GA351c8. Nueve Lecciones sobre las abejas.

Rudolf Steiner — Dornach, 15 de diciembre de 1923

Traductor desconocido. Editado por Pablo San Miguel para la Asociación Biodinámica de España.

English versión

 

¡Buenos días, señores!, hoy seguiré con las consideraciones que tenían que ver con la pregunta del señor Döllinger, si algún otro problema se plantea podemos tratarlo también. La última vez, para contestar a la pregunta del señor Döllinger, tomé como punto de partida las hormigas, cierto, podemos decir que abejas, avispas y hormigas son especies animales emparentadas.

Sin embargo, las costumbres que observamos en cada una son totalmente distintas, aquí la observación puede mostrarnos un montón de cosas, tocantes a la economía del Universo, porque cuanto más se estudia a estos animales, sus modos de vida, más se acerca uno a constatar, con que sabiduría se ha organizado el trabajo de estos animales, y todo lo que consiguen realizar. Os conté la vez pasada, como las hormigas ejecutan sus construcciones, como amontonan sea con tierra o con trocitos de madera muerta, en descomposición o aún dura, que mezclan con otras materias, se construyen sus montículos de tierra, habiendo en estos montículos toda clase de galerías, a lo largo de las cuales se desplazan colonias enteras en “procesiones”. Se las ve entonces, salir por los agujeros dirigiéndose por los alrededores, recogiendo lo que necesitan. Pero también se da el caso de que estos animales no edifiquen construcciones y aprovechen lo que encuentran en el mismo sitio. Supongan, por ejemplo, que se haya talado un árbol, la parte del árbol que ha quedado en tierra, puede servir para que una colonia de hormigas haga una cavidad, horade por todas partes galerías que conduzcan hacia el exterior, amontonen, tal vez, un poco de tierra encima, y vayan haciendo más galerías[1]. Estas, se encuentran todas conectadas entre sí formando un auténtico laberinto por el que se desplazan las hormigas, yendo por los alrededores, buscando todo lo necesario para su construcción y su alimento.

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Vean pues, señores, decir que todo esto es debido a su instinto, estoy de acuerdo en ello, pero no es decir gran cosa, porque cuando el animal no tiene un trozo de árbol a su disposición, edifica un montículo de arena, y cuando no encuentra un árbol apropiado se organiza de tal forma, que se evite el trabajo innecesario. El animal se regula según las circunstancias, y aquí se vuelve difícil afirmar que el animal tenga un instinto general, si fuese así, ese instinto acabaría por hacer las cosas, todas las cosas, conforme a él, sin embargo, el animal se regula dependiendo de las circunstancias exteriores, esto es lo importante. Aquí, esto no ocurre con frecuencia, pero cuando se viaja hacia el sur, las hormigas se convierten en una verdadera plaga. Imagínense una casa, en un rincón cualquiera y durante mucho tiempo, sus habitantes no se dan cuenta de nada, hay hormigas que se han instalado trayendo todo tipo de materiales de los alrededores, porciones de tierra, trocitos de madera, y se construyen en ese rincón donde en mucho tiempo no se hizo limpieza, una “pequeña casa”, que pasa desapercibida, y de ahí parten sus galerías hasta la cocina, hasta la despensa, según itinerarios muy complicados, y aquello que necesitan para alimentarse o para cualquier otro uso, lo van a buscar, allí, ocurriendo que en una de estas casas meridionales se encuentren atravesadas en todos los sentidos por estas galerías, seguramente, no se sabe que se vive sobre el techo de un “hormiguero”, uno no se da cuenta más que cuando se lo encuentra por casualidad, o cuando se ve que estas hormigas han “atacado” algo dentro de la despensa, es únicamente siguiendo el trazado de estas galerías, que se puede llegar a descubrir el punto de partida. Aquí tampoco se explica gran cosa invocando al instinto, porque, habría que decir: la Naturaleza ha depositado en este animal el instinto de edificar su construcción, muy exactamente en esta casa, es necesario que la construcción esté hecha de tal forma que se adapte precisamente a esta casa, estos animales, así lo veis, no actúan exactamente por puro instinto. En su comportamiento existe sabiduría, pero cuando observamos una hormiga aislada, nada se puede llegar a constatar que sea, particularmente dotada de sabiduría particular, en consecuencia, se deduce que no es una hormiga aislada la que posee inteligencia, sino el conjunto del hormiguero como tal.

