Del ciclo: Una Cosmología esotérica
Rudolf Steiner — París, 26 de mayo de 1906
El propósito de esta conferencia es ampliar y profundizar lo que se dijo en la conferencia anterior.
La diferencia entre las Hermandades Ocultas antes y después del Cristianismo es que, antes del advenimiento del Cristianismo, su principal misión fue proteger la tradición sagrada; después, fue la de formar y moldear el futuro. La Ciencia Oculta no es abstracta y muerta sino activa y viva.
El ocultismo cristiano se deriva de los maniqueos cuyo fundador, Manes, vivió en la Tierra trescientos años después de Jesucristo. La esencia de la enseñanza maniquea se relaciona con la doctrina del bien y del mal. En el pensamiento ordinario, el Bien y el Mal son dos cualidades irreductibles, una de las cuales —el bien— debe destruir a la otra —el mal. Para los maniqueos, sin embargo, el mal es una parte integral del cosmos, colaborando en su evolución, para finalmente ser absorbido y transfigurado por el Bien. La gran característica del maniqueísmo es que estudia la función del mal y del sufrimiento en el mundo.
Para entender el desarrollo de la humanidad, debe ser visto en toda su gama. Solo así podemos ver su alto ideal. Creer que un ideal no es necesario para la acción es un gran error. Un hombre sin ideales es un hombre sin poder. La función de un ideal en la vida es como la del vapor en un motor. El vapor comprende en una pequeña área una vasta extensión de «espacio condensado» —de ahí su tremendo poder de expansión. El poder mágico del pensamiento es de la misma naturaleza. Ascendamos entonces al pensamiento del ideal de la humanidad en su conjunto, guiados por el hilo de su evolución a través de las épocas del tiempo.
Sistemas como el de Darwin también están buscando este hilo conductor. La grandeza del pensamiento darwiniano no se discute, pero no explica la evolución integral del hombre. Solo ve los elementos más bajos, los inferiores. Así sucede con todas las explicaciones puramente físicas que no reconocen la esencia espiritual del ser humano. Las teorías de la evolución basadas completamente en hechos físicos, atribuyen al hombre un origen animal porque la ciencia ha establecido que en el hombre fosilizado falta la frente. El ocultismo, sabiendo que el hombre físico no es más que una expresión del hombre etérico, ve algo muy diferente. En el momento actual, el cuerpo etérico del hombre tiene prácticamente la misma forma que su cuerpo físico, aunque se extiende un poco más allá. Pero cuanto más nos remontamos en la historia, mayor es la diferencia de tamaño entre la cabeza etérica y la cabeza física. La cabeza etérica es mucho más grande. Especialmente esto fue así en el período de desarrollo terrenal que precede al nuestro. Los hombres que vivían en ese momento eran atlantes. De hecho, los geólogos están comenzando a descubrir vestigios de la antigua Atlántida, de los minerales y la flora de este antiguo continente ahora sumergido bajo el océano que lleva su nombre. Aún no se han descubierto los rastros del hombre, pero eso es solo una cuestión de tiempo. Las profecías ocultas siempre han precedido a la historia auténtica.
La parte frontal de la cabeza humana comenzó a desarrollarse en las razas europeas que siguieron a las de la Atlántida. El punto focal de la conciencia en los atlantes se encuentra fuera de la frente, en la cabeza etérica. Hoy se encuentra dentro de la cabeza física, un poco más arriba que la nariz.
Nifelheim o Nebelheim (la tierra de las brumas) en la mitología germánica es el país de los atlantes. En esa época, la Tierra estaba más caliente y todavía envuelta por nubes de vapor. El continente de la Atlántida fue destruido por una serie de diluvios, como consecuencia de lo cual la atmósfera terrestre se despejó, —entonces y solo entonces vino el cielo azul, la tormenta, la lluvia, el arco iris. Es por eso que la Biblia dice que cuando el Arca de Noé se detuvo, el arco iris, el «arco en la nube» fue una nueva muestra de la alianza entre Dios y el hombre.

El «yo» de la raza aria solo se podía realizar conscientemente cuando el cuerpo etérico estuviera centralizado en el cerebro físico. Hasta ese momento, el hombre no podía comenzar a decir: «Yo». Los Atlantes hablaron de sí mismos en tercera persona.
El darwinismo ha cometido muchos errores con respecto a la diferenciación expresada por las razas que realmente existen en la Tierra. Las razas superiores no han descendido de las razas inferiores; por el contrario, estas últimas representan la degeneración de las razas superiores que las precedieron. Supongamos que hay dos hermanos —uno de ellos es guapo e inteligente, el otro feo y aburrido. Ambos proceden del mismo padre. ¿Qué debemos pensar de un hombre que cree que el hermano inteligente desciende del idiota? Ese es el tipo de error cometido por el darwinismo con respecto a las razas. El hombre y el animal tienen un origen común; los animales representan una degeneración del único antepasado común, cuyo desarrollo superior se expresa en el hombre.
Esto no debe dar lugar a orgullo, porque solo gracias a los reinos inferiores las razas más altas han podido desarrollarse.
Cristo lava los pies de los apóstoles. Ese es un símbolo de la humildad del Iniciado frente a sus inferiores. El Iniciado debe su existencia a aquellos que no están iniciados. De ahí la profunda humildad de los que verdaderamente saben frente a los que no. El aspecto trágico de la evolución cósmica es que una clase de seres debe abatirse para que la otra pueda elevarse. En este sentido podemos apreciar la belleza de las palabras de Paracelso: “He observado a todos los seres —piedras, plantas, animales— y me parecen nada más que letras dispersas, siendo el hombre la palabra, viva y completa».
Los animales son pasiones cristalizadas.
En el curso de la evolución humana y animal, lo inferior desciende de lo superior.
Las contradicciones en el hombre, la forma en que los elementos se mezclan en él, constituyen su karma, su destino.
Así como el hombre se ha arrebatado del animal, así se arrebatará del mal. Pero nunca ha pasado por una crisis tan grave como la de la era actual.
El mal y el bien todavía están dentro del hombre, como en los días de antaño, los animales estaban dentro de él.
El objetivo del maniqueísmo es sublimar a los hombres para ser redentores.
El Maestro debe ser el servidor de todo.
La verdadera moralidad fluye de la comprensión de las poderosas leyes del Universo.
Traducido por Gracia Muñoz en Octubre de 2018.
[…] GA94c2. París, 26 de mayo de 1906 […]