejuicios.
En cualquier caso, recibamos al menos en nuestros corazones este ideal de que incluso, quizás pueda surgir tal Sociedad, que es necesaria en el ancho mundo de prejuicios, una Sociedad que impregne y compenetre nuestros tiempos. Lo que estoy diciendo naturalmente no está dirigido en lo más mínimo hacia nadie en particular, ni hacia una sola alma entre nosotros. Su intención es únicamente recalcar el ideal de conocimiento en nuestra época, el ideal del servicio a la humanidad que deberíamos reconocer como necesario. Con el mismo calor con el que hablé aquí hace unos ocho días. Me gustaría de nuevo enfatizar lo que no debe olvidarse en nuestro círculo, es decir, ¡que es esencial para la humanidad moderna que exista un grupo de personas, a los que les sea posible hablar de la manera más abierta y sincera del contenido completo de la verdad que necesita revelarse hoy, sin excitar emociones perjudiciales! Debemos aceptar como nuestro Karma que la enemistad ha levantado su cabeza en nuestro círculo, enemistad desde sentimientos, ideas y costumbres poco inteligentes, de la época. No deberíamos engañarnos ni un solo momento: este es nuestro karma. Entonces, a partir del conocimiento mismo de ello, surgirá el impulso hacia lo correcto. En particular, no debemos olvidar, tan a menudo y tan rápidamente, lo que recibimos, ni dejar que tanto de lo que es expresado en frases concisas abarcando verdades explicadas separadamente, simplemente pase por encima de nosotros. Preservemos más bien todo ello en nuestros corazones. En nuestro círculo el anhelo de olvidar a menudo lo más importante de todo, se encuentra ampliamente difundido. Así que aún no nos hemos convertido en la Sociedad orgánica viviente que necesitamos, o mejor dicho que la humanidad necesita. Para lograr esto es necesario, por encima de todo, que adquiramos una memoria para lo que podamos aprender a través de la vida en la Sociedad (Antroposófica).
Traducido por Luis Javier Jiménez Ordas