Otro ejemplo es la colmena, es en conjunto que posee la sabiduría, y las hormigas que están en el hormiguero, no son ellas individualmente inteligentes, el modo de trabajo de estas colonias, es pues, extraordinariamente interesante. Pero hay cosas, todavía aún más interesantes, que se producen y quisiera deciros, existe una especie de hormiga, que procede de la siguiente manera, edifica en el suelo en un sitio cualquiera, una especie de muro, ahí es sobre elevado, traza entonces un círculo, y queda así la tierra alrededor, aquí la hormiga, se hace un agujero en el suelo, es ahí dentro donde están las hormigas. El edificio puede presentarse bajo el aspecto de un cono volcánico, en el interior se encuentran las galerías, que de ahí conducen a los alrededores.[2]

Estas hormigas, realizan entonces algo muy particular, destruyen con sus mandíbulas todas las hierbas y plantas que existen en los alrededores, a excepción de una sola y única especie de hierba, todas las demás que no pertenecen a esta especie las destruyen, de manera, que en medio se erige una especie de colina, y alrededor, parece que el suelo estuviera cubierto de piedrecitas, porque a consecuencia de que las hormigas destruyen todo, el suelo se vuelve más compacto, es entonces, tierra muy dura, quedando el hormiguero como rodeado de un “suelo pavimentado”, queda perfectamente liso, como el asfalto, pero más claro. Las hormigas van por los alrededores buscando una hierba determinada,[3] y se ponen a “cultivarla”, en cuanto el viento trae otras semillas se comen la planta en cuanto sobresale fuera de la tierra, la “tiran” fuera del territorio que han vuelto liso previamente, no creciendo en los alrededores más que esta única especie de hierba, es así como la hormiga ha instalado su “propiedad” y se pone a “cultivar” la especie de hierba que les conviene. Esta clase de hierba toma una apariencia muy diferente que la que se cultiva en el exterior (del círculo), porque la hierba fuera de este “dominio” crece en un suelo más blando presentando entonces, un aspecto bien distinto.

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Este suelo las hormigas lo vuelven muy duro, de tal forma que la hierba que crece, la hierba que las hormigas han sembrado, posee semillas muy duras, tan duras como piedras, si señores, se pueden encontrar estos hormigueros rodeados de una auténtica “propiedad agrícola”, hay hormigas cultivadoras[4]. Darwin, que observó particularmente este fenómeno, las llama así. Tenemos pues, todo alrededor una explotación, el suelo parecido a granitos de arroz pero muy duros, duros como piedras. Entonces, cuando todo está listo, las hormigas salen, cortan lo alto de la planta, y llevan los trozos así cortados al interior de sus casas, se quedan entonces en el interior durante cierto tiempo, no se las ve, aunque trabajan dentro del hormiguero, todo lo que no pueden utilizar, todas las briznas que adhieren a esos granos, tan duros, los seleccionan, y al cabo de un tiempo corren de aquí para allá, y echan fuera de su “huerto” todo lo que no puede servir, y no conservan en el hormiguero más que las semillas duras, que con sus mandíbulas, también muy duras, utilizan, por un lado para alimentarse y por el otro para extender sus construcciones, son verdaderas campesinas, mirando si pueden utilizar lo que se encuentran en los alrededores, lo que no les sirve para nada lo tiran fuera, al fin y al cabo los seres humanos no lo hacen tan diferente, para satisfacer sus propias necesidades son bastante habilidosas, estas hormigas cultivadoras. Esto es una manera de hacer, que lleva a preguntarse: ¿qué ocurre ahí abajo?, vean pues, es una especie de hierba totalmente nueva la que obtienen así, estos granitos de arroz, duros como piedras, tal como crecen ahí, no existen en ningún sitio, son las hormigas, ellas solas, que los producen, los transforman a su vez, ¿qué ha ocurrido exactamente?, antes de contestar a esta pregunta, consideremos la cuestión desde otro ángulo.

Si volvemos a las avispas, encontramos, como he dicho anteriormente[5], animales que ponen huevos en las hojas de los árboles, en su corteza, lo que provoca el crecimiento de estas “verruguitas”, en las cuales, las jóvenes avispas a su vez se desarrollan. Las cosas pueden también presentarse de otra manera, existen orugas que presentan aproximadamente este aspecto,[6] las conocéis todos, estas orugas tienen el cuerpo cubierto de una espesa capa de pelos, a estas orugas les puede ocurrir lo siguiente. Vienen una o varias avispas de una especie particular, que ponen simplemente los huevos sobre esta oruga. Cuando los huevos llegan a la madurez, nacen las larvas. Sabemos que las larvas son la primera forma en que aparecen también las abejas, y los demás insectos de esta especie. Sabéis que cuando se destruye un hormiguero encontramos los llamados “huevos de hormiga”, estos son de color blanco y se dan como alimento a ciertos pájaros cantores. Estos huevos de hormiga, no son verdaderos huevos, son crisálidas, son larvas de hormiga en realidad.

Lo que ocurre, cuando la avispa ha puesto sus huevos sobre la oruga es muy singular, ya os he hablado de ello. Las larvas que nacen son muy voraces, y hay muchas en cada oruga, estas larvas voraces obtienen su alimento del cuerpo de la oruga. Hay algo muy extraño, que ya os conté. Si una de estas larvas se pusiera a devorar el estómago de esta oruga, acabaría con las larvas de avispa de su interior. Si un órgano, como por ejemplo el ojo, o lo que sirve a la oruga de corazón, o de órgano digestivo, fuese atacado, la vida se pararía, estas pequeñas larvas de avispa, estas orugas tienen la inteligencia de no devorar, lo que las orugas necesitan básicamente para mantenerse vivas, pues solo devoran los órganos que no sufren, el animal así no muere aunque estén estropeados durante bastante tiempo, como mucho, se pone enfermo, y la larva de avispa puede continuar alimentándose. Resulta pues, una organización muy sabia que hace que las larvas no devoren aquello que podría matar a la oruga. Tal vez habréis visto alguna vez, como cuando las larvas llegan a su madurez, dejan el “abrigo”, salen del cuerpo de la oruga, y la oruga entera era una especie de “madre alimenticia”, que de su propio cuerpo, alimentaba a todas estas avispas. Entonces nacen, y siguen desarrollándose fuera para dar icneumones[7] y tomar ahora su alimento de las flores. Posteriormente, cuando llegan a su madurez, ponen a su vez huevos en las orugas de la misma especie. Podéis decir ahora, es una prodigiosa inteligencia la que obra en todo esto, y de hecho, ya os lo he dicho, cuando se observan estos hechos, se va de maravilla en maravilla.

Y ante esto, uno se queda maravillado y se pregunta entonces, ¿cómo se encadenan los elementos de este conjunto?, vayamos un poco más al fondo de las cosas, decía primero, hay aquí flores, que surgen de la tierra y crecen, ahí están también las orugas, veamos ahora como vienen estos insectos que se “hinchan” de flores y de orugas, y cuando se reproducen, vuelve a empezar el mismo proceso, y a nosotros los humanos nos parece en principio, que todo este mundo de los insectos podría no existir realmente. Cuando consideramos las abejas pensamos que nos dan miel, y es por ello que la apicultura es útil, pero esto es mirar las cosas desde el punto de vista humano, y si las abejas son ladronas al robar la miel de las flores, nosotros, los  humanos utilizamos la miel para alimentarnos, o incluso, como medicamento, todo ello para nosotros es altamente provechoso. Pero, desde “el punto de vista de las flores”, esto se presenta como si se tratase de puro robo, y que nosotros humanos, tomamos parte en ese robo, la pregunta es pues, la siguiente: el punto de vista de las flores se expresaría así: “hay en el mundo exterior ladrones, abejas, avispas y hormigas, estos ladrones toman nuestro jugo, y nosotras seríamos seguramente mucho más ricas si nos lo dejaran”, este es el punto de vista, que el hombre, generalmente, supone es el de las flores, y podéis a menudo oír a los ignorantes lamentarse, ¡hay pobres flores!, ¡hay pobres orugas!, estos horribles parásitos se alimentan de su sustancia, y hacen todo lo que pueden para robarles. La realidad es totalmente diferente, en efecto cuando uno se acerca a una flor, y ve posado un insecto, por ejemplo, una abeja que chupa de la flor, hay que decirse, ¿qué pasaría con la planta, si la abeja, la avispa o cualquier otro insecto, no viniese así a chupar el jugo?, ¿qué ocurriría entonces?, evidentemente, es más difícil contestar a esta pregunta que recurrir a esta historia de robo, pues para ello, hay que profundizar la mirada en toda la economía de la Tierra, y aquí no se puede forjar ninguna otra opinión si no se es capaz de una mirada retrospectiva, sobre los anteriores estados de la evolución terrestre.

La Tierra, en efecto, no ha permanecido siempre tal y como es hoy en día, si hubiese permanecido siempre como la conocemos, con su cal muerta, su cuarzo muerto, su gneis, su mica, sus rocas muertas, etc., si la Tierra hubiese estado siempre así, todo el conjunto que conocemos no podría existir, de ninguna manera. La gente que toma como punto de partida de su ciencia, las condiciones tal y como son hoy en día, se hacen ilusiones, “el edificio así construido no puede sostenerse”, el que busca los secretos, las leyes de la Tierra, ahí donde la ciencia actual las busca, es exactamente como un habitante de Marte que bajase a la Tierra, no tendría ningún sentido del hombre vivo, y simplemente se contentase con acercarse a una cámara mortuoria para ver los cadáveres, y la verdad es que no podrían existir muertos, si no hubiesen estado vivos primero.

El habitante de Marte, que no hubiese visto todavía al ser humano vivo, y no hubiese visto más que muertos, entonces podría decir, ahora comprendo que los muertos tengan esta forma, antes no lo comprendía porque no conocía al ser vivo, que existía anteriormente. De la misma forma, si se quieren conocer las leyes de la evolución de la Tierra, hay que remontarse a estadios anteriores. La Tierra, se ha transformado, era originalmente de otra forma, hubo un tiempo, en que las condiciones reinantes en la Tierra eran tales, que nuestras plantas e insectos no existían. Vean ustedes, existía algo que se puede comparar con la Tierra de hoy en día, y creciendo sobre esta tierra, formaciones análogas a las plantas, que se encontraban en continua transformación, adoptando diferentes formas, como las nubes. Había alrededor de la Tierra nubes como estas,[8] pero no eran nubes como las nuestras, que están muertas, al menos, aparentemente muertas, eran nubes vivas, como la planta viva de hoy en día.

Si os imagináis las nubes de hoy en día, tomando vida, y volviéndose verdes, tendréis una imagen del mundo vegetal de aquellos tiempos. En este sentido, más de uno de nuestros grandes científicos, llegan a los límites de lo cómico. Recientemente, podíamos leer en la prensa, una información increíblemente chistosa. Ahora, acaban de hacer un descubrimiento científico, totalmente al “estilo” de hoy en día, extremadamente divertido. Se han dado cuenta de que la leche preparada de una cierta manera es un buen remedio contra el escorbuto, que es una enfermedad muy dañina, entonces, ¿cómo procede un sabio de hoy en día?, analiza la leche, y encuentra que posee tales elementos químicos, ya os lo he dicho, que no se pueden alimentar ratas con estos componentes químicos, porque si se les dan solos, las ratas mueren irremisiblemente al cabo de breves días, eso es lo que contestaron los alumnos del profesor Bunge,[9] y dijeron: existe en la leche y en la miel una sustancia vital, la “vitamina”, lo sabéis, por el ejemplo que ya he citado una vez, es exactamente como si se dijese, cuando se es pobre, es que no se es rico, se dice de la misma manera, ahí dentro hay vitamina. Se ha realizado después, un descubrimiento importante, en la leche hay toda clase de sustancias, que llevan nombres muy “sabios”, y la leche preparada de una cierta manera, es un remedio contra el escorbuto.[10] Entonces, se ha buscado “según métodos muy sabios”, si estas sustancias se administran solas a los enfermos que padecen esta enfermedad, les curarían, pero ninguno de los componentes les curó, cuando estos componentes están reunidos en la leche, especialmente preparada, entonces, es cuando pueden curar el escorbuto. Tomado individualmente, ninguno cura, es el conjunto solamente el que cura. ¿Pero qué queda? Se pregunta el sabio, cuando se le extraen a la leche todos estos componentes, que quedan ahí, porque ahora los elimina todos, que estos componentes estén en un cuerpo etérico, esto no quiere admitirlo, los elimina todos por hipótesis, y ¿qué queda entonces?, respuesta: la vitamina, que se supone debe curar el escorbuto, no se encuentra en ninguno de estos componentes, pero ¿dónde se haya entonces? Y he aquí el “invento”, “se encuentra en el agua de la leche” puesto que no se encuentra en ningún sitio, entonces, lo que cura el escorbuto es el suero de la leche, (que antes hemos llamado agua).

Todo esto resulta increíblemente cómico, pero así es como se halla “sabiamente” presentada la cosa. Porque si el suero contiene la vitamina, toda esta ciencia llegaría al punto en que tendría que admitir, que las nubes del cielo, son seres vivos, deberíamos, en efecto, levantar los ojos hasta las alturas, y decir, en el agua, en todas partes, hay vitaminas, entonces, nos encontraríamos la Tierra, tal como fue en el pasado, pero es que este ya no es el caso hoy en día.

Había en aquellos tiempos, quisiera explicaros, algún tipo de vida vegetal, una cobertura vegetal viviente, y esta gran cobertura vegetal, estaba fecundada por todas partes, fecundada por su entorno, pues no había tampoco animales, con formas claramente delimitadas, no existían avispas, tampoco, que fueran a las plantas pero, de todo el entorno, solo venía una sustancia, dotada de vida animal, (dibuja un croquis[11]), así, nuestra Tierra conoció un estado, que se puede definir o describir, más o menos así: la Tierra, estaba rodeada de nubes, que eran portadoras de vida vegetal, a estas nubes, se acercaban otras nubes que las fecundaban y que eran de naturaleza animal. Del espacio cósmico irradiaba la animalidad y de la Tierra ascendía la vida vegetal.

Todo esto se ha transformado, las plantas de entonces, son ahora nuestras flores, de contornos bien delimitados, que surgen de la tierra, y ya no forman nubes, pero les ha quedado algo, quieren recibir una influencia que provenga de su entorno, aquí hay una rosa que crece, y una hoja y otra, y una tercera, llega ahora la avispa, se come un trocito de la hoja, y se la lleva a su nido como material de construcción, o como alimento para sus pequeños[12]. Como dije anteriormente, nuestros rosales ya no son nubes, se han vuelto formaciones con contornos, claramente delimitados, pero algo se ha quedado en las hojas y en las flores del rosal, que antiguamente vivía en él y estaba unido a la animalidad que le circundaba, este elemento se encuentra en el rosal, en cada hoja, y hay algo que no puede ser fecundado por el conjunto del medio ambiente, y vean pues señores, lo que las flores necesitan cueste lo que cueste, es de una sustancia que tiene también un gran papel en el cuerpo humano.

Porque, cuando examinamos un cuerpo humano, encontramos en él las sustancias más diversas, todas estas sustancias se encuentran en continuo proceso de transformación, pero finalmente, se transforman en algo que el cuerpo posee siempre en cierta cantidad, el ácido fórmico, el cuerpo humano necesita de este ácido. Si lo recogéis de las hormigas, si las exprimen se obtiene un jugo que contiene ácido fórmico y un poco de alcohol. Este jugo se encuentra en las hormigas y también en el cuerpo humano en una sutil distribución. Lo que ustedes comen durante su vida se transforma siempre en ácido fórmico, por supuesto no solo en eso, también hay otras sustancias, pero en menores cantidades. Éste ácido fórmico llena todo el cuerpo. Cuando ustedes se ponen enfermos y no tienen suficiente ácido fórmico, esto es muy perjudicial para el cuerpo, entonces tendrán tendencia a desarrollar gota o reuma. Él producirá demasiado ácido úrico y demasiado poco ácido fórmico.

Pues las hormigas contienen aquello que el cuerpo humano también necesita. Pero el ácido fórmico es además algo que se necesita en toda la Naturaleza. Ustedes no podrán encontrar corteza de árbol que no contenga algo de ácido fórmico. En todo árbol como en el cuerpo humano hay ácido fórmico. En todas partes, en cada hoja debe haber ácido fórmico. Pero no sólo debe contener ácido fórmico sino lo que está emparentado con el ácido fórmico que tienen las avispas y con lo que tienen las abejas que luego llegará a ser su veneno. Todos estos insectos son portadores de una sustancia venenosa. Si a uno le pica una abeja se produce una cierta inflamación, pero si le pica una avispa esto puede ser bien grave. Esta historia de las picaduras de avispas es algo realmente horroroso. Brehm[13] relata una escena graciosa en relación a cómo estos insectos han castigado a los hombres y animales

Fue de la siguiente manera: un joven pastor tenía muchas vacas pastando en la pradera, esa pradera estaba infestada con nidos de insectos. El perro pastor corría de un lado al otro. De repente ese perro pastor se vuelve loco y no se sabe qué le pasa, corre todo lo que puede hacia el arroyo cercano y se zambulle. Se sacude una y otra vez. El joven pastor muy consternado va en ayuda del perro pero desde orilla, sin zambullirse. Con tan mala suerte que pisa un nido lleno de insectos que lo pican como le ocurrió al perro. El pastor también corre como un loco y al final se lanza al arroyo. Debido a la ausencia del perro y del pastor comienza poco a poco a producirse un desconcierto entre las vacas, algunas pisan un nido de insectos, son picadas y enloquecen. Finalmente gran parte de la manada se encuentra en el arroyo enloquecida.

Estas picaduras de insectos nos pueden jugar una mala pasada. Todos estos animales contienen algo venenoso, aún si ustedes son mordidos por una hormiga se produce una pequeña inflamación porque esa hormiga vierte ácido fórmico en la herida. De manera que este ácido fórmico está presente en todo lo vivo en la dilución adecuada.

Mis señores, si no existieran hormigas, abejas y avispas que en realidad son las elaboradoras de estos venenos ¿qué pasaría? Pasaría lo mismo que con la reproducción de la humanidad si de repente desaparecieran todos los hombres y dejaran sólo a las mujeres en la Tierra. La humanidad no podría reproducirse porque faltaría el semen de los hombres. Si bien todos estos insectos tienen además semen, aun así, necesitan para su vida lo que proviene de estos venenos que son remanentes de lo que existía en el entorno de la Antigua Luna.[14] El veneno de abeja y de avispa y el ácido fórmico en fina distribución descendieron una vez sobre las plantas desde el Cosmos y ese remanente está presente aún hoy. Cuando van paseando y ven en algún lugar una abeja posada sobre un sauce o sobre una flor no digan que el insecto sólo robará algo a la flor, digan en cambio: mientras la abejita está posada sobre la flor chupando, la flor siente tal bienestar que hace fluir un jugo al lugar donde la abeja está chupando. Señores míos, ¡esto es muy interesante! Cuando la abeja chupa, la flor deja fluir su jugo hacia ese lugar y mientras la abeja le saca algo a la flor, el veneno de la abeja se incorpora al jugo de la flor. La avispa Cínife al picar también inyecta veneno, pero en especial cuando la hormiga se abalanza sobre troncos de árboles, etc. que ya no tienen vida, penetra en éstos el ácido fórmico. Cuando una hormiga llega a una flor la secreción de la hormiga se une con el jugo de la flor. Esto es necesario pues si no sucediera así, si no existieran estas abejas, avispas y hormigas que de continuo se acercan al mundo de las plantas y las muerden no llegaría hacia las flores el necesario ácido fórmico y los venenos necesarios. De manera que las flores se extinguirían después de un cierto tiempo.

 Lo mismo ocurriría, de hecho, para las orugas, morirían, acabarían por desaparecer, y entonces, ustedes dirán, no sería un daño importante, las especies de orugas se extinguirían sin más, y no pasaría nada. Pero, de estas orugas se alimentan los pájaros, y si seguimos, la Naturaleza entera está basada sobre las relaciones internas de este tipo.

Miren ustedes, las sustancias que comúnmente llamamos sustancias vitales (vitaminas) son sin duda las sustancias que el hombre aprecia, pero en realidad, solo las sustancias como el ácido fórmico son verdaderas sustancias vitales. Si el hombre se acerca a la Belladona encuentra en su interior un veneno que es una sustancia muy perjudicial. ¿Pero qué hace la Belladona? Recoge precisamente el espíritu proveniente del entorno cósmico; los venenos son recolectores de espíritu, por eso también son remedios. En el fondo las flores se enfermarán más y más, pero las abejas, avispas y hormigas, hacen continuamente de diminutos médicos que llevan el ácido fórmico que las flores necesitan para curar la enfermedad de manera que todo vuelva a estar de nuevo sano. Miren, estas abejas, avispas y hormigas no son simples ladronas, sino que al mismo tiempo aportan lo que a las flores les da la posibilidad de vivir.

Cuando vemos, por ejemplo, como las hormigas impregnan todo con su ácido fórmico, observamos ahí la economía de la Naturaleza, esto es algo grandioso. Siempre que se produzca algo, que sea necesario para la conservación de la vida, del Universo. Aquí, por ejemplo, tenemos un árbol, este posee una corteza, ella se descompone si corto el árbol,[15] aquí hay una corteza que se ha podrido, decimos entonces: dejemos esto descomponerse tranquilamente, nosotros observamos como este proceso se produce, y dejamos que se vaya descomponiendo en el bosque, ¡cuántas hojas y desechos se pudren en el bosque al cabo de un año!, lo dejamos todo pudrirse, pero en el Universo esto está organizado de forma distinta. Siempre existen hormigueros en su proximidad, el ácido fórmico que procede de ellos, penetra en el suelo del bosque. Cuando tenemos un hormiguero en el suelo de un bosque, es como si tuviéramos un vaso lleno de agua, ponéis en el agua una gota de una sustancia cualquiera,[16] y ella se disuelve inmediatamente, esparciéndose por todo el agua del vaso, por ejemplo, si añadís sal, toda el agua se torna salada de inmediato, de la misma forma, si tenemos un hormiguero en un bosque, inmediatamente se extiende el ácido fórmico por todo el suelo del bosque,[17] las materias en descomposición se impregnan de este ácido fórmico, así pues, no es solamente el interior de las plantas y orugas actuales, todavía vivas, en las que penetra el ácido fórmico, o el veneno de avispa o de abeja. Cuando la abeja se posa en la flor, esta aspira lo que recibe de la abeja, también ocurre esto en el suelo que está muriendo. De todo esto, no se puede adquirir el conocimiento más que por la Ciencia de lo Espiritual, porque la otra ciencia (la de lo material) no se preocupa de nada más que de aquello que la abeja toma de la flor, pero la abeja no podría posarse sobre las flores durante milenios, si no las hubiesen “cultivado”, comiéndolas con sus mandíbulas, y es así lo mismo, para la materia  muerta del bosque.

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 Imagínense esto, la ciencia, que solo juzga lo físico, tal como aparece hoy en día, admite que llegará un momento en el que la Tierra morirá completamente, y de hecho debería ser así porque un día se presentaría un estado de las cosas en que lo descompuesto lo invadiría todo, y entonces, la Tierra perecería, pero esto no ocurrirá, porque siempre que la Tierra se descompone, se impregna a su vez de lo que aportan abejas, avispas y hormigas, es cierto, las abejas no se lo aportan más que a las flores vivas, las avispas casi se lo aportan exclusivamente a estas flores, pero lo que aportan las hormigas bajo la forma del ácido fórmico, lo dan a la vez, a todo lo que está muerto o descompuesto, y así incitan a estas materias muertas a la vida, contribuyendo así, a que la Tierra en todo lo que posee en descomposición, siga viva. Podemos pues, admirar el espíritu, que se encuentra presente en todo este proceso. Cuando se observan las cosas más de cerca, se puede ver entonces, que todo reviste una gran importancia.

Consideremos ahora, estas hormigas cultivadoras, que instalan sus “huertecillos”, y preparan las plantas para modificarlas, respecto de cómo se presentan en su estado natural. El ser humano, no podría nutrirse de lo que estas plantas producen, porque si consumiese estos “granitos de arroz”, cogería extrañas enfermedades. Tendría en él, efectivamente, un exceso de ácido fórmico, además de romperse los dientes con esos granos tan duros, y durante un cierto tiempo, los dentistas tendrían mucho trabajo. Al poco, moriría sin remedio, por haber consumido estos “granos de arroz”, duros como piedras, que las hormigas obtienen de la manera que he descrito. Pero las hormigas, el conjunto del hormiguero, más exactamente expresado, “piensan lo siguiente”: “si simplemente vamos a buscar en la amplia Naturaleza, y si no sacamos de las plantas lo que hay en todas partes, no podremos almacenar en nosotros, suficiente ácido fórmico, y en consecuencia, no podremos devolver a la Tierra, más que un poco de este ácido, elijamos pues únicamente las plantas que podamos cultivar, de tal manera, que todo en ellas, sea compacto y duro como la piedra, y que de esta materia densa, extraigamos mucho ácido fórmico”, de manera, que estas hormigas que practican la agricultura, lo hacen para extraer la mayor cantidad posible de ácido fórmico, y son estas hormigas, las que a su vez, aportan la mayoría de este ácido a la Tierra, así es como todas las cosas y procesos se interrelacionan entre sí.

Entonces podemos observar, según he explicado, lo que son los venenos. Si provocan inflamaciones, o efectos análogos, son también, a su vez, remedios que actúan constantemente para impedir la muerte. La abeja adquiere, a los ojos de esta nueva visión, una gran importancia para que las flores se mantengan en buen estado, porque existe una profunda afinidad entre las flores y las abejas, y esta conservación de la vida, muestra, que cada vez que los insectos se expanden así por la Tierra, ésta a su vez se carga de veneno, este es el aspecto espiritual de las cosas. Cuando uno se pregunta: ¿cuáles son las relaciones de orden espiritual entre los hechos?, nunca pienso en contestarme con decir: las cosas son así o son asá, cito los hechos, y a partir de ellos, vosotros podéis juzgar por vosotros mismos, si esto contesta o no, a un sentido, porque los hechos se desarrollan exactamente de una manera, que permiten ver que en todas partes, en todo hay un sentido. Solamente, las gentes que hoy en día se titulan sabias, no hablan de este aspecto de las cosas que tienen un cierto papel en el mantenimiento de la vida. En nuestras regiones no se tiene esto en cuenta, pero, en cuanto se viaja hacia el sur, se puede escuchar a los campesinos, a las gentes sencillas, decir, con una sabiduría instintiva, estos hormigueros no hay que destruirlos, porque contribuyen a impedir que el proceso de putrefacción sea dañino, y aquellos que son muy “avispados”, en estas regiones, dicen todavía otra cosa. Cuando uno va paseando con ellos por el bosque, concretamente en un bosque donde se haya hecho una tala, y los arbolitos comienzan a crecer, estas gentes, (en ellos no es el cerebro, el que es inteligente), sino la nariz, porque se puede ser también inteligente por la nariz, allá donde los nuevos arbolitos tomarán el lugar de los antiguos, miran hacia un lugar, y dicen: pues bien, esta plantación va a salir muy bien adelante, aquí no huele a podrido, debe de haber algún hormiguero cerca, que demuestra lo útil que es.

Esta gente, sienten esto es por la nariz que son inteligentes. Y de esta inteligencia, procede más de un aspecto de la ciencia popular, que es muy útil. Por desgracia, la civilización moderna, no ha desarrollado más que la cultura cerebral, y de estos hechos que provienen del instinto, se han dejado de lado. Pero, a la vez, el instinto no es hoy en día, más que una palabra. Estos animales, concretamente cuando se asocian en colmenas, en hormigueros: en el fondo, todo esto lo saben, y en el origen de ello, existe una especie de olfato; y como ya hemos dicho, en más de un aspecto de esta ciencia instintiva, se encuentra la inteligencia del olfato, de la nariz.

[1] Ver dibujo de la pizarra nº 20.

[2] Ver dibujo de la pizarra nº 20.

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Aristida

[4] Ver la página 99 de este enlace: La inteligencia de las hormigas. Ver también: https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin

[5] GA348c2. Sobre la salud y la enfermedad, Volumen II — El cerebro y el pensamiento

[6] Ver pizarra nº 20.

[7] https://es.wikipedia.org/wiki/Ichneumonidae

[8] Ver dibujo de la pizarra nº 20.

[9] Gustav von Bunge 1844-1920.

[10] http://www.home-remedies-for-you.com/es/remedy/Scurvy.html

[11] Ver dibujo de la pizarra nº 20, abajo a la derecha.

[12] Ver dibujo de la pizarra nº 21, a la izquierda.

[13] https://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Brehm

[14] http://www.editorialrudolfsteiner.com/la-ciencia-oculta.html

[15] Ver pizarra nº 21, el dibujo del centro.

[16] Ver pizarra nº 21, el dibujo de la derecha abajo.

[17] Ver pizarra nº 21, el dibujo de la derecha arriba.